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jueves, 9 de septiembre de 2021

La Europa “civilizada” es bárbara



por HÉCTOR BÉJAR
Vieja Crónica y Mal Gobierno (2020) 


En el proceso de formación de la actual Europa, las agrupaciones culturales primigenias de los pueblos que los romanos llamaban bárbaros se instalaron en diversas circunstancias y por distintas causas sobre la elaborada cultura romana que no desapareció del todo en Occidente, mientras en Oriente permanecía Bizancio como heredera directa de la vieja cultura griega enriquecida por el aporte romano y cristiano. El imperio romano no cayó, se trasladó y vivió mil años más. Se trató, como en muchos otros casos, de movimientos de migración del norte hacia el sur y del sur hacia el norte. Las corrientes humanas formaron y forman las civilizaciones en todos los continentes generando cambios en el cumplimiento de una ley dinámica de traslación y transformación que acompaña la naturaleza humana. En esta  dinámica sin término, los romanos, que fueron bárbaros en relación con los sofisticados griegos, tuvieron que pasarse la vida combatiendo contra los germanos, los vándalos, los godos, los hunos y otros pueblos que consideraban más bárbaros que ellos. Y, como parece ser la ley de la historia, esos pueblos, más simples pero más vigorosos, los derrotaron finalmente, infiltrándolos y transformándolos. El feroz guerrero derrota al culto y, a diferencia de lo que se enseña en la historia escolar, el componente oriental era el más importante en el mundo romano mediterráneo. A su vez, como señala José Luis Romero, la cultura clásica romana ya había sido influida decisivamente por Persia, Siria y otros pueblos durante los últimos tiempos del imperio. Se trató de un complejo fenómeno de evolución intercultural en que las culturas de pueblos distintos se entremezclaron.

Lo europeo no es solo occidental sino oriental

El mito espiritual cristiano de la primera época fue la base del triunfo del materialismo anticristiano de la segunda, es decir del capitalismo, cuando este usó la técnica y la sabiduría oriental china y árabe en la manufactura, la navegación, la comunicación de conocimientos. Martín Heidegger lo diría muchos siglos después: nos hemos vuelto pobres para llegar a ser ricosDesde luego, la historia real es más compleja. No olvidemos que estamos hablando de la evolución de una pequeña parte del planeta, Europa, y de sistemas que nunca se dieron de manera pura sino con instituciones entremezcladas y con la supervivencia de rezagos históricos procedentes de regímenes pasados. Marx, Durkheim y otros teóricos, señalarían que las sociedades no avanzan sincrónica sino diacrónicamente, es decir con tiempos distintos en la misma época, especialmente cuando se trata de la conciencia de la gente. El pasado permanece y obliga, los predecesores señalan las rutas y los límites, modelando las conductas de los contemporáneos con un inevitable ingrediente conservador. Los mongoles, los chinos, las civilizaciones americanas, el mundo árabe, el Imperio Bizantino y las culturas mediterráneas, coexistieron en el planeta hasta el siglo XV, y generaron la revolución tecnológica que sería usada después  por el capitalismo occidental sin pagar patentes ni reconocer aportes. Sin embargo, cierta historiografía creó el mito del mundo europeo occidental como heredero único de la cultura clásica griega, romana y judeo cristiana, como si se tratase de una línea continua exclusiva de los europeos y excluyente de los demás, a la cual debemos rendir tributo económico, religioso y cultural desde estas sociedades «subdesarrolladas».

Siguiendo otra ruta de razonamiento, Fernand Braudel e Immanuel Wallerstein sostienen la idea de que existen simultáneamente distintas economías mundo, es decir economías que son un mundo en el mismo planeta. Tienen que haber existido múltiples economías – mundo (y por supuesto múltiples imperios – mundo en la historia de la humanidad. Superar el eurocentrismo y comprender lo universal desde una posición policéntrica resulta así indispensable para empezar a entender lo  latinoamericano.

Desde nuestras sociedades del siglo XXI podemos ver aquella época en relación con la actual como el uso de un stock limitado de bienes físicos, una corta esperanza de vida y un estilo obligadamente austero, que caracterizaron la existencia de la mayor parte de la población europea durante toda la historia anterior a las sociedades capitalistas modernas de abundancia y consumo de masas. En su libro Crux Ansata, H.G.Wells decía que, desde el punto de vista moderno, la población de la llamada Edad Media europea puede ser apreciada por una extendida y endémica pobreza. Esta situación incluía a los reyes y señores. El lujo estaba en las elites autocráticas del Oriente, mientras las sociedades americanas precolombinas seguían una evolución en que la organización para la producción, la distribución de recursos y la adoración mágica de la naturaleza a la que se integraron y sintieron pertenecer, eran características esenciales. Si bien la ambición por concentrar y usar riquezas excesivas, característica de la especie humana, se manifestó también en la América precolombina con el lujo de los grupos dominantes, cuajados de oro y piedras preciosas, la miseria equivalente al hambre y la falta de tierra, fenómeno opuesto a la riqueza excesiva, fue característico de Occidente. No hay ningún dato de que existiera en América indígena una extendida miseria parecida a la europea, lo que no significa que, como acontecía con el resto de la especie en el planeta, no hubiese crueldad, explotación, antropofagia, sacrificios humanos y guerra. Especialmente entre los siglos V y XI dC, la pobreza y el hambre acompañaron en Europa a sociedades rurales que estaban sometidas a frecuentes guerras, plagas, pestes y desastres, mientras en América los frutos de la tierra y del mar eran distribuidos entre todos y las jerarquías político religiosas dirigían la construcción de estructuras productivas que permitían el aprovisionamiento colectivo y la distribución. Desde luego que las sociedades precolombinas no fueron solo esa parte en que muchos ilustrados europeos basaron sus utopías legándonos una versión idealizada, utopizada, de nuestro pasado. También la guerra, la explotación, los sacrificios humanos, la antropofagia, el poder sin límites de sus altas jerarquías, fueron su parte de horror.

Estamentales, jerárquicas. Desiguales. Pero no individualistas ni egoístas. Tampoco «atrasadas» para su tiempo. Es tiempo de salir del señalamiento como primitivas de las sociedades precolombinas, pero también de su mitificación.

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

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es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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