«Un país que destruye la Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, las Artes o las Culturas, está ya gobernado por aquellos que sólo tienen algo que perder con la difusión del saber».
Italo Calvino
Escrito por Vero Ferrari:
"Mi primer año en San Marcos fue de pobreza casi absoluta. Mi madre tenía que hacer maravillas para conseguirme los pasajes, y con eso me iba a estudiar desde Chosica todos los días, dos horas de ida en la mañana, dos horas de vuelta en la noche, muchas veces con el estómago vacío porque no llegaba para el desayuno ni para el almuerzo, cansada y desesperanzada. Si me faltaban diez o veinte céntimos tenía que suplicar a los cobradores para que me lleven, porque no quedaba otra, a pie nunca iba a llegar y yo moría por estudiar.
Hay muchas formas de conocer la pobreza, algunos las traen a cuestas desde sus casas, otros la conocen en San Marcos, algunos solo la ven desde lejos o se sienten pobres recién cuando un huayco los deja sin agua por dos días.
La pobreza golpea con fuerza, pero golpea con más fuerza si eres mujer, porque a muchas las obliga a hacer cosas que no quieren y a aceptar otras que aborrecen. He conocido a mujeres que han tenido que prostituirse para que sus hijos puedan estudiar, he conocido a compañeras que recibían dinero para las copias acompañado de golpes, he conocido a otras que abandonaban la universidad para no cargar con el peso de soportar huevadas.
Por eso, cuando viene una periodista que vendió su dignidad al mejor postor a decirnos "aprendices de terroristas", cuando viene un seudoperiodista que estudió con el dinero de la corrupción a intentar enseñarnos a protestar, cuando viene un mononeuronal, que tiene como único mérito haber heredado el apellido de alguien que sí sabía pensar, a burlarse de la protesta, o cuando cualquier privilegiado intenta dar su opinión sobre lo que ocurre en San Marcos, conoces otro nivel de pobreza, porque la pobreza no solo es carecer de dinero, sino también carecer de humanidad, y a estos robots andantes que creen que se han forjado solos y no sobre la opresión, el dolor y la explotación de otros, habría que decirles bien clarito que están donde están porque el Perú es un país de mierda, un país racista, clasista y misógino que te da y que te quita dependiendo de tu color de piel, de tu plata y de tu sexo, y que sus oportunidades no fueron gracias a la suma de sus méritos, sino a la suma de sus privilegios.
Que le sigan hablando a la gente que tiene oídos para escucharlos, porque los demás sabemos que solo son parte de la enorme cloaca que siempre ha estado presente en los medios de comunicación intentando toda la vida que nos quejemos menos, que protestemos menos, que nos acostumbremos a la precariedad económica y a su podredumbre moral, pero sobre todo, que nunca nos sintamos reflejados en sus pantallas y en sus voces, que aspiremos a ser más como ellos y menos como nosotros.
Y eso nunca pasará mientras haya sanmarquinos valientes que toman la universidad para protestar frente al tirano mediocre y corrupto. Porque hoy pueden venir mil policías, pero mil policías no pueden vencer la fuerza de un estudiantado consciente de que la lucha es el camino para defender la gratuidad de la enseñanza, porque esa es la única posibilidad para que miles de estudiantes pobres puedan estudiar, para que miles de mujeres puedan romper las cadenas de la pobreza, esas que asfixian a tantos de nosotros y no nos permiten vivir con dignidad.
Fuerza San Marcos"
Escrito por Oscar Zegarra García:
"Es verdad , era el año 77'' cursaba el 4to año en la Escuela Nacional de Bellas Artes , el Centro Federado eran muchachos de muy buena posición política , había alumnos con tbc no almorzaban , los cursos teóricos eran dictados por excelentes profesores pero no habían salones que eran para 30 alumnos entrábamos 100 u 120 alumnos y otros petitorios mas , en asamblea se propuso la toma del local ,era época militar Morales Bermúdez presidente , se tomo la escuela después de idas y venidas de reuniones con INC directora Martha Hildebram al no llegar ningún acuerdo una madrugada 300 policías de asalto empiezan a lanzar gases lacrimógenas simultáneamente rompen las dos puertas con tanquetas e ingresan los efectivos saltando las barricadas y los que seguían lanzando cosas a la tropa fueron reducidos y apresados mientras los demás nos escondiamos en nuestros talleres reducidos todos los estudiantes un total de 500 alumnos llevados a Seguridad del Estado al no alcanzar todos una parte fue derivada con los presos comunes , cuyos presos no podían creer que eramos tantos , nos admiraban ., toda la madrugada uno a uno fuimos interrogados al cabo de 3 días fuimos liberados , quedando 15 alumnos presos y derivados a la Cárcel de Lurigancho ,al cabo de 15 días fueron liberados por la presión de abogados , prensa escrita y algunos peruanos notables ..... en resumen se consiguió : pago semestral de matricula 20 soles y si bienestar social intervenía no paganas , 50 raciones de almuerzo para los mas necesitados ( alumnos de la sierra sin parientes en Limay bajos recursos ) nuevos pabellones en el 3er patio , un medico estable para que chequee a todos los alumno con tbc + vitaminas y sobretodo la categoría universitaria Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes".
Escrito por Marco Avilés:
"Por más indignado que estés con las cosas indignantes, no puedes perder los papeles y maltratar así a un estudiante.
Todo periodista es un turista que cree conocer las miserias del mundo porque las ha visto o caminado entre ellas. Esta profesión te vende esa ilusión. Pero hay un nivel de la pobreza que solo se conoce siendo pobre, mis queridos colegas de RPP Noticias. Y si ustedes no han vivido esa desventaja, tienen que aprender a respetar a quienes sí.
Cuando estudiaba en San Marcos, mi viejo me daba 15 soles semanales que debían alcanzarme para todo: para los libros, para las fotocopias, para el menú, para los pasajes y para el yonke de los sábados, ese alcohol industrial con el que nos emborrachábamos pagando 20 céntimos por botella porque nunca nos alcanzaba para otra cosa. Mis amigos venían de todos lados, y había muchos que eran más pobres que yo. A veces hacíamos chanchita a media semana para comprar pan y resistir el hambre hasta la noche, cuando teníamos las últimas clases. La peor tragedia, en esas noches, era salir muy tarde y perder la última combi de regreso a casa. Tomar un taxi era un lujo imposible, y además ningún taxista quería ir a San Juan de Lurigancho.
Un par de veces unos amigos y yo tuvimos que quedarnos a dormir en la calle. El lugar más seguro para hacerlo era la berma central de la avenida frente a la Universidad Católica, donde el Perú parecía un tanto menos precario y había guachimanes. (¿Se acuerdan, Rony Aquino Calixto, Lito García?)
Cuando eres pobre a este nivel, todo es diez o veinte veces más difícil: si sube el pan, te jodes; si sube el medio pasaje, te jodes; si sube la matrícula, te jodes; si sube la gasolina, te recontrajodes porque entonces todo sube en efecto dominó. Toda alza es una tragedia en esa tragedia permanente llamada pobreza.
En esos años, los estudiantes de San Marcos salimos a protestar tantas veces porque las autoridades siempre estaban aumentando los costos de todo o porque recortaban los servicios. Y desde nuestra orilla, lo que más nos jodía en el alma eran los periodistas desgraciados que se creían con autoridad para llamarnos terroristas o para decir que pelear por 10 soles de aumento en la matrícula era un capricho idiota. Según esa mentalidad rancia, el pobre, además de tener menos cosas, tampoco tiene derecho a hablar de su pobreza o a protestar para que lo escuchen.
Las lluvias han ocasionado un tragedia inmensa en el Perú. Pero los periodistas no debemos asumir que esa es la única tragedia que cuenta. La pobreza de los estudiantes de universidades nacionales también es una tragedia. Y esa tragedia nos acompañará cuando las lluvias cesen, cuando todos hayamos vuelto a dormir tranquilos. Todos, claro, menos los estudiantes de San Marcos, porque, de vez en cuando, estos se quedarán a dormir en las calles. Siempre peleando a la contra: contra un Estado insensible, contra rectores mediocres y rateros, contra periodistas que no saben nada de nada. Y entre las cosas que menos saben es cuánto valen 10 céntimos diarios en los bolsillos de un pobre.
Pobres ellos".
Escrito por Jimena Ledgard:
"Yo no sé lo que es no poder ir a la universidad porque no tienes para el micro. Hubo una época en la que no tenía cincuenta céntimos para un medio pasaje, pero fue porque era una adolescente ladilla y rebelde que me había puesto a mí misma en esa situación en lugar de verme forzada a ella, lo que es, en sí mismo, un síntoma de privilegio. Pero en fin, regresando a lo anterior, yo no sé cómo es vivir así. Para mí, estar misia era quejarme porque tenía que fotocopiar quince soles, no dos; no poder pagar un taxi a la uni no nunca, sino no más de una o dos veces por semana; no poder salir el viernes al sargento porque ya me había gastado la plata de la semana de fiesta el jueves. Trabajé desde que empecé la universidad, es cierto, y me pagué casi todas mis cosas. Pero trabajé en gran medida porque había estudiado en uno de los mejores colegios de Lima y podía dar clases particulares a los niños bien que jalaban en sus cursos; porque soy blanca en un país racista y no demoré dos minutos en conseguir chamba de anfitriona en un restaurante caro en mi primer ciclo de universidad; porque mis papás están vinculados a la literatura y la academia y a había directores de medios y editores a los que mi apellido les sonaba familiar. No me avergüenzo de nada de esto: he trabajado mucho por ganarme la vida haciendo lo que me gusta y por mantener mi independencia, pero soy también consciente de que no he trabajado ni la mitad de lo que lo han hecho quienes no tuvieron la inmensa cantidad de privilegios con los que yo nací.
El tema es que sé que por más esfuerzo que haya hecho, no sé lo que es tener que esforzarte el doble solo porque tu color de piel, tu acento, tu barrio y tu apellido te juegan en contra. Porque eres cholo. Porque hablas como "indio". Porque terminaste en décimo superior en derecho pero ninguno de los grandes estudios te quiere porque no eres como ellos. Y en ese sentido lo menos que puedo hacer es escuchar con respeto a quienes conocen un nivel de adversidad y precariedad que yo ni siquiera imagino y que aún así estudian y encuentran la manera de enfrentar toda esa mierda de injusticia sobre la que se ha construido este país.
Por eso jode y duele ver a dos periodistas maltratando así a un estudiante que protesta por el alza de una matrícula. Porque no importa cuánto digan que a ellos no les regalaron nada y que han tenido que chambear, deberían saber perfectamente que en su país jamás les han dicho que son menos por apellidarse como se apellidan o porque se ven como se ven. Sí, el Perú está sumergido en una tragedia. Pero esta es mucho más antigua que el lodo que nos ahoga y seguirá allí cuando el agua se seque y las casas se levanten. Y no se termina en la pobreza material de muchos (demasiados), sino en la del corazón de quienes siguen pensando que saben lo que es no poder pagar el pasaje de un micro porque alguna vez tuvieron problemas para pagar su cuenta de internet."
Escrito por Ana María Guerrero:
"No es la primera vez que Patricia del Río ningunea y escuelea a los que discrepan con ella. En varias oportunidades lo ha hecho, especialmente con gente en una posición socioeconómica inferior a la suya. No es la primera vez y tampoco será la última: a ella le gusta el escueleo en general y el ninguneo cuando está cansada. También sabemos que le gusta (lo hemos visto) voltear la tortilla y victimizarse, aludiendo a que la gente no da argumentos y a que la insultan. Y como es cierto que siempre hay gente troglodita, entonces ya tiene su argumento.
Del Río sabe cómo quedar bien porque a los peruanos nos encantan los formalismos. Nótese el sentido más hechicero del verbo: la formalidad encanta, cautiva, nos aloca, no nos deja voltear la mirada, apuntar a otras cosas: es nuestra droga. Entonces la periodista se da el lujo de pedir disculpas "por las formas" pero no "por el fondo": el corazón se agita, las pupilas se dilatan, un efecto de euforia domina a la gente: gracias, fulanita, gracias, ojalá el Perú tuviera gente como tú. Qué sano viviríamos con fachos educados. Qué bueno que estés tú para enseñarle a Mariátegui cómo se discrepa... en las formas, ya que importa el fondo.
"Sin hacer bullita, papacito lindo, eso de reclamar por diez centavos ya es malacrianza".
La periodista, todavía, sostiene que el derecho a la educación pública gratuita y de calidad es debatible. ¡Debatible! ¿Qué vamos a debatir también? ¿El derecho al agua, la salud, la vivienda? Oh, wait. ¿Qué tal el derecho a decir sandeces a través del espectro radioeléctrico? Mañana saldrá a proponer que el derecho al nombre es debatible porque existen niños abandonados. Lo peor de todo es que quienes rajan felices de Mariátegui o Butters nada dicen de esta señora progre de alma facha, señal de que la droga hace estragos. Ningunear al estudiante en nombre de los damnificados revela cómo piensa: piensa que el damnificado está allá lejotes y en nada le atañe el cobro en San Marcos. Piensa que al damnificado hay que mandarle su agua, su galleta y su atún pero que continúe pagándole la universidad "al chico". Es la misma lógica del fundamentalista que quiere salvar una fecundación pero condena la diversidad de género y se opone a sancionar los crímenes de odio. Y digo piensa pero, en verdad, debería decir "cree". Como le escuché a una filósofa siria: "si pensara no diría eso".
Nunca ningún derecho se obtuvo tramitándolo por mesa de partes. Hay que ser bien ingenuo (o bien cómodo) para pensar que la gente se va a la protesta y ocupa los espacios públicos porque no tenía nada que hacer esa tarde en su casa. "Ponte a estudiar y deja que otros estudien" le dijo la periodista al estudiante que exigía condiciones para estudiar".
Italo Calvino
Escrito por Vero Ferrari:
"Mi primer año en San Marcos fue de pobreza casi absoluta. Mi madre tenía que hacer maravillas para conseguirme los pasajes, y con eso me iba a estudiar desde Chosica todos los días, dos horas de ida en la mañana, dos horas de vuelta en la noche, muchas veces con el estómago vacío porque no llegaba para el desayuno ni para el almuerzo, cansada y desesperanzada. Si me faltaban diez o veinte céntimos tenía que suplicar a los cobradores para que me lleven, porque no quedaba otra, a pie nunca iba a llegar y yo moría por estudiar.
Hay muchas formas de conocer la pobreza, algunos las traen a cuestas desde sus casas, otros la conocen en San Marcos, algunos solo la ven desde lejos o se sienten pobres recién cuando un huayco los deja sin agua por dos días.
La pobreza golpea con fuerza, pero golpea con más fuerza si eres mujer, porque a muchas las obliga a hacer cosas que no quieren y a aceptar otras que aborrecen. He conocido a mujeres que han tenido que prostituirse para que sus hijos puedan estudiar, he conocido a compañeras que recibían dinero para las copias acompañado de golpes, he conocido a otras que abandonaban la universidad para no cargar con el peso de soportar huevadas.
Por eso, cuando viene una periodista que vendió su dignidad al mejor postor a decirnos "aprendices de terroristas", cuando viene un seudoperiodista que estudió con el dinero de la corrupción a intentar enseñarnos a protestar, cuando viene un mononeuronal, que tiene como único mérito haber heredado el apellido de alguien que sí sabía pensar, a burlarse de la protesta, o cuando cualquier privilegiado intenta dar su opinión sobre lo que ocurre en San Marcos, conoces otro nivel de pobreza, porque la pobreza no solo es carecer de dinero, sino también carecer de humanidad, y a estos robots andantes que creen que se han forjado solos y no sobre la opresión, el dolor y la explotación de otros, habría que decirles bien clarito que están donde están porque el Perú es un país de mierda, un país racista, clasista y misógino que te da y que te quita dependiendo de tu color de piel, de tu plata y de tu sexo, y que sus oportunidades no fueron gracias a la suma de sus méritos, sino a la suma de sus privilegios.
Que le sigan hablando a la gente que tiene oídos para escucharlos, porque los demás sabemos que solo son parte de la enorme cloaca que siempre ha estado presente en los medios de comunicación intentando toda la vida que nos quejemos menos, que protestemos menos, que nos acostumbremos a la precariedad económica y a su podredumbre moral, pero sobre todo, que nunca nos sintamos reflejados en sus pantallas y en sus voces, que aspiremos a ser más como ellos y menos como nosotros.
Y eso nunca pasará mientras haya sanmarquinos valientes que toman la universidad para protestar frente al tirano mediocre y corrupto. Porque hoy pueden venir mil policías, pero mil policías no pueden vencer la fuerza de un estudiantado consciente de que la lucha es el camino para defender la gratuidad de la enseñanza, porque esa es la única posibilidad para que miles de estudiantes pobres puedan estudiar, para que miles de mujeres puedan romper las cadenas de la pobreza, esas que asfixian a tantos de nosotros y no nos permiten vivir con dignidad.
Fuerza San Marcos"
Escrito por Oscar Zegarra García:
"Es verdad , era el año 77'' cursaba el 4to año en la Escuela Nacional de Bellas Artes , el Centro Federado eran muchachos de muy buena posición política , había alumnos con tbc no almorzaban , los cursos teóricos eran dictados por excelentes profesores pero no habían salones que eran para 30 alumnos entrábamos 100 u 120 alumnos y otros petitorios mas , en asamblea se propuso la toma del local ,era época militar Morales Bermúdez presidente , se tomo la escuela después de idas y venidas de reuniones con INC directora Martha Hildebram al no llegar ningún acuerdo una madrugada 300 policías de asalto empiezan a lanzar gases lacrimógenas simultáneamente rompen las dos puertas con tanquetas e ingresan los efectivos saltando las barricadas y los que seguían lanzando cosas a la tropa fueron reducidos y apresados mientras los demás nos escondiamos en nuestros talleres reducidos todos los estudiantes un total de 500 alumnos llevados a Seguridad del Estado al no alcanzar todos una parte fue derivada con los presos comunes , cuyos presos no podían creer que eramos tantos , nos admiraban ., toda la madrugada uno a uno fuimos interrogados al cabo de 3 días fuimos liberados , quedando 15 alumnos presos y derivados a la Cárcel de Lurigancho ,al cabo de 15 días fueron liberados por la presión de abogados , prensa escrita y algunos peruanos notables ..... en resumen se consiguió : pago semestral de matricula 20 soles y si bienestar social intervenía no paganas , 50 raciones de almuerzo para los mas necesitados ( alumnos de la sierra sin parientes en Limay bajos recursos ) nuevos pabellones en el 3er patio , un medico estable para que chequee a todos los alumno con tbc + vitaminas y sobretodo la categoría universitaria Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes".
Escrito por Marco Avilés:
"Por más indignado que estés con las cosas indignantes, no puedes perder los papeles y maltratar así a un estudiante.
Todo periodista es un turista que cree conocer las miserias del mundo porque las ha visto o caminado entre ellas. Esta profesión te vende esa ilusión. Pero hay un nivel de la pobreza que solo se conoce siendo pobre, mis queridos colegas de RPP Noticias. Y si ustedes no han vivido esa desventaja, tienen que aprender a respetar a quienes sí.
Cuando estudiaba en San Marcos, mi viejo me daba 15 soles semanales que debían alcanzarme para todo: para los libros, para las fotocopias, para el menú, para los pasajes y para el yonke de los sábados, ese alcohol industrial con el que nos emborrachábamos pagando 20 céntimos por botella porque nunca nos alcanzaba para otra cosa. Mis amigos venían de todos lados, y había muchos que eran más pobres que yo. A veces hacíamos chanchita a media semana para comprar pan y resistir el hambre hasta la noche, cuando teníamos las últimas clases. La peor tragedia, en esas noches, era salir muy tarde y perder la última combi de regreso a casa. Tomar un taxi era un lujo imposible, y además ningún taxista quería ir a San Juan de Lurigancho.
Un par de veces unos amigos y yo tuvimos que quedarnos a dormir en la calle. El lugar más seguro para hacerlo era la berma central de la avenida frente a la Universidad Católica, donde el Perú parecía un tanto menos precario y había guachimanes. (¿Se acuerdan, Rony Aquino Calixto, Lito García?)
Cuando eres pobre a este nivel, todo es diez o veinte veces más difícil: si sube el pan, te jodes; si sube el medio pasaje, te jodes; si sube la matrícula, te jodes; si sube la gasolina, te recontrajodes porque entonces todo sube en efecto dominó. Toda alza es una tragedia en esa tragedia permanente llamada pobreza.
En esos años, los estudiantes de San Marcos salimos a protestar tantas veces porque las autoridades siempre estaban aumentando los costos de todo o porque recortaban los servicios. Y desde nuestra orilla, lo que más nos jodía en el alma eran los periodistas desgraciados que se creían con autoridad para llamarnos terroristas o para decir que pelear por 10 soles de aumento en la matrícula era un capricho idiota. Según esa mentalidad rancia, el pobre, además de tener menos cosas, tampoco tiene derecho a hablar de su pobreza o a protestar para que lo escuchen.
Las lluvias han ocasionado un tragedia inmensa en el Perú. Pero los periodistas no debemos asumir que esa es la única tragedia que cuenta. La pobreza de los estudiantes de universidades nacionales también es una tragedia. Y esa tragedia nos acompañará cuando las lluvias cesen, cuando todos hayamos vuelto a dormir tranquilos. Todos, claro, menos los estudiantes de San Marcos, porque, de vez en cuando, estos se quedarán a dormir en las calles. Siempre peleando a la contra: contra un Estado insensible, contra rectores mediocres y rateros, contra periodistas que no saben nada de nada. Y entre las cosas que menos saben es cuánto valen 10 céntimos diarios en los bolsillos de un pobre.
Pobres ellos".
Escrito por Jimena Ledgard:
"Yo no sé lo que es no poder ir a la universidad porque no tienes para el micro. Hubo una época en la que no tenía cincuenta céntimos para un medio pasaje, pero fue porque era una adolescente ladilla y rebelde que me había puesto a mí misma en esa situación en lugar de verme forzada a ella, lo que es, en sí mismo, un síntoma de privilegio. Pero en fin, regresando a lo anterior, yo no sé cómo es vivir así. Para mí, estar misia era quejarme porque tenía que fotocopiar quince soles, no dos; no poder pagar un taxi a la uni no nunca, sino no más de una o dos veces por semana; no poder salir el viernes al sargento porque ya me había gastado la plata de la semana de fiesta el jueves. Trabajé desde que empecé la universidad, es cierto, y me pagué casi todas mis cosas. Pero trabajé en gran medida porque había estudiado en uno de los mejores colegios de Lima y podía dar clases particulares a los niños bien que jalaban en sus cursos; porque soy blanca en un país racista y no demoré dos minutos en conseguir chamba de anfitriona en un restaurante caro en mi primer ciclo de universidad; porque mis papás están vinculados a la literatura y la academia y a había directores de medios y editores a los que mi apellido les sonaba familiar. No me avergüenzo de nada de esto: he trabajado mucho por ganarme la vida haciendo lo que me gusta y por mantener mi independencia, pero soy también consciente de que no he trabajado ni la mitad de lo que lo han hecho quienes no tuvieron la inmensa cantidad de privilegios con los que yo nací.
El tema es que sé que por más esfuerzo que haya hecho, no sé lo que es tener que esforzarte el doble solo porque tu color de piel, tu acento, tu barrio y tu apellido te juegan en contra. Porque eres cholo. Porque hablas como "indio". Porque terminaste en décimo superior en derecho pero ninguno de los grandes estudios te quiere porque no eres como ellos. Y en ese sentido lo menos que puedo hacer es escuchar con respeto a quienes conocen un nivel de adversidad y precariedad que yo ni siquiera imagino y que aún así estudian y encuentran la manera de enfrentar toda esa mierda de injusticia sobre la que se ha construido este país.
Por eso jode y duele ver a dos periodistas maltratando así a un estudiante que protesta por el alza de una matrícula. Porque no importa cuánto digan que a ellos no les regalaron nada y que han tenido que chambear, deberían saber perfectamente que en su país jamás les han dicho que son menos por apellidarse como se apellidan o porque se ven como se ven. Sí, el Perú está sumergido en una tragedia. Pero esta es mucho más antigua que el lodo que nos ahoga y seguirá allí cuando el agua se seque y las casas se levanten. Y no se termina en la pobreza material de muchos (demasiados), sino en la del corazón de quienes siguen pensando que saben lo que es no poder pagar el pasaje de un micro porque alguna vez tuvieron problemas para pagar su cuenta de internet."
Escrito por Ana María Guerrero:
"No es la primera vez que Patricia del Río ningunea y escuelea a los que discrepan con ella. En varias oportunidades lo ha hecho, especialmente con gente en una posición socioeconómica inferior a la suya. No es la primera vez y tampoco será la última: a ella le gusta el escueleo en general y el ninguneo cuando está cansada. También sabemos que le gusta (lo hemos visto) voltear la tortilla y victimizarse, aludiendo a que la gente no da argumentos y a que la insultan. Y como es cierto que siempre hay gente troglodita, entonces ya tiene su argumento.
Del Río sabe cómo quedar bien porque a los peruanos nos encantan los formalismos. Nótese el sentido más hechicero del verbo: la formalidad encanta, cautiva, nos aloca, no nos deja voltear la mirada, apuntar a otras cosas: es nuestra droga. Entonces la periodista se da el lujo de pedir disculpas "por las formas" pero no "por el fondo": el corazón se agita, las pupilas se dilatan, un efecto de euforia domina a la gente: gracias, fulanita, gracias, ojalá el Perú tuviera gente como tú. Qué sano viviríamos con fachos educados. Qué bueno que estés tú para enseñarle a Mariátegui cómo se discrepa... en las formas, ya que importa el fondo.
"Sin hacer bullita, papacito lindo, eso de reclamar por diez centavos ya es malacrianza".
La periodista, todavía, sostiene que el derecho a la educación pública gratuita y de calidad es debatible. ¡Debatible! ¿Qué vamos a debatir también? ¿El derecho al agua, la salud, la vivienda? Oh, wait. ¿Qué tal el derecho a decir sandeces a través del espectro radioeléctrico? Mañana saldrá a proponer que el derecho al nombre es debatible porque existen niños abandonados. Lo peor de todo es que quienes rajan felices de Mariátegui o Butters nada dicen de esta señora progre de alma facha, señal de que la droga hace estragos. Ningunear al estudiante en nombre de los damnificados revela cómo piensa: piensa que el damnificado está allá lejotes y en nada le atañe el cobro en San Marcos. Piensa que al damnificado hay que mandarle su agua, su galleta y su atún pero que continúe pagándole la universidad "al chico". Es la misma lógica del fundamentalista que quiere salvar una fecundación pero condena la diversidad de género y se opone a sancionar los crímenes de odio. Y digo piensa pero, en verdad, debería decir "cree". Como le escuché a una filósofa siria: "si pensara no diría eso".
Nunca ningún derecho se obtuvo tramitándolo por mesa de partes. Hay que ser bien ingenuo (o bien cómodo) para pensar que la gente se va a la protesta y ocupa los espacios públicos porque no tenía nada que hacer esa tarde en su casa. "Ponte a estudiar y deja que otros estudien" le dijo la periodista al estudiante que exigía condiciones para estudiar".
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