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lunes, 25 de mayo de 2020

LLUVIA MIXTECA, LLUVIA OBSIDIANA

LLUVIA MIXTECAGriselda Sánchez (Lluvia Obsidiana)
ARTISTA: Griselda Sánchez.
WEB: Facebook
OBRA: LÍRIDAS: Fonografía de un Momento Fugaz.
PLUS: No.
FORMATO: Digital.
SELLO: No.
RELEASE: Abril 2020.
PAÍS: México.
Hace unos años, confluí con Griselda Sánchez siendo partes del Festival Tsonami de Arte Sonoro, en diciembre de 2017. Recuerdo que su pieza me llamó mucho la atención. Un “mixtape”, aunque collage sería mas preciso, de sonidos extraídos de la RADIO, su pieza, en aquél momento se llamó PALABRANDAR.
Griselda es conocida también por los pseudónimos de Lluvia Obsidiana o Lluvia Mixteca, también es periodista, productora radiofónica y paisajista sonora.
Hace unos días, compartió en sus redes un trabajo fonográfico tan sencillo como profundo, lleno de matices y de muchas complicidades, valorable por su simpleza que esconde matices tan complejos como una lluvia de estrellas en un firmamento apenas opacado por el neón de las lejanas ciudades, en pandemia.
LÍRIDAS, Fonografía de un Momento Fugaz, fue grabada en abril de 2020, en la sierra de Oaxaca, México. Es una fonografía más allá de un paisaje sonoro, entendido como la captación de los sonidos del entorno. Citando a Tito Rivas “Es un eco prolongado y sostenido de una situación, una porción de tiempo de algo puntual que sucede”. La fonografía más allá de captar un entorno sonoro, de capturar este entorno, persigue compartir la experiencia de quien graba. Es decir, tiene que ver más con la escucha que con el sonido, con un momento, con una situación, y LÍRIDAS, relata una experiencia vivida en el bosque templado de la Sierra Norte de Oaxaca.
La experimentación con sonidos es una tarea muy compleja, en diversas oportunidades pude escuchar la relativización de este acto, forma de investigar o de trabajar con la materia sonora, limitándola a conceptos reducidos, adjudicándoselas a “élites” de artistas o a quienes consiguen un software o un hardware de moda y se disponen a jugar con el nuevo “objeto”. Muy por el contrario, la tarea de experimentar con el sonido es parte de un trabajo complejo, arduo que va más allá de la música, cualquiera sea su etiqueta y que trasciende tantas fronteras como ideas puedas concatenar en una libreta de notas.
La interdisciplina es en esta tarea un factor vital para ello, los experimentadores sonoros de las (ahora intachables e intocables) vanguardias artísticas, tenían muy en claro, que abordar el sonido, solo podía realizarse haciendo una llamada a otra fuente artística, mirando el presente, observando y, principalmente, escuchando. De esa forma, el interés por recrear el entorno, a su propia manera, solo podía lograrse con esfuerzo y horas de trabajo, empatizando con la coyuntura, siendo parte del contexto, asumiendo un rol.
― Esta pieza forma parte de un proyecto más extenso, de investigación de doctorado que estoy cursando en Desarrollo Rural. El tema de investigación se llama “Canto a la Lluvia, Construcción de Territorios Sonoros”. En ella, exploro los sonidos que son característicos de un lugar, que forman parte de la identidad de los habitantes de un entorno y sobre todo, problematizando ¿qué sucedería si estos sonidos mutan o en casos extremos desaparecen?
Desaparecen por la entrada de proyectos extractivos como la minería o la deforestación de los bosques.
La comunidad donde estoy realizando esta investigación, se encuentra amenazada por la concesión minera de sus tierras, también por un avance en la explotación del bosque. Es así que pasé varias temporadas haciendo trabajo de campo y registrando el entorno sonoro de los diferentes espacios que dan sentido a su vida de forma comunitaria. Y con el tema de la pandemia que ahora azota al mundo, pues, me quedé mucho más tiempo haciendo trabajo en la comunidad. Las comunidades indígenas como medida de protección han cerrado el paso, haciendo filtros sanitarios para poder protegerse y entonces, también estamos en un periodo de siembra en que las familias se van a los diferentes ranchos a sembrar y sobre todo en este momento de certeza en el que no solamente está en juego la salud, también la alimentación de las personas, que hay un golpe económico para la gente, es que las familias han decidido seguir preservando con mayor fuerza sus formas de siembra y cultivo, estamos en la montaña, en temporada de siembra, en temporada donde no hay luz, señal de teléfono, rodeados de árboles de pino, de encino. Y a la vez de estar ayudando y aprendiendo la siembra de la Milpa,también estoy registrando los sonidos del bosque, sobre todo en las mañanas, los amaneceres, esto es el contexto en el que me encuentro grabando.
Lluvia ObsidianaGriselda Sánchez (Lluvia Obsidiana)

La Fonografía Persigue Compartir la Experiencia de Quien Graba

― Yo me encontraba en la montaña, en la Sierra Norte de Oaxaca cargando mi grabadora a todas partes cada vez que ayudaba con la siembra de la milpa con una familia campesina, también aprovechaba de hacer los registros de los paisajes sonoros. Muchas veces cuando registro, salgo a caminar y trato de capturar sonidos que me llamen la atención, pero últimamente me interesó más hacia la contemplación, puedo sentarme en un lugar y esperar a ver qué sucede, dejar la grabadora encendida y esperar que algo ocurra, a que algo me sorprenda sin estar buscando tanto. Puedo combinar esas dos cosas, caminar e ir ubicando si están sonando algunos pájaros, ardillas, un animal por ahí, algún sonido que sea característico, ir buscándolo o solamente sentarme y contemplar, esperar a que suceda. Así es como fue el proceso de construcción de LÍRIDAS, nada complejo realmente, en el que solo encendí la grabadora y nos fuimos caminando en el bosque, en la noche. Si había una intención, en la direccionalidad de los micrófonos, en los que me gusta escuchar las pisadas, las hojas de los pinos y encinos, me gusta que esté una plática (charla) en el fondo, puedo poner el micrófono más cercano a un primer plano en el que se escuche mucho mejor como cae el aguamiel, que es el líquido que sale del Maguey. Puedo mover los micrófonos, pero solamente dejando que las cosas sucedan. Nos sorprendió, eso sí, un momento mágico en el que, sin saber, nos tocó presenciar una lluvia de estrellas, la caída de un meteorito, una lluvia de meteoros y fue captado así, como si fuera una fotografía, pero en sonido. Hay diferentes elementos narrativos que tienen que ver con la voz y que nos sitúan en una fecha en un lugar, en un momento. Después, es una caminata que en realidad dura aproximadamente 1 hora desde el punto de salida hasta su llegada y donde se desarrolla toda la historia. Difícil que alguien mantenga la escucha durante tanto tiempo, entonces realicé una edición en el que recorté hasta dejar en 17 minutos esta fonografía, para que pueda ser escuchada en forma ágil. Cortando los momentos que a mi criterio me sonaron más interesantes. Eso, es parte del proceso.
A medida que entramos en LÍRIDAS, vamos asumiendo ser parte de ese recorrido que estamos escuchando. Ser unos caminantes más en ese paseo de montaña cuesta arriba. Sabemos que día es, escuchamos el crepitar de las hojas, el viento que acaricia la copa de los pinos y encinos, nos asombramos cuando levantamos la vista hacia el cielo y vemos la primera estrella fugaz y la consecuente lluvia de meteoritos. También dejamos descansar nuestro oído en el silencio para escuchar las respiraciones, las brisas, los mínimos movimientos de pies y el rozar de los brazos en la ropa. Somos parte de un entorno y como parte del contexto, somos parte de esta obra.
― Creo que el paisaje sonoro es un elemento importante para poder narrar, en efecto, a través de los sonidos del lugar, podernos ubicar en un contexto, en un tiempo, en un lugar, brindarnos ciertos elementos con la voz para saber la tonalidad de las personas que están ahí, del ambiente en el que se desarrolla esta pieza, en el que nos podamos imaginar y transportar hacia ese lugar acompañando al que graba, poder formar parte de esa pieza.
Griselda SánchezGriselda Sánchez (Lluvia Obsidiana)
― Creo que LÍRIDAS me enseña y que también es por ese motivo que quise compartirlo no solo con amigos, también con quienes puedan dar difusión y es que estamos muy agotados de noticias muy difíciles, de lo que está sucediendo con el COVID-19. Estamos agotados, llenos de miedo, con incertidumbre y quería compartir algo que estaba viviendo en la montaña, que es bien distinto a lo que se vive en la ciudad y que tiene que ver con la relación con la tierra, la alimentación, la energía de este universo y que fuimos muy afortunados de poder presenciar esta lluvia de meteoritos, esta lluvia de estrellas, sin saber o tener conocimiento de ella, a pesar de haber sido anunciado en las redes y en los medios. Nosotros estábamos totalmente desconectados y solamente nos tocó ser parte de éste momento mágico y eso es lo que yo quise compartir, sonidos de la naturaleza que creo que son sonidos que nos ayudan a transitar estos momentos, es una pretensión y espero que así sea. También reflexionar acerca de que nosotros somos unos tripulantes más, en esta nave llamada Planeta Tierra, que a la vez gira y se mueve en un universo tan gigante, que somos parte integral de la trama de la vida. Una trama constituida por seres visibles e invisibles, por hongos y bacterias, de esas que ahora tenemos tanto miedo y que ellas también forman parte de este universo infinito lleno de energía. Hay algunos grafitis en la calle que dicen “Las estrellas fugaces dicen que los fugaces somos nosotros” pues así, ese es el aprendizaje y eso es lo que quise compartir con esta fonografía.
Si gustan, pueden escuchar el podcast con la reseña en el RUIDO #07.
AUTOR: Franco Falistoco A.
CONTACTO: franco.falistoco [@] elruidoeselmensaje.com

ARTIST: Griselda Sánchez.
WEB: Facebook.
WORK: LÍRIDAS: Fonografía de un Momento Fugaz.
PLUS: No.
FORMAT: Digital.
LABEL: No.
RELEASE: April/2020.
COUNTRY: Mexico.
A few years ago, I joined Griselda Sánchez as part of the Tsonami Sound Art Festival in December 2017. I remember that her piece caught my attention. A “mixtape”, although collage would be more precise, of sounds extracted from the RADIO, her piece, at that time was called PALABRANDAR.
Griselda is also known by the pseudonyms of Lluvia Obsidiana or Lluvia Mixteca, she is also a journalist, radio producer and soundscaper.
A few days ago, shared in her networks a phonographic work as simple as it is profound, full of nuances and many complicities, valued for its simplicity that hides nuances as complex as a rain of stars in a firmament barely overshadowed by the neon of distant cities, in a pandemic.
― LÍRIDAS, Fonografía de un Momento Fugaz, was recorded in April 2020, in the mountains of Oaxaca, Mexico. It is a phonography beyond a soundscape, understood as the capture of the sounds of the environment. To quote Tito Rivas “It is a prolonged and sustained echo of a situation, a portion of time of something punctual that happens”. Phonography goes beyond capturing a sound environment, it seeks to share the experience of the recording. That is to say, it has more to do with listening than with sound, with a moment, with a situation, and LÍRIDAS, relates an experience lived in the temperate forest of the Sierra Norte of Oaxaca.
Experimentation with sound is a very complex task, on several occasions I was able to hear the relativization of this act, a way of investigating or working with sound material, limiting it to reduced concepts, assigning it to “elites” of artists or to those who get a software or hardware in fashion and are ready to play with the new “object”. On the contrary, the task of experimenting with sound is part of a complex, arduous work that goes beyond music, whatever its tag, and that transcends as many frontiers as ideas you can concatenate in a notebook.
Interdiscipline is a vital factor in this task. The sound experimenters of the (now impeccable and untouchable) artistic avant-garde were very clear that approaching sound could only be done by calling on another artistic source, looking at the present, observing and, above all, listening. Thus, the interest in recreating the environment, in its own way, could only be achieved with effort and hours of work, empathizing with the situation, being part of the context, assuming a role.
― This piece is part of a larger project, a PhD research project I am currently working on in Rural Development. The research topic is called “Song of the Rain, Construction of Sound Lands”. In it, I explore the sounds that are characteristic of a place, that are part of the identity of the inhabitants of an environment and above all, problematizing What would happen if these sounds mutate or in extreme cases disappear?
They disappear due to the entry of extractive projects such as mining or deforestation of the forests.
The community where I am carrying out this research is threatened by the mining concession of its lands, also by an advance in the exploitation of the forest. So I spent several seasons doing fieldwork and recording the sound environment of the different spaces that give meaning to their life in a community way. And with the issue of the pandemic that is now sweeping the world, well, I spent much more time doing work in the community. The native communities as a protection measure have closed the way, making sanitary filters to be able to protect themselves and then, we are also in a period of sowing in which the families go to the different ranches to sow and above all in this moment of certainty in which not only health is at stake, also the feeding of the people, that there is an economic blow for the people, is that the families have decided to continue preserving with greater force their forms of sowing and cultivation, we are in the mountain, in season of sowing, in season where there is no light, signal of telephone, surrounded by trees of pine, of oak. And at the same time that I am helping and learning the cultivation of the Milpa, I am also recording the sounds of the forest, especially in the mornings, the dawns, this is the context in which I find myself recording.

The Phonography Pursues Sharing the Recorder’s Experience

― I found myself in the mountains, in the Sierra Norte of Oaxaca, carrying my tape recorder everywhere I went, every time I helped with the planting of the cornfield with a peasant family, I also took advantage of making records of the soundscapes. Many times when I record, I go out for a walk and try to capture sounds that call my attention, but lately I’ve become more interested in contemplation, I can sit in one place and wait to see what happens, leave the recorder on and wait for something to happen, for something to surprise me without looking so hard. I can combine those two things, walk around and find out if there are any birds, squirrels, an animal out there, some sound that is characteristic, look for it or just sit and contemplate, wait for it to happen. That’s how the process of building LÍRIDAS went, nothing complex really, in which I just turned on the recorder and we walked in the forest, at night. If there was an intention, in the directionality of the microphones, in which I like to hear the footsteps, the leaves of the pines and oaks, I like to have a talk (chat) in the background, I can put the microphone closer to a foreground in which you can hear much better how the mead falls, which is the liquid that comes out of the Maguey. I can move the microphones, but only letting things happen. We were surprised, though, by a magical moment in which, without knowing it, we witnessed a star shower, a meteor falls, a meteor shower, and it was captured like that, as if it were a photograph, but in sound. There are different narrative elements that have to do with the voice and that place us in a date in a place, in a moment. Afterwards, it is a walk that actually takes about 1 hour from the point of departure to its arrival and where the whole story takes place. It’s difficult for someone to keep listening for so long, so I made an edition in which I cut to 17 minutes so that this phonography can be heard in an agile way. Cutting out the moments that sounded most interesting to me. That’s part of the process.
As we enter LÍRIDAS, we are assuming to be part of that journey we are listening to. Being a few more walkers on that uphill mountain walk. We know what day it is, we hear the crackling of the leaves, the wind caressing the tops of the pines and oaks, we are amazed when we look up to the sky and see the first shooting star and the consequent meteor shower. We also let our ears rest in the silence to listen to the breathing, the breezes, the slightest movement of feet and the rubbing of arms on clothes. We are part of an environment and as part of the context, we are part of this work.
― I believe that the soundscape is an important element to be able to narrate, in fact, through the sounds of the place, to be able to place ourselves in a context, in a time, in a place, to provide us with certain elements with the voice to know the tonality of the people who are there, of the environment in which this piece is developed, in which we can imagine and transport ourselves to that place accompanying the one who is recording, to be able to be part of that piece.
― I think that LÍRIDAS teaches me and that is also why I wanted to share it not only with friends, but also with those who can spread the word and that is that we are very tired of very difficult news, of what is happening with the COVID-19. We are exhausted, full of fear, with uncertainty and I wanted to share something that I was living in the mountain, which is very different from what we live in the city and that has to do with the relationship with the earth, food, the energy of this universe and that we were very lucky to be able to witness this meteor rain, this storm of stars, without knowing or having knowledge of it, despite having been announced on the networks and in the media. We were totally disconnected and we only had to be part of this magical moment and that is what I wanted to share, sounds of nature that I think are sounds that help us to go through these moments, it is a pretense and I hope so. I also wanted to think about the fact that we are just a few more crew members on this ship called Planet Earth, which at the same time rotates and moves in such a giant Universe, that we are an integral part of the fabric of life. A web made up of visible and invisible beings, of fungi and bacterias, of those that we are so afraid of now and that they are also part of this infinite universe full of energy. There are some graffiti on the street that say “The shooting stars say that we are the shooting stars” because that is the learning process and that is what I wanted to share with this phonography.
If you like, you can listen to the podcast with the review in NOISE #06.
AUTHOR: Franco Falistoco A.
CONTACT: franco.falistoco [@] elruidoeselmensaje.com



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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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