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miércoles, 17 de junio de 2020

SWANS




Los primeros Swans dieron un nuevo significado a la palabra "desafiante". Su música era aplastante, y ciertamente, al igual que Branca, empleaba el volumen como parte clave de la composición, pero a un ritmo tan lento que se convirtió en menos una tormenta eléctrica y más en un aplasta pulgares. Sus letras estaban cargadas de transgresión, mutilación, poder y explotación, y las líneas a menudo se repetían hasta que cualquier fragmento de humanidad se eliminaba por completo de ellas. Los Swans eran un furioso hervidero de banda: Lydia Lunch en cámara lenta pasada por una hoja de afeitar oxidada.

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"Empecé a trabajar canciones", recordó Gira de los primeros días. "Usaba los acordes que inventaba y, por lo general, solo me quedaba con uno de ellos por canción, forjando ritmos, más como un tambor que un bajo". Su primer espacio de práctica en Nueva York fue un búnker sin ventanas en una antigua iglesia pentecostal, adornado con imágenes de serpientes negras y un hombre con un gancho de carne. Aparentemente, un vecino furioso le regaló a la banda un pollo sin cabeza en protesta por el ruido impío que emanaba del interior. "Básicamente, al principio me quedé con la idea del ritmo y el sonido, sin preocuparme mucho por la melodía o cualquier otra cosa, excepto la ira", dijo Gira, "y cualquier poder que pudiera generar a partir del volumen, el sonido y las palabras".

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Más tarde, Gira profesó odiar la No Wave, pero como muchos de los que estaban dentro de ella, tenía experiencia en performance. Antes de mudarse a Nueva York, vivió en Los Ángeles y trabajó con Herrmann Nitsch, cuyo Orgies Mysterien Theatre exploró muchos temas que serían apreciados por el corazón negro de Swans. "Fue una actuación larga y extendida, no realmente una actuación sino más bien como rituales, que tuvo lugar durante cuatro o cinco horas", dijo Gira en 1997. "[Nitsch] tenía un cadáver de cordero, con cada pata unida a un cable, colgado de la habitación. Luego se realizarían una serie de rituales en los que niños saldrían en camillas y la sangre y las entrañas serían vertidas a través del cadáver y sobre los cuerpos de los niños", dijo Gira.

Los carteles de los conciertos de los Swans de esta época llegaron con la cita de Gira "Me gusta la idea de estar en una habitación llena de mazos". El álbum Filth se duplicó en bajo y batería y contó con la guitarra aniquiladora de Norman Westberg; cuando no estaba tocando la batería, Roli Mosimann golpeaba una mesa de metal con una correa de metal con cinta adhesiva (en la forma en que Kim Gordon se sentiría débil). Loops de cinta de sonidos sintetizados y recuerdos de ruido ralentizado se se sumaban a la claustrofobia. Los temas musicales y líricos continuaron e intensificaron en Cop de 1984 y el siguiente EP, Young God, que contiene la pista más infame de la carrera temprana de Swans, "Raping a Slave". Cada uno de estos lanzamientos fue colosal y se sintió irrepetible; eran feos, expresaban un tipo de misterio completamente carente de catarsis, y se sentían diez veces más de lo que realmente eran.


JEANETTE LEECH
FEARLESS. The making of post-rock
2016




Early Swans brought new meaning to the word "challenging". Their music was chest-crushing, and certainly -like Branca- employed volume as a key part of composition, but at such a slow pace that it became less a thunderstorm and more a thumbscrew. Their lyrics were loaded with transgression, mutilation, power and exploitation, and lines were often repeated until any shred of humanity was completely expunged from them. Swans were an angry boil of a band: Lydia Lunch on slo-mo down a rusty razorblade.. 

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"I started working out songs," Gira recalled of the early days. "I used chords I made up and usually just stuck to one of them per song, hammering out rhythms, more like a drum than a bass." Their first New York practice space was a windowless bunker in a former Pentescostal church, adorned with pictures of black snakes and a man o a meat hook. Apparently, one irate neighbour gifted the band a headless chicken in protest at the godless racket emanating from within.  "I just basically at first stuck to the idea of rhythm and sound, without much if any concern for melody or anything else except rage," said Gira, "and any power I could generate from volume and sound and words."

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Gira later professed to hating No Wave, but like many of those within it, he had experience of performance art. Before moving to New York, he lived in Los Angeles and worked with Herrmann Nitsch, whose Orgies Mysterien Theater explored many themes that would become dear to Swans' black heart. "It was a long, exteded performance -not really performance but more like rituals- that took place over four or five hours", Gira said in 1997. "[Nitsch] would have a lamb's carcass, with each leg attached to a cable, strung across the room. Then a series of rituals would happen where young boys would come out on stretchers and blood and entrails would be poured through the carcass and onto the boys' bodies," Gira has said.

Swans gigs posters of this era came with the Gira quote "I like the idea of standing in a room full of sledgehammers". The album Filth doubled up on its bass and drrums and featured Norman Westberg's annihilating guitar; when he wasn't drumming, Roli Mosimann bashed a metal table with a gaffer-taped metal strap (in the way that had made Kim Gordon feel wimpy). Tape loops of synthesized sounds and slowed-down noise ephemera added to the claustrophobia. The musical and lyrical themes were continued and intensified on 1984's Cop and the following EP, Young God, which contains the most infamous track of Swans' early career, "Raping a Slave". Each of these releases was a colossal and felt unrepeteable; they were ugly, expressing a type of mystery completely lacking in catharsis, and felt ten times longer than they actually were.


JEANETTE LEECH
FEARLESS. The making of post-rock
2016

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barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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las cosas como son II

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