¡ Quinientos años hace y diez más.. , el fértil territorio desprendido de la noche, donde la mujer hilaba el Arociris, fue invadido por unos extraños monstruos alienígenas, centauros depredadores mitad armadura y mitad caballo, que se alimentaban de oro y tenían los ojos en la nuca para mirar lo que no se puede ver : el Futuro impredecible.
(1A)
Al igual como en la visión del Dante en el infierno estos, "solitarios mercaderes portadores de la sífilis y la ira de Dios". (Kusch) condenados a caminar eternamente, no eran seres normales como los Runas de Amerindia que tienen los ojos por delante para mirar lo único recordable: el cíclico retorno en espiral del pasado conocido !
El Tiempo no pasa... somos nosotros que pasamos ante el tiempo como peces sumergidos en el mar infinito de la Eternidad detenida.
Soñamos en un Futuro diluido YA en la ilusión inaccesible del Presente.
Avanzamos hacia el Pasado para encontrar las huellas primigenias de quienes nos precedieron abriendo trocha por la selva virgen del Tiempo, en busqueda del camino que lleva a las estrellas.
Por quinientos años los alienígenas, comerciantes de la Fé y la Esperanza, nos robaron casi todo: la Identidad, la Mente, la Libertad, la Vida, y el Espacio. Nos dejaron a cambio sus libros "sagrados", sus estatuas de yeso, sus delirios imposibles, sus paraísos perdidos y sus amenazas de muerte física y condena eterna.
Como leemos en el texto Lascasiano:
"Los hombres que hacían resplandecer la terracota entre sus dedos fueron entonces reducidos por los invasores al más vil y bajo ejercicio que pensarse puede, cual es cavar y transtornar la tierra en busca de oro... condenados al destino de la muerte antes de tiempo."
(2)
Todavía en los Andes y planicies de Amerindia vibra la angustia de setenta millones de víctimas del más grande y cruel genocidio de la Historia, holocausto evangelizador ejecutado para imponer a sangre y fuego su dios, su lengua y su forma de vida violenta y egoísta.
Ocultando este delito, la ignorancia y soberbia de los escribas coloniales transtornó por cinco siglos nuestra Historia, que fuera antes maestra de vida equilibrada, obligándonos a firmar confesiones falsas, bajo la amenaza inquisitorial de sus plumas enristradas contra la armonía cultural Indoamericana.
Aún así y a pesar de ellos, como testara en sus obras nuestro mallcu Arguedas
"...Estamos vivos y todavía somos!"
...porque, aunque crean habernos convertido, no lograron arrebatarnos EL AYNI : el escudo que nos protege de sus falsos dogmas; la herencia que nos hace eternos y nos mantiene libres; el código-símbolo de poder cuya Traza dejó impresa la sabiduría Hamauttica en cada recodo de la ruta siempre igual y diferente de la eterna espiral del Tiempo.
Esta Traza hace posible reconstruir ahora la trama cultural entretejida por los pueblos en la urdimbre de los Andes y recorrer el hilo extendido por los de adelante, LOS ABUELOS, como un permiso para que NOSOTROS, los de atrás, podamos ingresar en el universo espiritual que mantiene vivo nuestro espacio cultural.
" La Traza es casi el último recurso de los milenarios Hamawt´as para heredarnos y hacernos poseedores de su sabiduría, para enseñarnos a respetar todo lo que nos rodea y a descifrar la complementación de la Naturaleza con la vida cotidiana."
El andar de la vida no se hace en el vacío, no es ausencia de mirada, siempre queda la huella, siempre queda la Traza¡"
(3)
La presente investigación demuestra que el símbolo en estudio de las "MANOS CRUZADAS" es la expresión icónica del "AYNI", Ley de la Reciprocidad, molde milenario de la memoria histórica de nuestro pueblo, síntesis de comportamiento ético comunitario y mandato cultural único que bastó para equilibrar las sociedades amerindias, mil años antes que se manipulara el bíblico decálogo en un teonómico esfuerzo por salvar la matriz de la propiedad privada.
Nuestra historia comienza por el fín, como la lectura inversa de los estratos arqueológicos que guardaban el símbolo enclavado en las entrañas de Kotosh, hasta ahora el más antiguo espacio sagrado auroral de Abya Yala, que en lengua Cuna centroamericana se traduce como "tierra en florecimiento", nombre veraz de nuestra América profunda.
En la bruma de los tiempos, los inicios de la Ley del Ayni se confunden con el origen de los Runac Allincapac, los Hamawttas primigenios que con su conducta moldearan en los Andes el "País de la Utopía":
!El sueño imposible de los boreales¡
(4)
CARLOS MILLA VILLENA (a.k.a. WAYRA KATARI)
tomado de "El Ayni"
(1A)
Al igual como en la visión del Dante en el infierno estos, "solitarios mercaderes portadores de la sífilis y la ira de Dios". (Kusch) condenados a caminar eternamente, no eran seres normales como los Runas de Amerindia que tienen los ojos por delante para mirar lo único recordable: el cíclico retorno en espiral del pasado conocido !
El Tiempo no pasa... somos nosotros que pasamos ante el tiempo como peces sumergidos en el mar infinito de la Eternidad detenida.
Soñamos en un Futuro diluido YA en la ilusión inaccesible del Presente.
Avanzamos hacia el Pasado para encontrar las huellas primigenias de quienes nos precedieron abriendo trocha por la selva virgen del Tiempo, en busqueda del camino que lleva a las estrellas.
Por quinientos años los alienígenas, comerciantes de la Fé y la Esperanza, nos robaron casi todo: la Identidad, la Mente, la Libertad, la Vida, y el Espacio. Nos dejaron a cambio sus libros "sagrados", sus estatuas de yeso, sus delirios imposibles, sus paraísos perdidos y sus amenazas de muerte física y condena eterna.
Como leemos en el texto Lascasiano:
"Los hombres que hacían resplandecer la terracota entre sus dedos fueron entonces reducidos por los invasores al más vil y bajo ejercicio que pensarse puede, cual es cavar y transtornar la tierra en busca de oro... condenados al destino de la muerte antes de tiempo."
(2)
Todavía en los Andes y planicies de Amerindia vibra la angustia de setenta millones de víctimas del más grande y cruel genocidio de la Historia, holocausto evangelizador ejecutado para imponer a sangre y fuego su dios, su lengua y su forma de vida violenta y egoísta.
Ocultando este delito, la ignorancia y soberbia de los escribas coloniales transtornó por cinco siglos nuestra Historia, que fuera antes maestra de vida equilibrada, obligándonos a firmar confesiones falsas, bajo la amenaza inquisitorial de sus plumas enristradas contra la armonía cultural Indoamericana.
Aún así y a pesar de ellos, como testara en sus obras nuestro mallcu Arguedas
"...Estamos vivos y todavía somos!"
...porque, aunque crean habernos convertido, no lograron arrebatarnos EL AYNI : el escudo que nos protege de sus falsos dogmas; la herencia que nos hace eternos y nos mantiene libres; el código-símbolo de poder cuya Traza dejó impresa la sabiduría Hamauttica en cada recodo de la ruta siempre igual y diferente de la eterna espiral del Tiempo.
Esta Traza hace posible reconstruir ahora la trama cultural entretejida por los pueblos en la urdimbre de los Andes y recorrer el hilo extendido por los de adelante, LOS ABUELOS, como un permiso para que NOSOTROS, los de atrás, podamos ingresar en el universo espiritual que mantiene vivo nuestro espacio cultural.
" La Traza es casi el último recurso de los milenarios Hamawt´as para heredarnos y hacernos poseedores de su sabiduría, para enseñarnos a respetar todo lo que nos rodea y a descifrar la complementación de la Naturaleza con la vida cotidiana."
El andar de la vida no se hace en el vacío, no es ausencia de mirada, siempre queda la huella, siempre queda la Traza¡"
(3)
La presente investigación demuestra que el símbolo en estudio de las "MANOS CRUZADAS" es la expresión icónica del "AYNI", Ley de la Reciprocidad, molde milenario de la memoria histórica de nuestro pueblo, síntesis de comportamiento ético comunitario y mandato cultural único que bastó para equilibrar las sociedades amerindias, mil años antes que se manipulara el bíblico decálogo en un teonómico esfuerzo por salvar la matriz de la propiedad privada.
Nuestra historia comienza por el fín, como la lectura inversa de los estratos arqueológicos que guardaban el símbolo enclavado en las entrañas de Kotosh, hasta ahora el más antiguo espacio sagrado auroral de Abya Yala, que en lengua Cuna centroamericana se traduce como "tierra en florecimiento", nombre veraz de nuestra América profunda.
En la bruma de los tiempos, los inicios de la Ley del Ayni se confunden con el origen de los Runac Allincapac, los Hamawttas primigenios que con su conducta moldearan en los Andes el "País de la Utopía":
!El sueño imposible de los boreales¡
(4)
CARLOS MILLA VILLENA (a.k.a. WAYRA KATARI)
tomado de "El Ayni"