Allá por el 2004 y hasta el 2009 existió en Lima, Perú un órgano alucinante del cual tuve el honor de formar parte. La recordada Revista Freak Out!. Era un medio dedicado a las músicas alternas y rollos adyacentes. Recuerdo que en el primer número de Marzo del 2004 se hizo un súper dossier a Slowdive y Mojave 3, hoy de actualidad en nuestro país debido a su próximo concierto. Entrevistamos a los psicodélicos Pastizal e incluso se publicó un extenso artículo con discografía comentada de los ibéricos Los Planetas. Freak Out! era tan descojonante y rompe cerebros que en un mismo número podías encontrar reseñados a proyectos tan dispares como Líbido y Autechre, Miki González y Hecker. Vaya hermoso sueño que fue mientras duró la Freak Out! En mi opinión la etapa más elevada fue la dirigida por Hákim de Merv. El resto es historia...
Recuperando un poco de esa leyenda, compartimos en el blog Perú Avantgarde parte del dossier dedicado a los fundacionales y filo-terroristas DEL PUEBLO DEL BARRIO (publicado en F.O.! allá en el 2005). Precursores de toda la movida subte ochentera que hoy es propalada/analizada vía sendos libros, reportajes y exposiciones en Museos, diarios, TV., etc. Del Pueblo estuvieron siempre mucho más allá de eso. Lejos de la bastardización de la kooltura. Disfrútenlo chicos de aluminio que "no tenemos nada que perder ya estamos perdidos" (Aloardi dixit).
Cualquier pretexto es bueno para
conversar con Piero Bustos. Por más de 20 años, el músico ha sido el motor que
mueve a ese ente llamado Del Pueblo Y Del Barrio, empeñado desde siempre en
resaltar la identidad mestiza que nos caracteriza pero que muchos pretenden
soslayar. Esta vez, la excusa para
repasar su intensa y controvertida trayectoria (vinculada a nombres, ideas y
hechos sobre los cuales cada quien tendrá su propia opinión) es la edición de
un disco que recopila parte de su extenso repertorio.
Interrogatorio implacable: Fidel Gutiérrez, Danny
Calderón y Antonio De Saavedra
Torturado por la trascripción: Fidel Gutiérrez
Fotos: Archivo Freak Out! y Pedro Cárdenas
FO!: Tu
nombre verdadero no es Piero, sino Agustín.
PB: No. Tampoco es Agustín. Eso lo van a saber cuando saque mis discos
solistas.
FO!: ¿Y
por qué Piero? ¿Por los lentes, por lo del cantante argentino?
PB:
Los palomillas de la esquina siempre te trataban de joder, de
molestar con lo clásico: “Piero” o “Lennon”. Esos patas lo decían y luego se
escondían. Un día me preguntaron, la gente que no me conocía, “¿cómo te
llamas?”. “Yo me llamo Piero”. Entonces esos tipos piensan que yo realmente me
llamo Piero. ¡Habían pensado que su broma me iba a cagar, pero no
fue así! O sea, estaban
hasta las huevas (risas).
FO!: ¡Ah ya! O sea que también es
para despistar...
PB:
Tengo una partida vieja que indica que yo tengo un papá, un tipo que se llama
Pedro Bustos, entonces de Pedro a Piero está más o menos cerca. Eso lo descubrí
después. Agustín es un nombre que mi mamá escogió para mí, pero a la hora de
registrarme en la partida no figuró por ningún lado...
FO!: ¡Entonces no tienes nombre! (risas)
PB:
Creo que ésa es una de las cosas que me han salvado de la represión de los 80s,
porque no sabían qué nombre tenía en realidad para agarrarme. Siempre he
sido un seudónimo.
FO!: Para seguir con lo de tu infancia, ¿lo que cantas en “Yo No Quiero
Estudiar” corresponde a tu vida? ¿Decepcionaste
a tu familia al optar por ser músico?
PB:
Mi mamá iba a trabajar como empleada a una casa tradicional de La Victoria, un
barrio antiguo. En las familias antiguas (en realidad hasta ahora) no aceptaban
mucho a una mujer con hijos para trabajar. Te ponen peros. Pero
cuando te aceptan, te adoptan como si fueras parte de esa familia. Entonces mi
falta de identidad paterna la llené con un señor de esa familia al que le decía
papá. Ésa fue mi familia, y allí me eduqué pues en lo que es la palomillada.
Un día, creo que cuando tenía siete años, me levanté y vi un piano ahí. Plin, toqué una vaina y ahí me cagué. Al día
siguiente ya no estaba allí. Me
dijeron “tu tía se lo ha llevado”, pero yo ya estaba cagado, porque allí había
escuchado dos sonidos de ejecución mía, de tal manera que a los doce, cuando
acompaño a la que digo que es mi hermana a que estudie guitarra, me pongo mosca
y comienzo a aprender más que ella. Es ahí donde
tengo acceso a una guitarra y comienza lo que se llama la Perdición, que es
como le dice la familia. A los catorce años, más o menos, hago música con otros
chicos de mi edad que vivían por ahí: música criolla.
FO!: ¿Tú vivías en la Casa Alzamora,
donde fabrican mesas de billar?
PB:
Claro, yo he crecido entre mesas de billar. A mi jato iban los bravos: hacían
jugadas de fantasía, hacían que las bolas salten, carambolas increíbles. Eran
los bravos, pues. Mi viejo era el oficial de la Federación de Billar. Por ese
lado, y también por el sacrificio de mi vieja, no he tenido, como otros
compañeros de música, carencias económicas. No he sentido esa pegada porque mi
hogar sustituto cumplió a cabalidad con mi educación. O sea, fui a los
colegios, pero lógicamente no terminaba en ninguno, entonces de ahí la canción
“Yo No Quiero Estudiar”.
FO!: ¿Trabajabas en esa fábrica?
PB:
Trabajé en la fabrica unos meses, y siempre que manufacturaba algún producto
estaba recontra aburrido y pensando en que quería caminar, estar en la calle, y
es ahí, en Matute, mi barrio de La Victoria, donde encuentro una mancha
interesante. Ahí me datearon
que en la parroquia había guitarras de la puta madre. Todas eran Falcón. Entonces a
la parroquia fui, igual que muchos de nosotros, para poder tocar esas
guitarras. Ahí es donde me encontré con El Gallo (Alfredo Cal), que llegó a ser baterista de Delpueblo; con Toño
Lértora, que llegó a ser tecladista, y me encontré con los “Bagres”, que son
los que aparecen en “Yo No Quiero Estudiar”. Con ellos, con esa manchita de
gente, los chibolos rockeros de cualquier esquina, cantábamos tontería y media.
Todos eran compositores callejeros. O sea, recreaban las canciones conocidas. “Yo No Quiero Estudiar/Yo No Quiero Trabajar”
salió de tres acordes que puse y de repente todos empezaban a cantar ese coro. Inmediatamente
hice el cuerpo de la canción, y cuando la estrené allá en el parque, puta,
parecía que había logrado algo. Te estoy hablando del 82.
FO!: ¿Antes de que existiera
Delpueblo?
PB:
No. Pero parece que encarné el sentimiento, porque se convirtió al toque en ese
himno que todos allí querían cantar: “a ti te gusta cantar, te gusta escribir,
déjate de huevadas, ¡vamos, adelante!”. Por eso es que cuando grabamos el disco llevé a todos esos patitas a
cantar, y el coro de chicas es de la parroquia.
Posesiva De Mí
FO!: ¿A Delpueblo llegas cuando el
grupo ya estaba en formación? Porque Jorge Acosta (ex integrante de la banda)
dice que el grupo se formó en un local partidario.
PB: No, no, el
Negro está herido, habla huevadas (risas).
FO!: ¿Cuál fue el origen,
entonces?
PB:
Aparte de la música criolla que hice y de la música en la parroquia, en los
coros, también hice folklor latinoamericano, con gente que había seguido los
pasos de otros grupos, como el de Richard Silva, que sabía que había estado en
Europa. Fue uno de los primeros que tuvo un grupo de folklor latinoamericano y
se fue allá. Yo ni sabía quién era, pero sí sabía que tenía un grupo. Entonces todos me hablaron que ese pata se había ido a
Europa. Como yo también quería meterme ahí,
estuvimos haciendo un año un folklor bastante desenfadado, porque, en primer
lugar, no nos disfrazábamos con poncho, nada de esa vaina que hacían los de la
“Nueva Canción”. Tocábamos versiones libres. Me fui a Puno, a Cuzco, con esa
onda de la juventud de recorrer mundo con la guitarra al hombro. Pero luego,
los de mi grupo se consiguieron sus gringas y se fueron al extranjero. La
“camarada” de esa época, que era iraní, me decía “pero si allá vas a estudiar
música y vas a poder hacer más cosas”. Pero me chupé. Era 1980, tenía 20 años. Para joderlos, les dije
que tenía muchas cosas por hacer acá y se cagaron de risa. Pero ahora, cuando
vienen, el que se caga
de risa soy yo y me tienen que invitar chelas. Son gente que tiene carros,
tres divorcios, hijos, una vida europea sin vicisitudes económicas y vienen acá
a acordarse de cuando eran chibolos. Ellos se fueron, entonces me dicen que
Richard había llegado desde Europa. Vino hecho una loca. Usaba zapatillas
chinas, tenía un africa look
grandazo y lentes redondos. Era un zambo de
mierda, nomás que se había sofisticado. En Europa conoció la liberación
espiritual. Acá había sido un
izquierdoso, pero allá cambió su concepción del
mundo.
FO!: Entonces Del Pueblo no se
formó en un local partidario. ¿Dónde fue exactamente?
PB:
Quedamos en hacer algo el día de mi cumpleaños. Vino Ráez, un
charanguista y un cajonero. Ahí salió la onda. No sabíamos qué nombre ponerle.
Alguien propuso “Los Cinco Del Pueblo”, pero ese nombre era muy folk, así que
quedó como Delpueblo, todo junto. Así salió, el 22 de septiembre de 1981, con unas causas y un relleno (risas).
FO!: ¿Cuándo fue el primer
concierto de Delpueblo?
PB:
Fue en la peña Valentina, de La Victoria. Nos mandamos allí, ante la algarabía de la gente que
nos conocía y que sabía que ya estábamos ensayando, pero que no sabía qué cosa
íbamos a tocar. La primera aparición de
Delpueblo fue 80% instrumental. Uno de nuestros fundadores fue Enrique Ráez,
tío de Rafo: un criollo subterráneo, un borracho de la puta madre. Ese huevón tenía los
dedos tajados por su vida de lumpen.
Un día estábamos caminando con él y entonces ve un turrón en una vitrina, se
mete un salto, lo saca y se va corriendo. Hacía ese tipo de lumpenería, pero
tocaba como la puta madre, sabía armonía y le dio un carácter a la primera
formación de Delpueblo. Había un buen trabajo, con harto charango, con un
repertorio como el que están haciendo ahora Los Cholos: reivindicando el
folklor subterráneo, ése que no se toca mucho, porque queríamos joder a los que
hacían folklor latinoamericano y tocaban cosas de Bolivia.
FO!: ¿Y cuál fue el primer
concierto en el que alternaron con grupos de rock?
PB:
Un concierto en el estadio Santa Lucía, por Barrios Altos. Creo que Temporal
también tocó. El 83
empezamos a tocar en los conciertos del grupo Kloaka (grupo de poetas y artistas) y de ahí más gente empezó a parar la
oreja. Por entonces, con gente de teatro, y
ya con el Negro Acosta, teatralizábamos las canciones. En una de ésas, nos ve
la gente de la revista Ave Roq y se enamoran de la vaina. Ellos nos llevan a tocar a la Concha Acústica de
Miraflores a fines del 84 con Narcosis, Leuzemia y TV Color, que era la banda
del Chino Chávez y de Danai, que estaba bien rica (risas). Sale Delpueblo y los punks que estaban allí dicen “estos
son hippies” y empiezan a tirarnos huevadas. En una de ésas, me cae una papa (risas). Tocamos “Yo No Quiero Estudiar”.
A la tercera canción ya habíamos
callado al público, porque uno de nosotros sacó un troncho gigantesco, otros
salieron disfrazados. De ahí tocamos en el colegio Los Reyes Rojos, y el
85 en Rock En Río Rímac.
La gente nos tiraba los vasos. Ante
eso, hicimos que Yolo Flores (integrante
de la banda) tocara sus canciones del recuerdo, de la Nueva Ola (risas). Nos
sacaron la mierda en varios fanzines por querer ser cachosos. Imagínate
tocar eso en ese concierto.
FO!: La relación de ustedes con el
público “subterráneo” era difícil, por decir lo menos.
PB:
Era difícil, pero estaba bien. Lo que aquí nos falta justamente es autocrítica.
Soy autocrítico
en reconocer que politicé demasiado mis textos y mi actitud. Sobre todo en la
época con el Negro Acosta, hemos granputeado a todos. A las ONGs les
decíamos “tira de ladrones”, a los periodistas “vendidos”, a los del teatro
“hijos de puta”, a la izquierda “electorera”. Toda esa gente ha sentido la
pegada y 20 años después nos saluda de lejos. En ese sentido, hemos jugado en
pared en los 80s con la movida subte. No ha habido contradicción. Éramos anti
sistema. Ahora uno ve el balance. Nosotros hemos podido hacer esto, mi único
hijo es Cachuca, de Los Mojarras (risas),
en cambio los subtes tienen más hijos que la puta madre. ¿Y cuál es el rollo? Que la sociedad se mueve, igual que siempre, al son
que marca el imperialismo. Es más: se
ha agudizado esa huevada.
Podemos hablar de estilos musicales, pero la lucha que se dio en los 80s fue
para crear otro mundo.
FO!: ¿Cuál ha sido la peor crítica que te han hecho?
PB: El puta de
Diego Trelles en El Comercio dijo que Matute FM estaba bueno, pero que en canciones como “Esteras In The
Sun” “ratificamos las huellas decadentes que hemos encontrado en Piero Bustos”.
¡Puta madre! Me rayé.
FO!: ¿Del
Pueblo tenía grupos hermanos o afines en esa época?
PB:
Individualmente, siempre ha habido músicos que se acercaban a nosotros y
algunos llegaron a tocar en el grupo. Por aquí han pasado como 40 músicos. Pero
grupos... Generalmente los que querían hacer este tipo de propuesta eran muy
malos. Recién ahora que hay Internet he encontrado hermanos musicales. Encontré
a un huevas
que se llamaba Tite Curet,
de Puerto Rico, creador de “Anakaona”,
“Periódico De Ayer”. También conseguí Tiempos
de Rubén Blades,
donde habla de la invasión a Panamá. Luego escucho “El Jibarito”, una canción sobre un pata que se va a vender
sus huevadas para llevar la plata a su vieja, no vende ni mierda y queda hasta
las huevas. Puta, y esas canciones son
antiguazas. Y ahora, con los criollos, escogemos canciones de ese tipo. Hay
grandes canciones por descubrir. Y esto es precisamente lo lamentable, que esas
cosas las encasillen como lo viejo, a pesar de que resultan vitales para
oponernos a la destrucción cultural por parte del imperialismo. Además, tú lees
la biografía de todos esos
huevones y todos han sido de una manera
acosados por el imperialismo. Claro que han podido vivir, pero afuera de sus
países. Ésa es la vaina. Yo también tengo que salir. Ya me toca.
FO!: ¿Y a dónde te vas?
PB:
A la mierda, creo (risas), aunque
todavía no tengo billete. Pero de que me voy a ir, me voy a ir, porque hay
contactos y lo único que tengo que hacer es moverme y estar en un sitio cada
tiempo. Lo que estoy haciendo ahora es salir solo a provincias.
FO!: ¿A dónde has ido?
PB:
A todo el norte, a Huaraz, y es más bacán porque, en realidad, es diferente a
tocar con una banda. Eso es de la puta madre, pero tocar solo también lo es.
Además, te puedes mover por la noche. Ya no tienes que coordinar con cinco
huevones más. Recién lo estoy haciendo, pero lo he debido hacer desde hace
tiempo para poder compartir mi música. El otro día me escribió un pata porque vio la página web que hemos hecho
(http://delpuebloydelbarrio.tripod.com/index.html)
y me insultaba porque decía que sólo tocábamos en el Jirón de la Unión.
“Aprendan de Cachuca (risas). Deberían
tocar en Huaycán,
mierda”. Le mandé al toque un correo, diciéndole que me gustaría que me invite
a tocar a Huaycán, a donde fui en 1988, en plena época brava. Nunca me voy a
olvidar de los huaynos
combativos que cantamos en esa noche. Me contestó que me iba a invitar. El empinchamiento de la
gente es porque no tiene contacto con nosotros. Si voy a estar esperando,
rascándome las pelotas, a ir con toda mi banda, no voy a poder. Si me dicen
para tocar en el cerro El Pino, en el jirón Amazonas o en Comas, bacán. La
gente da su calor. El calor popular es lo máximo. De repente no pueden dar de chupar a cinco, pero a uno
sí (risas).
FO!: Volvamos al pasado. ¿Llegaron
a escenificar “Posesiva De Mí” como una ópera rock?
PB:
Claro. Fue una sucesión de imágenes unidas por el hilo conductor de una voz en
off. No había una historia lineal, sino que eran las canciones nuestras. Salían
los traficantes con sus pases, las putas. Hicimos una torre que
reventaba y caía. Éramos como 30 músicos en escena y actores como mierda, todos
por amor al arte, pero sólo fueron 50 personas al teatro Segura. Había ido la
gente de Caretas, que mitificó el asunto. Escribieron: “la versión
senderista de los callejones de Matute”. Nos quisieron cagar, pero en realidad
hicieron que todo el mundo se enterara de que existíamos y se comenzó a hablar
de la ópera. La hicimos otra vez, pero el máximo esfuerzo fue en el Segura. “Yo
No Quiero Estudiar” la canté con uniforme escolar.
FO!: ¿Todavía te quedaba?
PB:
Claro. Si era flaco,
pues (risas). La huevada fue que ese
día salí de mi jato con el uniforme y pagué pasaje escolar (risas).
Primer Divorcio
FO!:
¿Cuál fue el detonante que hizo que botaran a Silva del grupo definitivamente?
PB:
Tiene una personalidad demasiado dominante el loco. Tenía una capacidad
creativa superior al promedio de nosotros y eso le daba cierta ascendencia,
aparte que teníamos nosotros también la culpa por habernos apoyado en él y
haberle alentado la imagen de “papá”, porque él era muchas veces el que
manejaba la banda. Entonces, cuando empecé a plantear cosas diferentes como,
por ejemplo, participar políticamente en la coyuntura, empecé a tener
discusiones porque Richard es de izquierda, pero moderado. Eso, sumado a su
actitud de querer ser el director, nos llevó a decirle que Delpueblo iba a
tener una dirección colectiva. No aceptó y esa fue la primera vez que se fue.
Lo volvimos a llamar y volvió. Empezó a hacer otra vez música del grupo afuera.
Se le llamó la atención, no aceptó y lo expulsamos. Le dijimos que iba a quedar
muy mal parado, porque la unidad que teníamos en el grupo nos dio cierta
presencia y salíamos en los periódicos. En El Comercio, Guido Bolaños
comentaba sobre el concierto de Richard y decía que se había llevado una
ingrata sorpresa porque había dos Delpueblo. “Mientras uno estaba sobre el escenario, otro estaba
volanteando abajo” (ríe). Comenzamos
a tomar acciones. Por ejemplo, la lucha contra el festival del CICLA (Comisión de Integración Cultural
Latinoamericana, 1987) fue la cagada. Conversando con el Negro,
vimos qué hacer para
cagarlos. Acosta tenía logotipos de la
Municipalidad del Rímac, donde estaba trabajando. Compramos sobres y les
pusimos el sello de la Municipalidad. En el papel que pusimos dentro,
escribimos un manifiesto donde decíamos “los artistas populares del país
rechazamos a los miserables que vienen a hacerle el juego al APRA”. Al día
siguiente, salió en los periódicos: “amenazan a artistas del CICLA”. Nos cagábamos de risa.
FO!: O sea que ni bien se fue
Richard armó Del Pueblo... Del Barrio.
PB:
Sí. Se fue con los músicos más monses,
pero que justo eran los rockeros.
FO!: Cuando su versión de
“Escalera Al Infierno” suena en todas las radios y se convierte en el hit del
momento, ¿tú qué sentías? Por lo menos te había reconocido el crédito de compositor
del tema, ¿no?
PB:
Era lo mínimo.
FO!: ¿Entonces te cayó tu billetón por
cuestión de regalías?
PB:
Nada, nunca. Por eso, en los 90s, para los recopilatorios del diario La
República, donde aparecía el tema, yo he negociado directamente las regalías
y me las he agarrado, porque Richard me cagó anteriormente. Nosotros, cuando
separamos a Silva, le dijimos hasta ahí no más. Él se fue con tres o cuatro
músicos. Nadie habló del nombre ni nada de eso. Ni por angas ni por
mangas existía Del Pueblo... Del Barrio. Supuestamente, Richard se había ido
solo. Un día, en la segunda zona de Matute, nos encontramos. Los dos íbamos a
comprar grifa. Lo saludo y le digo que, por si acaso, nosotros íbamos a sacar
un 45 con “Posesiva De Mí” y “Escalera Al Infierno”. Él me decía que estaba
trabajando con Canito y otra gente. “Entonces quedamos así: cada uno con sus
canciones y no hay problema”. Un acuerdo verbal: cada uno con sus canciones.
Tal vez “Posesiva De Mí” la podría haber sacado, pero “Escalera...” no. Luego me doy con la ingrata sorpresa de que el pata
había negociado su disco con la CBS, que era una vaina poderosísima. No
me habría molestado si es que la canción no hubiera sido mía, pero yo no había
dado ninguna autorización, porque estaba sacando en ese momento mi disco con
esa canción.
FO!: ¿Cuál versión salió antes: la
de ustedes o la de él?
PB:
Salió en simultáneo. Parece que después que hablamos, Richard se puso mosca y,
sabiendo que yo iba a sacar mi versión de la canción, firma con la CBS. Después
de todo esto, hemos conversado y me dijo que él no tuvo la culpa, que el
productor, que era Enrique Lynch, escogió “Escalera Al Infierno” como caballito
de batalla. Pero bueno, me di con la sorpresa de que la canción empezó a
escucharse en todas las radios. Entonces yo con mi disco pirata,
autogestionado...
FO!: Mal grabado incluso...
PB:
Es que era pirata. Tuvimos la concha de publicar nuestro propio disco. Eso era
inimaginable aquí entonces. Cuando lo sacamos, nos dimos cuenta que jamás lo
íbamos a poder pasar en los sitios en los que la CBS tenía el monopolio. Fui
con mi disco al programa de Randy Calandra, que era uno de los más sintonizados
en Studio 92, que era la radio más popular y pasaba la “Escalera Al Infierno”
de Richard hasta en la sopa. Fuimos con Alfredo Rossell, de la
revista Ave Roq, que fue uno de los que metió billete en el disco y que
ha sido mi único manager. Como buen pituco, carajeó a la gente
y le dijo a Calandra que sería justo que lo pasara aunque sea una vez. Randy,
todo huevonazo,
lo pasa. No pasaron ni diez segundos y llamaron de CBS y lo carajearon. Me dijo
que lo habíamos metido en un problema y nunca más lo pasaron. Pero la sorpresa
fue que Doble 9 la programó. La gente así empezó a escuchar la versión nuestra,
que era más rockera, con más teclado. Otro aliado fue Disco Club, en la
televisión, con Gerardo Manuel, que hasta hizo una especie de video. Entonces, de cierta manera los cagamos a Del Pueblo...
Del Barrio, porque ellos estaban con los “comerciales” y nosotros con los
“rockeros”.
FO!: Del Pueblo... Del Barrio sacó
otro disco, pero en Europa ¿Cómo así?
PB:
Richard, envanecido con su éxito, porque vendió toda su producción, tuvo
billete. Aceptó las invitaciones de festivales en Estados Unidos y Europa.
Envanecidos con el viaje, con el triunfo, ellos mismos, hasta el mismo Silva,
se dedicaron a hacer otras cosas. Fueron a lugares donde había gente que tocaba
cosas extrañas, había hippies, y se olvidaron de la huevada de acá. En cambio nosotros, con la posición que teníamos, lo
que hacíamos era pasar piola porque si no, nos íbamos a la cana, que yo conocí
recién en 1989. Me agarraron cuando estaba en
un parque con mi flaca, pero cuando ya estaba por salir 24 horas después, me
dicen que tenía que quedarme porque ya había estado en el 78 por las revueltas
de los “Secundarios”. Me comí quince días adentro. Mi gente tuvo que sobornar a los rayas.
FO!: Más allá de todo lo que pasó,
¿qué te parece el primer disco de Del Pueblo... Del Barrio?
PB:
Es bueno. Tiene buen nivel. Tengo que reconocerlo. Es el disco más conocido
afuera.
FO!: ¿Más que el maxi single de
ustedes?
PB:
Nadie conoce mi música afuera, hermano.
Escalera Al Infierno
FO!: Si Delpueblo era un grupo
radical, “maldito” ¿cómo es que una empresa grande como Iempsa les editó su
siguiente disco?
PB:
Ésa fue una pendejada
del enano Franklin Jáuregui. Él es
mi hermano, pero siempre le he sacado sus huevadas al aire, porque siempre ha
sido un pata que ha jugado para él y le ha dado el 10% de lo que recibía a la
movida. Lo loable de él, en todo caso, es que
ha dado su onda vivencial a la movida, pero siempre ha usufructuado de ella. Yo
le reprocho siempre no haber podido consolidar la escena pudiéndolo hacer. Los
contactos que tenía con la Feria del Hogar, por ejemplo. Huevadas importantísimas
y claves, como el concurso de rock que hizo en la No Helden, el Condorock.
Ha tenido en sus manos las posibilidades de hacer cosas, pero siempre ha tenido
que sacar para pagar sus hipotecas, sus necesidades económicas y la ha cagado.
Así como Rossell cumplió un papel importante con el 45, porque él lo llevó a
Doble 9 y, como era él quien lo traía, lo pasaron, Franklin logró el contacto
con Iempsa porque él se maneja en ese entorno. A las finales, cambian al jefe
de departamento por el cual habíamos entrado, que era un chibolo, y entra un
huevonazo. Franklin dijo que nos habían cagado con eso, pero que el disco salía
de todas maneras. Pero redujeron todo el presupuesto del disco. La carátula ni
se ve bien.
FO!: Parece una fotocopia.
PB:
Sí, pues, la hicieron al
champazo. Me acuerdo que un día habíamos
ensayado con un piano. Y de repente el sonidista de la banda, que actualmente
purga condena en Canto Grande, había llevado un huevo de afiches de la “vaina”.
Ése es uno de los afiches que está en la portada del disco, pues. El único
motivo para trabajar con Iempsa era que ellos iban a hacer la distribución, que
en ese tiempo, a diferencia de ahora, era difícil. Pero sólo lo distribuyeron
en unas cuantas tiendas, nada más. Preguntábamos dónde estaban los discos. Nos
decían que los habían repartido para promoción. Mentira. Le decíamos a Franklin
que peleara. Nos decía que el que había entrado a la empresa era un
conchadesumadre. Por eso te digo: siempre que hemos estado en el momento de
hacerla, pasaba algo y nos cagábamos.
FO!: La mala fortuna los ha
acompañado siempre.
PB:
Si, pero yo cagué a Iempsa. Había un amigo que se llamaba Pancho Alcázar, que
manejaba billete. Había salido de cana. Le dije para distribuir el disco.
Fuimos a pedir que nos dieran algunos en consignación. El gerente se llamaba
Soto, me acuerdo. Se vio con Pancho y se abrazaron. ¡Habían sido patas! “¿Qué
te ha traído por acá?”. “Mi amigo, que tiene su grupo”. “¡Ah, sí, Delpueblo! Lo
estamos promocionando”, dijo el conchadesumadre. Le dijo para sacar discos a
consignación. Aceptó, pero sólo si mi pata me avalaba. Le pedimos 100, pero
dijo que era mucho. Atracó 50. Los llevamos a la presentación del disco, que
fue en la No Helden el mismo día que un partido de fútbol importante,
así que fue poca gente. Llevo los discos, los dejo a un costado, volteo después
y veo que se han llevado la mitad. Creo que fue el Negro (risas).
Me llegó tanto al pincho, que agarré
mis 25 discos y me los llevé. Empecé a venderlos solo. Bueno, a mi pata lo
meten en cana otra vez. Pasan ocho años y entra una llamada a mi jato. “Soy el
nuevo asesor legal de Iempsa. Por favor, acérquese a pagar los 50 discos que se
ha llevado” (risas) “No tengo ni un
sol”. “Aténganse a las consecuencias”. Llamaron cinco veces amenazando, pero
nunca fueron.
FO!: Pero poner un afiche como ése
en la carátula también debió haber sido uno de los motivos por los cuales
Iempsa ya no quiso distribuir el disco.
PB:
Sí, pues. Alguien tiró dedo. La cosa
es que cuando estábamos tocando ese día que el pata llevó los afiches, hubo un
apagón. Como no había electricidad,
terminábamos de tocar haciendo ruido con la boca. Subimos a la azotea y
decidimos salir a pegar esos afiches. Los pusimos por todo Matute. Al día
siguiente los vecinos decían “conchadesumadre, Sendero ha estado por acá”. No sabían que el Negro Acosta y yo habíamos estado
jodiendo (ríe). Ésa era la vaina:
joder. En ese aspecto, yo me considero un
terrorista musical.
FO!: ¿No te arrepientes de nada?
PB:
No. Era la única forma de sacudir a la gente. Aunque te parezca muy pedante, el haber hecho esta
práctica político-cultural-bohemia hace que pueda dormir tranquilo. Hace
que cada vez que me acueste no tenga un remordimiento de conciencia.
FO!: Pero, en los 90s, en un
periódico universitario, salió una entrevista en la que decías que ya no creías
en revoluciones.
PB:
En la época brava, por 1990, ya tuve también que barajarme. De repente di una
declaración en ese sentido para limpiarme, porque la verdad era terrible
caminar por la calle y que de repente en una esquina te dijeran “oye, Piero,
están cayendo todos, faltas tú”. Los nervios los tenía de punta (risas).
Estaba cagado. Los “sapos” iban a
Quilca a montones a buscar las conexiones. El nombre del local El Sapo
lo puse por eso, para joder a los “sapos”. Allí hacíamos conciertos los lunes a
comienzos de los 90s... Me arrepentiría tal vez de no haber canalizado mucho
mejor mis desbandes. Por
ejemplo el Cienfuegos (trago tipo cañazo,
muy popular durante los últimos años del gobierno de Alan García por su bajo
precio) nos ha dejado una mierda el organismo. Hay
huevadas que están fallando ya. El otro día sentí un dolor en el pecho tres
días. Puta, me asusté. No tomé una semana. Me fui a sacar sangre para ver cómo
estaba con el colesterol. Toda esa vaina. Ya nos toca. No son huevadas.
FO!: ¿También ha dependido de los
amigos que has tenido?
PB:
Eso es cierto, pero hay una cosa muy importante. Recién en los 90s me emocioné
al saber que aquí en El Agustino había gente que hacía algo similar a lo que he
estado haciendo. En ese momento yo estaba muy mal, prácticamente encaletado y a
la expectativa de lo que pasara, y ver
que había una música barrio que nacía en este sector me emocionó. Lógico que
Cachuca me vino con sus cuentazos. Lo conocí un día que estaba tocando en Apolo,
en La Victoria, con Los Músicos (banda
formada por Piero, Mino Mele
y su esposa), y llegó él y me invitó un
par de cervezas. Me tocó una canción, yo toqué otra. Tocamos como cinco cada
uno y ya éramos como hermanos. Y me dijo que se iba morir pronto... “No puede
ser que te mueras”. “Sí, hermano, me he rodado con mi carro y tengo un cáncer
generalizado”. Compadre, yo
lloré esa noche (risas). Acababa
de encontrar a uno de los mejores músicos y se iba a morir al toque. Hasta
ahora no se muere.
FO!: Pero, a pesar de las broncas
que puedas tener ahora con él (entre
otras cosas, Piero reprocha a Cachuca haberse llevado al guitarrista Quito de
Del Pueblo Y Del Barrio), ¿te pareció que tenía talento?
PB:
Mira, lo que puede ser la simpatía existe. Es algo que no he sentido con
Leuzemia o con Narcosis. Reconocí en él al espíritu mestizo, al nuevo habitante
de la ciudad. Puta, La Sarita
es el aspecto light de este asunto. Que dicen cosas importantes, las dicen,
pero un músico lumpen, como él, al estar en un escenario, te dice de todo
tocando. Como Miles Davis,
que era un musicazo recontra lumpen.
FO!: ¿Es cierto que “Paolo” sonó
fuerte en provincias? Nos parece que era el que sonaba más moderno de todos los
de ese primer disco. Medio new wave.
PB: ¿Les
parece? Escuchaba un culo
de new wave, pero fue básicamente Toño Lértora, el tecladista, que era mi brazo
derecho, quien puso mucho en ese disco. Él le daba el toque actual. Nos
vacilábamos escuchando a Tears For Fears, por ejemplo.
Detenido Y Desaparecido
FO!: Después de ese disco, tenemos
entendido que tenían previsto sacar otro con canciones como “La Rebelión Se
Justifica”, “Talara 549”, “Coche Bomba” y otras que ya habían grabado. ¿Qué
pasó? ¿Verdad que no salió por el contenido de las letras?
PB:
Eso lo grabamos en un buen estudio y cada vez que el técnico nos grababa nos
decía: “¿cómo van a cantar eso,
conchadesumadres?”. Y nosotros: “¡graba nomás,
mierda!”. Se palteaba
por las letras, porque ha habido médicos que han ido a cana por ayudar a
heridos. Esos huevones tenían miedo de que por
grabar esas canciones les pasara lo mismo. Ahorita suena a chiste. Podemos grabar 20 canciones iguales y no pasa nada. Pero
en esa época era así. El asunto era que “Coche Bomba” para mí no es
panfletaria, pero para mucha gente sí. Conocí a un poeta que se llamaba Jobaldo, que en el
Parque Universitario leía sus textos. Leyendo noticias sobre la debelación del
motín de 1986 le sacaron la conchadesumadre y murió. Ese día me empinché e hice esa
canción. La he cantado en la cana para los presos y, en vez de recibir una
ovación, me han bombardeado con preguntas. “¿Por qué dice que ‘con romántica
locura se enfrentaron’? ¿Acaso nosotros somos románticos?” Para mí sí es
romántico luchar por un ideal. Eran parte de los marginados de la sociedad. En
ellos está el gen de una nueva visión. Por eso, mucha gente me vio en el último
mitin de los Humala
en la Plaza Manco Cápac, que queda a tres cuadras de mi casa.
FO!: ¿Habías ido al mitin o a
buscar putas? (risas)
PB:
No, sino que Antauro
Humala me había contactado medio año antes. Me dijeron que me quería conocer.
Fui y le ofrecí un disco para que me lo compre. Me preguntó si estaba allí
“Gregorio”, “Flor De Otoño”. Le pregunté si conocía esas canciones. “Claro,
pues. Si nosotros hemos crecido de cadetes con tu música”, me dijo, y me regaló
su libro. Me lo dedicó: “Para Piero Bustos, con su canto nacionalista”. Ya después lo venderé (risas). Voy al mitin y viene una gente
rabiosa que me dice cómo puedo apoyar a ese fascista. “Momento, compadre, yo
soy como Pocho
Rospigliosi: dónde se hace deporte allí está Ovación”.
Si se trata de joder, voy a joder. Se cagaron de risa. Yo cubro toda esa
huevada que pasa en la calle.
FO!: ¿Cómo se iba a llamar el
disco en el que iban a salir esas canciones?
PB:
Todas esas canciones recién las voy a sacar ahora, en el cuarto de los cuatro
discos que pienso editar. La carátula va a ser un brazo con un sello de esos
que te ponen en la cana. Ése voy a sacarlo al último, luego de que lea gente
diga “qué buenas canciones tiene éste”.
FO!: En el cassette Antología, un lado, el de las canciones
antiguas, era la “Etapa Roja”. El otro, de las nuevas, la “Etapa Azul”, mismo Picasso. ¿Querían
desprenderse del pasado?
PB:
No. Fue solo un juego de
palabras que yo planteé para contrastar el lado “A” del lado “B” (risas).
FO!: Los temas de Antología están muy bien grabados.
¿Mejoraron las condiciones en las que operaba el grupo para hacer ese tipo de
grabación? Porque en esa época toda la movida andaba en medio de una gran
precariedad.
PB:
¿Les parecía bacán?
FO!: Claro, sobre todo el lado
“azul”: “Esteras En El Sol”, “Loco Y Calato”, “La Fuga Del Chacal”.
PB:
Ésa era la época en la que yo estaba más alcohólico que la conchadesumadre y,
efectivamente, me costó mucho poder grabar esas canciones. Con Cachuca grabamos
“Esteras En El Sol” porque lo invité. La grabación con él la sacamos por canje.
Igual yo seguía chupando y los amigos del grupo me decían que dejara de hacerlo
mientras grabábamos. Por ejemplo, “Cholita Linda” es una canción que repudio
totalmente.
FO!: ¿Por qué?
PB:
Porque no podía cantar. Antes y después de la grabación tomamos increíbles
cantidades de cerveza. El tipo que nos grabó ese cassette fue también un
conchadesumadre. Nos pagó toda la grabación. Era un pata que tenía buena chamba, pero había sido
tan pobre como nosotros, había sido de Comas el loco. Nos
decía “yo soy como ustedes, muchachos” y ponía más trago. Lo cagamos tanto al
loco que un día lunes faltó a su chamba y casi lo botan. El loco nos llenaba de
putas, de toda la cosa. Un loco increíble. Un mafioso también, porque no sé de
dónde salía ese billete y no se lo pregunté...
El Reencuentro
FO!: ¿Cómo es que, en 1995,
después de tanta bronca, de tanto raje, vuelves a juntarte con Silva?
PB:
Justamente el cerco que había en torno a mí por mi posición política, por mi
práctica social, hacía que muchas experiencias mías -y también de otros, como
Voz Propia, Leuzemia y otros grupos- dejen de actuar. Entonces hay un período
en el cual me dedico al activismo, como con el Condorock, con las
tocadas en El Sapo. Entonces veo que de repente hay un momento en el
cual había condiciones para la reunificación. Me propongo romper el cerco y la
única forma de hacerlo era juntarme con Richard, pero eso se dio de una forma
muy especial. Fui a la casa del tecladista Toño y le dije para hacer música de
nuevo, pero me dijo que necesitábamos a un verdadero quenista, como
Richard Silva. “Puta madre”, dije. Sí, pues, porque no hay nada mejor que tocar
con alguien que tenga esas condiciones, que toque como la conchadesumadre. Bajo
a Matute y el que vende grifa me dice “Oye, compadre, acaba de venir Richard a
comprar grifa. Está acá en Lima”. Me puse mosca y lo fui a buscar, y le digo
“Silva, volvamos a juntarnos para que la gente vea a la matriz original del
grupo”. El huevón atracó, pero al principio estaba recontra desconfiado. De ahí
nomás le saqué “Manco Inca No Mancó” y “Flecheros Del Sol”.
FO!: Pero hubo gente vinculada al
grupo que no estuvo de acuerdo con esto.
PB:
Mira, Richard Silva, finalmente, es uno de los pocos arreglistas, aparte de
Toño Lértora, que cree en mí. El Negro Acosta es un activista que cree en mí.
FO!: ¿Activista y no arreglista?
Pero él siempre destaca su sapiencia en lo que es música.
PB:
En una época sí. Pero no es arreglista. Es compositor (por los parlantes
del bar de El Agustino que nos cobija suena “Amada Tormenta”, del disco Manco
Inca No Mancó). Ese tema... Todo el mundo
improvisaba haciendo la estructura musical, bien vistosos. Como yo no punteo,
agarré y saqué una guitarra de juguete. Los cagué. Metí un sonido como de la
alarma de los carros.
FO!: ¿Qué te llevaba a calatearte
en varios conciertos durante los 90s? ¿Querías asustar a la gente?
PB:
En los 90s ver a un cholo calato y gordo era mi forma de reaccionar ante la
“estética” y creo que logré algo con eso.
FO!: ¿Cuál de todas tus
grabaciones es la que más satisfecho te ha dejado?
PB:
Francamente no me siento satisfecho con ninguna, porque siempre se han hecho en
medio de muchos altibajos. Pasó con Manco
Inca No Mancó e inclusive con los anteriores discos. Matute FM quizás sí me dejó un poco satisfecho porque fue mi idea.
Tiene poemas de Dalmacia
Ruiz Rosas y de Roger Santibáñez. Es un homenaje a nuestra generación, pero
nadie lo ha visto así. Muchos se han picado. Matute FM es una radio
imaginaria donde ponemos lo que queríamos. Con ese “programa de radio” pensaba que podía combatir, porque la
televisión y la prensa eran medios que informaban. Pero en ese año, el 2000, la
radio FM era el medio más reaccionario. Saqué
esa vaina, pero se lo pasaron por los huevos. Dio un poco de pelea, pero ahí
nomás quedó.
FO!: Es un disco muy bueno, pero
el concepto de que se trata de una radio desaparece con esos silencios que hay
entre las canciones, entre las locuciones y spots.
PB:
Hay muchas fallas también.
FO!: ¿Cuál es el criterio con el
cual han agrupado los temas en cada uno de los discos de Música E Historia?
PB: Mira, yo he
pirateado mi disco (risas, saca una copia).
Te lo vendo a diez mangos... Este
disco es para que la gente tenga estos temas ya sin el sonido de la “cancha” de
los vinilos. No está todo, falta un culo. No está “Paolo”, por ejemplo.
FO!: Ésa es una
gran omisión ¿Por qué no la pusieron?
PB:
En realidad, el billete lo puso Richard.
FO!: Aquí dice que uno de los
discos es instrumental. ¿Tantos temas instrumentales tienen?
PB:
Puta, en el nuevo disco que va a salir en julio he puesto dos instrumentales,
porque a veces no tengo nada que decir, pues.
FO!: ¿Y hay algo en estos dos
discos que no encontremos en todos los demás?
PB: Claro. La
versión de “Posesiva De Mí” que está allí no es la que grabé yo o la que grabó
Richard. Es de 1982, cuando nos
juntó un pata que grabó un disco de folklor latinoamericano. Allí hay gente que ya no existe. Es una grabación recontra caleta.
FO!: ¿Cómo describirías el presente que estás viviendo, como persona,
como músico?
PB:
En estos momentos hay una indecisión política que se refleja en la absoluta
impunidad y el desgobierno...
FO!: Pero, espera: tú participaste
en actividades a favor de Toledo y seguro que votaste por él.
PB:
Era una votación que teníamos que asumir para precisamente evitar que la mafia
siguiera jodiendo. Mira: el rock es un instrumento crítico. La forma está dada,
pero el contenido es lo que más me importa a mí. Y todos los grupos que conozco que tienen algo que
decir están ahí. En ese sentido, yo no estoy
apostando directamente por el rock, porque sé que en alguna parte me voy a
encontrar con él, porque el rock es contestatario. Lo que quiero que sepan es
que el folklor en cierta manera es contestatario en muchas de sus variantes, y
lo que estoy haciendo ahora con la gente del vals es joder, sacar de su modorra
a varios huevones. Entonces estamos trabajando por una verdadera música nacional
que nos represente como una nación combativa y mestiza. Y listo: ahí estamos.
Las variantes están ahí. Revistas
como la de ustedes, los conversatorios, las opiniones, no son realmente
trascendentes si no podemos ver que el verdadero problema del Perú y de Latinoamérica
es de reivindicarse híbridamente mestiza. ¡Y
ahora paguen la salchipapa!
FO!: (Risas) ¡Y sigamos chupando!
Juicios E Influencias
FO!:
Qué escuchabas antes de formar Delpueblo?
PB: En 1974, más
o menos, yo tenía una especie de locura. Como no quería ir a ningún sitio, me
escondía. Tenía mi radio a pilas que me acompañaba todas esas horas. Había un
programa, El Show De Los Beatles. Era increíble. Cada canción que
escuchaba notaba que eran obras. Me iba al teatro Arequipa y me zampaba para
ver al grupo Amigos, que tocaba canciones de los Beatles. Me compré como ocho
discos de ellos. Años más tarde, puedo decir que he sido seguidor de McCartney
antes que de Lennon, por su maestría al enlazar las melodías, por hacer dentro
de una canción diferentes paisajes musicales. En mis canciones, si puedo, hago
variaciones. “Escalera Al
Infierno” se llama así porque todos éramos hincha de Led Zeppelin, que tenía
“Starway To Heaven” (“escalera al cielo”). Quise hacer una
canción basándome en los acordes de esta otra para explorar el infierno. Es un
homenaje a ese grupo. Reconozco que la radio preparó una de mis bases
musicales. Pero también sentía el romanticismo de las baladas de esa época,
como “Lisa De Los Ojos Azules” de
Nicola Di Bari. Todo eso hizo que tuviera cosas antes de
llegar a Delpueblo. “Escalera...” es de 1978. “Señora” también. Esas canciones
luego las recrea Richard, que aporta la onda andina.
FO!: ¿Y te decía algo el rock
peruano en esa época?
PB:
No. Eso es algo muy importante
que yo le reprocho a la generación del 60, porque cuando ellos mueren
supuestamente por el gobierno militar, etc, se callaron, se metieron a hacer
otra huevada, se encaletaron. En cambio,
todos los 80s la gente ha estado cantando, con desaparecidos y todo, y se ha
mantenido la presencia. Se ha marcado un documento continuo. Vienen los 90s, se
sigue haciendo música, programas en la radio o conciertos; estás aquí y allá.
Viene la agresión del Estado al cerrar los programas de rock (de Radio Nacional, donde Piero tenía un
espacio) y sale una base del pueblo a pitear, y estoy seguro que si en los
60s o 70s hubiese habido un líder que tomara la responsabilidad de canalizar la
protesta, se hubiera hecho algo. Lo lamentable es que no lo hicieron. Entonces,
cuando uno empezó a hacer música, esos huevones hace diez años no hacían nada.
Eran para nosotros desconocidos. De esa época no había nada y eso fue
beneficioso, porque al no tener nada puedes hacer todo sin ningún tipo de
influencias.
FO!:
¿Has estudiado música?
PB:
Jamás. He querido estudiar. Entré a la academia de Manolo Ávalos, que era la
más famosa. Él ya murió. El pata dibujó el pentagrama y me dijo que lo leyera. Yo estaba en cero y me
gritó (risas). Me sentí recontra mal.
Yo toco de oído nomás. Es por eso también que uno recurre al trabajo colectivo.
Cuando hicimos la primera versión de Delpueblo, yo ponía las ideas y Richard
Silva las materializaba. Se desarmó esa sociedad y mi brazo derecho fue Toño
Lértora. Todo lo que yo quería el loco lo interpretaba. Es un placer hacer
música con ese pata. Ahora está en Estados Unidos. Lo primitivo que uno tiene
como sentimiento necesariamente requiere de un soporte técnico según la audacia
musical que uno plantee. Para eso, como para cualquier cosa, necesitas un
especialista. Ésa es la forma de trabajar de un músico popular. Es mentira que
uno sea un genio que se hace toda una sinfonía. No. Tú lanzas tu voz y el grupo
la recrea y ejecuta.
FO!:
¿El Polen, por ser el primer grupo de fusión,
significaba algo para ti?
PB:
A Raúl Pereyra (vocalista de El Polen) lo encontré recién en 1990, en Barranco, coqueado y hasta las huevas y bien
maldito, insultando. Él estaba con una guitarra. Yo estaba también un poco
zampado, así que no me chupé y toqué un par de canciones y el huevón abrió los
ojos. Él había hecho música con Silva. Habían tenido un romance musical el 86,
creo. De esa relación es que Del Pueblo... Del Barrio asume “Orgullo Aymara”
como una versión del tema de Pereyra. Yo a toda la gente que tocaba con Richard
la tildaba de oportunista, de querer subirse al coche. Cuando hablé con él, le
canté dos temas. Me dijo que él pensaba que Richard había hecho esas canciones
y me dio la mano. Cuando Raúl está con los diablos es un Cachuca (risas), un conchadesumadre, pero las
veces que he tenido la oportunidad de hablar con él el me ha contado la
historia del rock peruano, porque él ha estado allí. Él ha visto todo, desde el
primer hueco que hubo, y tú sabes que un borracho te cuenta las cosas bien. Al
siguiente borracho que deben entrevistar es a Pereyra (risas).
Apología De Lo Lumpen
FO!: ¿En los 80s no se sentían cercanos a propuestas como la de TV
Color, que se autodenominaban “urbanas”?
PB:
Nosotros nos burlamos de TV Color. Hacían una lírica demasiado ligera.
Musicalmente trataban de hacer sus cositas, pero su música no era de barrio.
Nuestra actitud era de barrio: tocar, chupar nuestros tragos. La vaina es ser
auténtico, ser como tú eres. Hay gente que no chupa, que no hace esa vaina y
hace una presentación impecable, pero para la música de Delpueblo la cultura cannabis (risas) es muy esencial. Por ejemplo, en
estos últimos ensayos, todos los que entran al grupo llevan su grifa, de
distintos tipos. Hacen música, soplan, y eso puede ser lo que nos emparenta con
la cultura rasta,
aunque no hagamos ni mierda de reggae.
Ahora, claro, (habla mirando a la
grabadora) ellos fuman, yo no. Yo les vendo (risas). La
vaina es que yo me tomo mis tragos y sale la onda, la música que está en el
ambiente, la pendejada. A mí siempre me ha apasionado, más que las influencias
musicales, la vida lumpen, esos personajes que transitan por la calle. Por ejemplo, en la última producción faltaba un lumpen
y yo lo conseguí: un cajonero maldito, un pata al que le tengo que dar un
lompa, una luca diaria, pero que es increíble. Entonces
son los bajos fondos, la gente sin un
norte la que ha llenado mi inspiración. Tal vez en estos cuatro discos que
quiero sacar van a salir más personajes de estos.
FO!: ¿Crees que has logrado
reflejar fielmente todo ese ambiente, y también lo que es ser lumpen, en tus
canciones?
PB:
No, creo que todavía tengo una deuda. Por eso tengo ese proyecto de los cuatro
discos. Uno de ellos se llamará En Perfecto Estado de Ebriedad. Otro se
llamará Siete Canciones Sobre La Realidad Peruana, otro que se llamará Cultura
Quilca y el cuarto Sello De Clase.
FO!: En realidad no conocemos a
muchos músicos de aquí que traten de acercarse a esa temática. ¿A quién más
conoces?
PB:
Está “El Anormal” Domínguez, a quien estoy ayudando a hacer música. El pata apenas se puede parar, porque es pepero, pero
me cago de risa con sus letras. Lo ayudo.
Entonces, mi huevada
ahorita es ver de qué manera puedo sacar
todos esos conchos que dan como para esos cuatro discos, además del nuevo disco
y el libro biográfico de Delpueblo, además de ayudar a los otros locos que
andan por Lima, a los músicos cantautores.
FO!: ¿Y tú también entras en la
categoría de músico lumpen?
PB:
Creo que sí. Más por las cosas que nos pasan a todos. Me acuerdo que en algún
concierto de Del Pueblo Y Del Barrio me he ganado 200 soles. Me fui donde las
putas y me cuadraban. Pero me he dado el gusto de cantar “Puta De Lima”. El
personaje marginal, desvalido, que no tiene nada que ganar ni perder, es mi
opción creativa. Yo quise organizar un movimiento de músicos en Matute, pero no
lo logré. Mi realización la encontré acá en El Agustino, porque comprendí desde
el primer momento que había un movimiento de música, una mancha. En Jesús María hubo algo parecido hace años, en los
70s, con “Kiri” Escobar y sus rollos; en
Breña también. Había ciertamente una necesidad generacional para expresarse. Armaban sus festivales. Pero
en El Agustino me sentí como pez en el agua y hasta cierto punto me aupé bajo
el ala de ellos, si bien nunca dejé de reconocer que había una mala dirección.
Cachuca ha sido un asesino de mierda. Y a mí me ha cagado totalmente.
A La Kloaka
FO!: ¿Cuánto marcó el contacto que
tuvieron con Kloaka, con los grupos
culturales y de poetas de esa época?
PB:
Mucho, porque yo era un burro en el sentido de lo que era leer un libro. Yo estaba con Dalmacia Ruiz Rosas (poetisa). Ella
venía muy mal de su relación con Roger Santibáñez (poeta) y tuvimos un romance, antes inclusive de la ópera rock.
Kloaka propugnaba “las zonas liberadas del erotismo”. Yo aluciné al toque:
“todos dan, todos reciben”. Compartíamos con las flacas ese “trencito erótico”,
pero luego me di cuenta que era la misma huevada, porque por esa relación mía
con Dalmacia, Roger se alejó de mí un culo de tiempo. Con él tenemos ahora una
complicidad por haber trabajado un colectivo. Siempre que iba a mi casa le
decía que él hacía música con sus palabras, le compraba grifa y nos poníamos a
conversar. También bajaban varios más. Todos iban a cursear sus tronchos. Cuando me
encuentro con Dalmacia, lo que hace ella es culturizar mi espíritu salvaje.
Entro a su cuarto y veo que tiene una biblioteca bien grande. Su papá es
pintor, su mamá actriz y todo el ambiente de la cultura se filtraba. Me daba
libros. Había algunos que no entendía un pincho, como el Ulises de Joyce, pero Retrato
De Un País Adolescente (de Luis
Alberto Sánchez) lo leí bien. Empecé a leer a Henry Miller, a Jack Kerouac, a los beatniks.
FO!: ¿En qué
momento es que se juntaron con Kloaka?
PB: Nos encontramos como se encuentra cada generación, y eso es lo que a
los subtes siempre les rayaba un poco, porque ellos eran antipoetas. Los veían
decadentes. Pero la poesía de Kloaka es lo máximo. De allí viene también la
bronca con Oscar Malca, el que ahora es editor de Somos, porque Dalmacia
lo cacheteó un día y lo botó de una reunión. “Tú no eres ni mierda, ignorante
de mierda”, le dijo, y lo botó, porque simplemente era un ayayero de Roger. Siempre
paraba con él en San Marcos. Malca era alumno libre allí, porque él, al igual
que yo, nunca terminó de estudiar secundaria. Paraba atrás de Roger, y
Dalmacia, que estaba con él en esa época, lo botó. De ahí viene la bronca.
Aunque no lo crean, no hay nada de principios sino que es una huevada personal.
El huevón, al no encontrar eco en ese mundo se va, hace su vaina y listo.
Maleteaba y criticaba a otra gente.
FO!: Pero ustedes también tienen
esa bronca con muchas otras personas.
PB:
En el otro bando también caben perfectamente Daniel F y Pedro Cornejo, como
patas de Malca, y Edwin Zcuela,
del grupo Zcuela Crrada,
porque además nosotros éramos muy cerrados. Lo que pasa es que lo que se jugaba
en ese momento era ver quién se alzaba con la bandera de la contracultura
oficial.
FO!: ¡¿“La contracultura oficial”?! ¡Eso
suena recontra contradictorio!
PB:
Los dos grupos querían eso. La
complicidad y la química que tenía con Santibáñez y con Dalmacia, hacen que yo,
más que Silva o Acosta, me adhiera a su práctica social. En
cambio, leía los documentos que se lanzaban desde Macho Cabrío (fanzine de los 80s) y me parecían
recontra teóricos. Lo que yo quería hacer era lo que estaba haciendo con ella:
salir a la esquina, volantear,
joder, hacer activismo sin mucho rollo. La diferencia fue que optamos por
apoyar la lucha armada. Pensamos que si esta huevada ya está cayéndose, que se
caiga de una vez. Aventemos nuestras bombas culturales para que se caiga todo,
para construir después de destruir. En Macho Cabrío al toque dijeron que
éramos fanáticos, dementes. Nosotros les decíamos “reaccionarios”. Años después
hubo una cacería de brujas lanzada desde Somos, que consistía en
acusarnos a todos de pro senderistas, tratando de vincularnos al proyecto
cultural de ellos, cuando, al igual que mucha gente, habíamos tenido contacto
con ellos pero nunca habíamos estado inscritos en su aparato cultural porque,
en primer lugar, con Sendero también se daban discusiones bravas sobre la
homosexualidad y el problema de las drogas. Ellos allí no atracaban y nosotros
tampoco.
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