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martes, 22 de septiembre de 2020

¡Cambio! Una compilación por Bielorrusia


Fotografía por Artem Podrez de Pexels

Admirando la infatigable resistencia que está demostrando la clase trabajadora en Bielorrusia, os pedimos difusión y solidaridad con la lucha obrera de ese país. Durante casi tres décadas, Bielorrusia parece haber sido un enclave de política y cambio social. Pero, realmente ha sido un país donde las prestaciones sociales más básicas fueron gestionadas por un dictador, que las utilizó para centralizar aún más su poder. Los derechos de autoorganización y la libertad de expresión han sido brutalmente reprimidos y erradicados.

Bielorrusia es un país con asesinatos políticos y de control de los sindicatos por parte de los aparatos del estado. Los dirigentes, encabezados por Alyaksandr Lukashenka, han ido amasando una fortuna y  disfrutado cómodamente de los privilegios que se  han concedido a sí mismos.  

 Así fue hasta agosto de este año, los falsos resultados de las elecciones se encontraron con protestas de todo el país que se saldaron con cientos de detenciones. En respuesta a la violencia estatal, las trabajadoras y trabajadores de más de 150 lugares de trabajo (incluyendo centrales eléctricas, fábricas de automóviles y tractores, empresas de la industria pesada y de precisión, hospitales, medios de comunicación, teatros, museos, etc.) convocaron una huelga  indefinida.

Exigen la liberación de los manifestantes detenidos y reclaman que se escuchen las reivindicaciones del pueblo. Hoy en día, miles de mujeres y hombres están detenidos en las cárceles de Bielorrusia. Las personas detenidas ha sido torturas y agredidas, y se han denunciado casos de violencia sexual cometidos por los agentes de policía en ambos sexos.

Las fuerzas del estado organizaron redadas, deteniendo a personas al azar. Hasta el momento se ha confirmado la muerte de al menos cinco manifestantes, aunque los movimientos sociales calculan que el número de muertos sea mayor. Al mismo tiempo, el estado ha impuesto una censura absoluta sobre culaquier información relacionada con los movimientos populares contra la violencia de estado y la dictadura vigente. Se han bloqueado períodicos, silenciado programas de televisión y radio, manipulado los telediarios de la televisión estatal y cortado el acceso a Internet.

La gente se está enfrentando a esta máquina de violencia y los intermediarios políticos se han limitado a ejercer el mínimo esfuerzo posible. Solamente se ha creado un Consejo de Coordinación, compuesto por representantes de trabajadores, funcionarios e intelectuales, para expresar la voluntad del pueblo de poner fin a la dictadura.  

Si alguien sigue dudando de que en Bielorrusia se esté dando una confrontación entre el capitalismo y el socialismo, la escala de la represión desplegada contra la sociedad demuestra, en última instancia, las relaciones de poder existentes. Se trata de un conflicto entre las demandas del pueblo por la autogestión, la igualdad y el derecho de las trabajadoras y trabajadores por la autodeterminación contra una dictadura paternalista y opresora que ejecuta un autoritarismo incontrolado.  

La CIT solicita todo el apoyo posible para el pueblo biolorruso. Este apoyo puede consistir en campañas de difusión dirigidas a la comunidad obrera internacional, contactar con los movimientos sociales de Bielorrusia, facilitar la accesibilidad a estructuras organizativas y tecnológicas (como por ejemplo, servidores para eludir el bloqueo de la información), apoyo en actividades de autoorganización, etc.  

Así mismo, hacemos un llamamiento a la solidaridad permanente. Si se puede derrocar el régimen, debemos apoyar el compromiso de cambio hacia una sociedad más equitativa y autónoma. Es indispensable mantener la unión contra la agenda neoliberal y nacionalista y contra la dictadura pseudo-fascista en el caso de que permanezca en el poder.

El camino que las trabajadoras y trabajadores bielorrusos han emprendido se ha convertido en una necesidad vital. Nuestro compromiso de apoyo y solidaridad es total. Las nuevas relaciones sociales que surjan en Bielorrusia tras la caída de la dictadura son una oportunidad clave para lograr todas las reivindicaciones de libertad, igualdad y solidaridad.  

Links a las organizaciones obreras en Bielorrusia:

http://zbstby.org/agitation.html 

https://pramen.io/en/main/




“¡Cambios! ¡Es lo que pide nuestro corazón, es lo que piden nuestros ojos!”, cantaba hace más de 30 años Viktor Tsoi, el icónico líder de Kino, en uno de sus más famosos temas, Peremeni (Cambios). Ahora esta canción suena en las calles de no sólo Minsk y Grodno, sino también de Babruisk, Brest, Gómel, Maguilov, Pinsk, Vitebsk y lo que – al menos para un espectador extranjero – parecen innumerables ciudades y pueblos bielorrusos sumidos en la protesta. Después de largos años bajo la dictadura de Alexandr Lukashenko, otras elecciones falsificadas, la omnipresente violencia del aparato estatal, la censura y las leyes draconianas, el pueblo de Bielorrusia ha tomado las calles. Esta no es la primera vez que la gente sale a protestar, pero la escala de estos disturbios no tiene precedentes. Tampoco tiene precedentes el hecho de que las manifestaciones estén encabezadas por mujeres – ellas han tomado la vanguardia de las marchas pacíficas en las calles de Bielorrusia. También están protestando trabajadoras, mineros, empleadas de los medios de comunicación y del metro de Minsk, profesores, así como artistas de la Filarmónica Estatal. Se oponen a las mentiras, exigen transparencia en los asuntos públicos y en el acceso al poder. Mientras se unen contra la represión y la tortura, se exponen a lo mismo. 

Los y las artistas que aparecen en la compilación Peramen! también exigen cambios. Como no podemos unirnos físicamente a los manifestantes en las calles de Bielorrusia, queremos ofrecerles al menos esta forma de apoyo. Nuestros pensamientos están con nuestros amigos y amigas – y con toda la gente que ha sido detenida, golpeada y humillada. Nos unimos al dolor de las familias de todos los asesinados en las protestas. 

Todos los ingresos recaudados de Peramen! A Compilation for Belarus irán destinados a #BY_help, una iniciativa de base que ayuda a las víctimas de la represión y que fue establecida durante la ola de detenciones que sacudió Bielorrusia en marzo de 2017. Los fondos se utilizarán para pagar las multas, las comisiones ilícitas asociadas a las detenciones, los gastos médicos y los honorarios de abogados.

La compilación ofrece una amplia selección de géneros: desde música de club, pasando por la música clásica y la clásica experimental, hasta el noise, el ambient o el rock. Incluye piezas compuestas e improvisadas, o inspiradas por la música folclórica. El alcance geográfico es igualmente amplio, abarcando Bielorrusia, Chequia, Polonia, Eslovaquia, Ucrania, EE.UU., Rusia, Malawi y Hungría. 

La idea del recopilatorio surge de Elena Sizova, DJ y productora de Minsk. Peramen! A Compilation for Belarus fue preparada con el apoyo del colectivo de Radio Kapitał, Polonia. 

Жыве Беларусь!¡Viva Bielorrusia!

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barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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