feed

SSR

viernes, 6 de julio de 2018

Generales Gallina


Por CÉSAR HILDEBRANDT
Extraído de "Hildebrandt en sus trece" (publicado el 2008)

El general Gallina va al megajuicio del gángster Fujimori y dice: “No me acuerdo”

“Nunca me enteré”

“¿Qué documento?”

“Yo hacía análisis de Inteligencia”

“¿Cómo iba a saberlo si no era mi área?”

“Eso ya se lo contesté al doctor Nakasaki”

El general Gallina era muy valiente cuando mandaba cavar sus fosas a las víctimas, o decidía volar con una granada una barraca de paisanos, o saludaba con voz de trueno a Hermoza Ríos en los desfiles militares. Era muy valiente con los desarmados y con los indefensos. Era un tigre con las viejas de Cayara, los churrupacos de Barrios Altos, los sindicalistas del Santa, el periodista de Los Cabitos.

El general Gallina desciende en sucesión vertical de Mariano Ignacio Prado y Ochoa, el huanuqueño general presidente que se fue de viaje en plena guerra con Chile, por un lado, y del general Atahualpa, que se dejó atrapar en plena plaza y permitió que un patán nos enseñara el castellano, por el otro.

El afluente mayor de este Amazonas gallináceo es don Mariano, por supuesto. Porque Atahualpa como que improvisó el miedo. Prado, en cambio, elaboró un miedo paciente y, casi se diría, magistral.

Su historia ha sido piadosamente preservada por los que mandan porque, al fin y al cabo, don Mariano es uno de los fundadores del Perú plutocrático aun hoy vigente. No se puede reconocer así nomás que el bisabuelo fue un traidor y que el árbol genealógico de la derecha peruana abunda en asaltabancos como Echenique y en huidizos raudos como los de algunas batallas por la defensa de Lima. La historia del Perú que se cuenta a los escolares narra sucesivas desgracias pero no nombra responsables. Como si la desgracia llegara con el clima como un maná invertido.

Chile nos declaró la guerra el 5 de abril de 1879, en plena presidencia de Mariano Ignacio Prado, la que había empezado el 2 de agosto de 1876. Al principio, hubo esperanzas. Pero con la pérdida de la fragata “Independencia” y del blindado “Huáscar”, en octubre de 1879, el mar quedó descubierto y el desembarco de las soldadescas del sur se vio como inexorable.

El 18 de diciembre de 1879, en plena guerra, con la flota chilena asomándose por el Callao, Mariano Ignacio Prado, el presidente de la República, el comandante de todos los ejércitos, el Director de la guerra, se va en secreto del país que debía defender hasta la última hora. Se va de noche y en secreto.

Deja al incompetente general Luis La Puerta como presidente. Y deja, para la Historia General de la Cobardía (todavía no escrita), la siguiente proclama:

“Conciudadanos: Los grandes intereses de la Patria exigen que hoy parta para el extranjero, separándome temporalmente de vosotros, en los momentos en que consideraciones de otro orden me aconsejan permanecer a vuestro lado. Muy grandes y muy poderosos son, en efecto, los motivos que me inducen a tomar esta resolución. Respetadla, que algún derecho tiene para exigirlo así el hombre que como yo sirve al país con buena voluntad y completa abnegación… Al despedirme, os dejo la seguridad de que estaré oportunamente en medio de vosotros. Tened fé en vuestro conciudadano y amigo”. Mariano Ignacio Prado. Lima, Diciembre 18 de 1879.”

Se va don Mariano y no dice por qué. Se va y no dice por cuánto tiempo. Se va a hurtadillas. Se va como se van los allanadores, los ladronzuelos, los donjuanes aventajados. Y después dirá que se fue en secreto “para evitar que lo supiese el enemigo, que a la sazón cruzaba con su flota por el Callao”. Y añade: “(Y también) para no caer prisionero, como habría sucedido en una de las veces que los chilenos abordaron el buque, si hubieran sospechado que yo iba en él”. (Declaración de Nueva York, 7 de agosto de 1880).

¿Y por qué se va?

Siempre lo repitió: para comprar él mismo, en persona, los blindados que nos hacían falta para restaurar el equilibrio naval. Los biógrafos alquilados por sus descendientes, los cobardes que encontraron en él un paradigma inconfesable, los generales Gallina de todas las épocas vienen de esa misma noche del 18 de diciembre de 1879.

¿Y logró algo esta madre de todos los Gallinas?

Por supuesto que no. En esa misma declaración neoyorquina admite: “Desgraciadamente nada he podido hacer todavía. Sin recursos, desautorizado y contrariado y enfermo como me encuentro, todos mis esfuerzos se escollan ante las dificultades que me rodean; no desespero, sin embargo; esas mismas dificultades son un estímulo más para insistir en mi propósito y mi trabajo”. Lo que no dice es que cualquier gestión para comprar armas o buques hubiese tenido que hacerse en Europa, no en Nueva York, desde donde trata de explicarse. Y lo que no aclara es que era imposible comprar armas a ninguna potencia una vez declarada la guerra, dada la declaración de neutralidad que Inglaterra alentó y cundió en todos los frentes.

Piérola toma el poder tras la huida de don Mariano. Piérola es valiente pero toma las peores decisiones porque tiene que prescindir de los jefes militares leales a Prado. Improvisa y yerra. Innova y hunde más al país. Prado no sólo se ha fugado sino que ha asegurado la derrota del Perú. Misión completa.

Sus biógrafos de alquiler dicen que el mismo día de la declaración de guerra, don Mariano renunció al generalato divisionario con que Chile –donde vivió varios años– lo había investido por su amistad especial. En efecto, don Mariano, como presidente de facto tras derrocar a Diez Canseco, había salvado a Chile del bombardeo de la flota española en 1866. Y lo había hecho con la mirada americanista que Chile parecía alentar también. Cuando la flota peninsular bombardeó Valparaíso, nuestra armada salió en defensa del vecino agredido. Chile no había encargado todavía la construcción de los blindados con que nos aplastaría trece años después.

Prado regresó al Perú sólo en 1886. Como en el Perú el olvido es siempre lo más conveniente, no fue juzgado. En 1899 dicen que empezó a sentirse mal. Entonces se fue a París, donde quiso morir y donde murió el 5 de mayo de 1901 a la muy noble edad de 75 años. Hubo discursos emocionados y bandas militares.

De esos sedimentos, de esa Taboada ancestral y oculta, vienen los generales Gallina, los que se arrodillaron ante Fujimori, el otro fugitivo, el de nuestra época. De allí vienen las sombras y los sarros. De allí proceden los salazar, los hermoza, los rivas y sus escribas subarrendados.

No hay comentarios.:

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

SUPPORT PERU AVANTGARDE////APOYA LA AVANZADA PERUVIANA

PROMO DEL CD DE FRACTAL

barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

...

...

realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

las cosas como son

las cosas como son II

las cosas como son II