Julio de 1967, Morton Subotnick cambió la historia de la música con "Silver Apples of the Moon". La electronalidad se funda acá.
Morton Subotnick irrumpió en 1967 con una obra hasta entonces impensada. Las primeras composiciones electrónicas eran principalmente sobre ondas sinusoidales, oscilaciones, timbre, todo desprovisto de ritmo, en general. Sin embargo, "Silver Apples of the Moon", el hito del que hablamos, contiene el embrión del techno y de lo que hacen hoy artistas como Autechre y toda la hornada de músicos abocados a la experimentación con sistemas modulares. Le descubrí a los 21 años, en 1998, y si bien había ya disfrutado Stockhausen y Aphex Twin me fue palpable que esto era radicalmente otro escenario, tan nuevo y lleno de futuro como un bebé de pecho. En esos días lo escuchaba con mi cumpa, Chrs Galarreta, y de ley que fue influencia suprema para sus discos Noika Koita 1 y 2 (1999) y sus presentaciones en vivo con el oscilador hecho a mano.
"Silver Apples of the Moon" fue el primer álbum en ser comisionado por un sello de música clásica, Nonesuch Records, una sucursal de Elektra, y aunque el propio Subotnick fuera dado de baja del Ejército de los Estados Unidos al final de la Guerra de Corea, sospecho que es también producto de la carrera de caballos impulsada por la Guerra Fría: obtuvo financiamiento de la Fundación Rockefeller para sus alucinaciones post-musicales. Hoy el prototipo Buchla 100 con el que realizó sus obras es parte de la Biblioteca del Congreso yankee.
Morton Subotnick dedicó su vida a la electrónica, tirando por la borda una incipiente carrera como músico convencional, intuyendo que iba a tener un profundo impacto en la música mucho más allá del dogma establecido de los instrumentos tradicionales y la notación musical, léase el teclado en blanco y negro. ¿Qué habría acontecido si el destino hubiera ubicado cronológicamente esta orgía sónica después del Switched On Bach de Wendy Carlos? Probablemente habríamos arribado a los logros de hoy el 2050, o, siempre hay esa alternativa, habría irrumpido tarde o temprano, otro maldito genio que hubiera roto todo y creado de la nada tal cual hizo Morton.
¿Pero qué decir del contenido, de las 2 piezas que porta "Silver Apples of the Moon"? Pues que debe haber sido una soberana patada al entendimiento escucharlo en tiempo real, Julio de 1967. Delicadezas, explosiones y ritmos lujuriosamente abstractos elaborados por papúes instalados en un laboratorio de uranio. Todas las proyecciones de Marshall McLuhan llevadas a la música. Sonidos libres de jerarquías, egos y cojudeces occidentales. La era de la electronalidad comienza acá. Subotnick llegaría a predecir que algún día cada sala de estar tendría un sintetizador. Hoy, con la PC omnipresente, ello es tan real como este blog.
55 años han pasado y "las manzanas plateadas de la Luna" -una referencia al poeta William Butler Yeats-, si bien es parte del zeitgeist donde flotan otros notables, Delia Derbyshire, Daphne Oram, John Cage, Stockhausen, se erige como un hito de la cultura, una testificación con lo mejor de nuestra estirpe. No has escuchado música electrónica si no has posado tu mente por estos parajes. Contundente y exquisito.
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