El pituco con empleadas domésticas en casa. El pituco que piensa que violar a su empleada doméstica en casa no es en realidad una violación. El pituco que se da una escapadita de fin de semana a una de las playas exclusivas del sur llevando a sus empleadas domésticas que les dan a sus hijitos pitucos todo lo que quieran. El pituco que frecuenta la discoteca exclusiva, los clubes deportivos caros, los baños turcos con pequeñas cajas de seguridad para billeteras grandes; o el restaurante lujoso con ese guardián, siempre moreno, que bota del local a los ambulantes, también morenos, que venden huachaferías; o el burdel caro con una colección para escoger, desde cholitas ricas a rubias excepcionalmente difíciles de encontrar (y que por eso valen más). Derechos de admisión reservados y buena apariencia requerida. La pituca que pasea por el Jockey Plaza sabiendo que está ahí para comprar y no para pasar el rato mirando. El pituco que se toma un cafecito en el Haití, sentadito en óvalo de Miraflores para hacer que su consumo sea lo más visible posible. El pituco que tiene piscina y cochera con Mercedes y un guardaespaldas y un edificio. El pituco que no tiene un empleo bien pagado o que de veras "anda misio", pero que por relaciones familiares cuenta con suficientes propiedades heredadas y todas las habilidades del "culto" para salir adelante. El pituco que pronuncia la palabra brother como "broder" y la usa aproximadamente cada tres frases. El pituco al que le gusta irse de Lima para irse del Perú. El pituco con ropa de cholo. El pituco que ahora usa la marca de ropa "cholo" así medio hipster, para demostrar que no es tan pituco. El pituco que va al centro de Lima vestido de cholo para que no le roben. El pituco que nunca va al centro de Lima porque no le gustan los cholos que andan por ahí. El pituco que está obligado a ir al centro de Lima porque ahí quedan el Palacio de Gobierno, el Congreso y todos los ministerios. ¡Pucha! ¡Alguien tiene que dirigir este país lleno de cholos! El pituco que jura que realmente, en el fondo de su corazón, es un cholo. El pituco, o Alejandro Toledo, o varios académicos que utilizan argumentos intelectuales y/o políticos para demostrar cómo en realidad todos los peruanos son cholos porque nadie quiere aceptarse como pituco. El pituco que rellena su genealogía con referencias a provincias andinas para quitarse la vergüenza de ser un pituco limeño. ¡Qué fue esa huevada! El pituco que tiene cosas bacanes de qué hablar con su primo medio gringo cuando llega a Lima pero trata hasta las huevas a todos los gringos turistas. Porque el pituco en realidad no necesita la atención de un gringo. ¿Pa' qué? Ya tiene bastante atención. Tiene por lo menos veinte más atención que cualquier cholo de hoy en día, así como cuatro testigos indios valían lo mismo que un solo español en las cortes coloniales. La historia sufre de una dinámica peculiar, la de multiplicar los problemas con el tiempo en lugar de resolverlos.
SHANE GREENE
7 Interpretaciones de la Realidad Subterránea: Pank y Revolución
2017
No hay comentarios.:
Publicar un comentario