EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL LOGRA, CON LA INTIMIDACIÓN O LOS "ESTÍMULOS", LA DESAPARICIÓN VIRTUAL DEL PEQUEÑO SINDICATO QUE SUS TRABAJADORES HABÍAN LOGRADO CONSTITUIR. TODO UN EJEMPLO PARA LOS PICAPIEDRA DE LA CONFIEP.
Por ELOY MARCHÁN
Extraído de "Hildebrandt en sus trece"
Como en los viejos tiempos de las luchas laborales, en la histórica calle de La Rifa se libra una batalla soterrada. Desde diciembre pasado los empleados sindicalizados de la familia Miró Quesada se enfrentan a la gerencia del holding mediático que se niega a reconocerlos. "'El Comercio' se vende como una empresa llena de valores y principios pero viene amenazando e intimidando a sus propios trabajadores para desaparecer al sindicato constituido en diciembre. Pese a estar inscrito con todas las de la ley en el Ministerio de Trabajo, los ejecutivos se niegan a reconocerlo y han rechazado un primer pliego de negociación colectiva. ¿De esta forma piensan dar el ejemplo?", se pregunta David Legua, abogado del sindicato.
El pasado 7 de diciembre veinte trabajadores de "El Comercio" lograron que el Ministerio de Trabajo reconociera formalmente al "Sindicato Nacional de Trabajadores de Empresa Editora El Comercio S.A.". Miluska Martens Olaechea, ejecutiva de cuentas de la empresa desde marzo del 2005, fue electa secretaria general de la organización. Hacía veinte años que el decano no contaba con una organización sindical en sus instalaciones y la noticia supuso un jarro de agua helada en el directorio.
El sindicato nació como respuesta a los continuos recortes de planilla que el grupo periodístico viene ejecutando para enfrentar el temporal financiero que atraviesa.
"Enviamos cartas de presentación ante las distintas gerencias y lo que recibimos fue el silencio. Después vino una campaña encabezada por el gerente comercial Óscar Banda, quien comenzó a amenazar e instigar a los afiliados para que dejen el sindicato. Banda primero les vendía la idea de que los sindicatos no eran buenos para las empresas y si el trabajador se mantenía en su posición, seguían las amenazas de despido", describe el abogado Legua.
Miluska Martens, la secretaria del sindicato, se quejó formalmente ante la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil). En el oficio detalla la secuencia de intimidaciones a los trabajadores sindicalizados. "(...) Para completar el despropósito, (Óscar Banda) les ha advertido que, de no renunciar al sindicato, no les serán renovados sus contratos de trabajo sujetos a modalidad...", dice la secretaria del sindicato en uno de los párrafos del oficio.
Han pasado casi seis meses desde que la carta ingresó a la mesa de partes del Ministerio de Trabajo y hasta el cierre de esta edición la Sunafil no ha emitido una resolución sobre el caso.
Lo que sí ocurrió es que el sindicato creció y la agrupación, que se constituyó básicamente con empleados de la gerencia comercial, comenzó a recibir solicitudes de trabajadores de otras áreas como distribución e imprenta. El entusiasmo era tal que en pocos días llegó a sumar 43 afiliados. Pensando que se venían buenos tiempos, los trabajadores decidieron presentar un primer pliego de negociación colectiva. Y con la idea de negociar y llegar a un término medio -explica el abogado Legua- los empleados apuntaron alto. La caída fue proporcional a la escalada del entusiasmo.
El documento del pliego fue entregado el pasado 15 de enero a la Gerencia de Recursos Humanos. El pliego incluía, entre otras cosas, un reclamo de 10 soles diarios de movilidad, una asignación por nacimiento de hijo de 2,000 soles y 2,500 soles por fallecimiento de cónyugue o hijo. También un aguinaldo navideño de 8,000 soles y cobertura del 100& del seguro de salud.
La respuesta vino a los tres días en una carta firmada por Marielsy Pérez Savino, gerenta de Gestión de Personas. En la misiva ponía en duda la representatividad del sindicato. "Les recordamos que no basta la sola existencia de una organización sindical (capacidad sindical) para proceder a la negociación colectiva, sino que será indispensable, además, que su Sindicato cuente con una representación suficiente en el ámbito de nuestra empresa (legitimidad negocial), quien actualmente tiene un colectivo de trabajadores ascendente a 1,453 trabajadores", escribió Pérez. En pocas palabras, no habría negociación con una organización de 43 trabajadores porque los directores consideran que no representaban a la "masa laboral".
Los trabajadores volvieron a recurrir al Ministerio de Trabajo. Pero desde el 23 de enero, fecha en que presentaron la queja en mesa de partes, tampoco ha habido respuesta.
A fines de marzo la gerencia del holding periodístico realizó la reunión que cada tres meses celebra con sus empleados. En esta cita, que se llevó a cabo en el Colegio Médico de Miraflores, un trabajador le preguntó al argentino Sergio Almallo, gerente de prensa, sobre la existencia de un sindicato en "El Comercio".
"De momento, el sindicato no tiene cantidad representativa. Digamos, la cantidad de gente que requiere para representar a un grupo. Nosotros estamos juntándonos con las personas para entender qué pasa con las personas y con los equipos de toda la unidad", respondió Almallo, quien aprovechó para anunciar que a partir de septiembre las redacciones de "El Comercio", "Perú21", "Trome", "Gestión" y "Depor" dejarán el centro de Lima para instalarse en el viejo local del Grupo Epensa en La Victoria.
Lo que siguió después del fracaso de la negociación colectiva fue el torpedeo sin disimulos al incipiente sindicato. "Lo que vino fue otra agresiva campaña. Esta vez utilizaron la estrategia de dar incentivos a cambio de que se desafilien del sindicato o hacer que renuncien y como premio les daban un bono. A la par que hacía esto, la gerencia del Personal nos envió una carta diciendo que había recibido una denuncia de un trabajador diciendo que el sindicato había sido constituido de forma irregular", narra el consejero legal de los trabajadores.
En base a esa supuesta denuncia, "El Comercio" le solicitó al sindicato el acta de constitución, estatutos, los datos completos de cada uno de los afiliados. Y anunciaron que el asunto se vería en el "Comité de Ética" de la compañía. La respuesta del sindicato fue solicitar una copia de la denuncia pero desde la gerencia dijeron escuetamente que no era posible porque había sido "una llamada telefónica y anónima" a la línea telefónica "El Comercio te escucha", una plataforma que el holding tiene para sus empleados.
Y el "Comité de Ética" comenzó a llamar a todos los integrantes del sindicato. A algunos los citaba personalmente y a otros les enviaba un cuestionario. Las preguntas eran dignas del Ministerio Público: ¿Desde cuándo forma parte del sindicato? ¿Por quién estuvo dirigida la reunión (de constitución) y quién actuó en calidad de secretaria(o)? ¿Quién estuvo a cargo del conteo de los votos? ¿Cómo se llevó a cabo la elección de la Junta Directiva? ¿Se firmó un acta?
La intervención del "Comité de Ética" y la campaña para promover las renuncias voluntarias fueron exitosas. De un porrazo renunciaron treinta trabajadores. Hoy la organización tiene 13 afiliados. "El Comercio" hasta el momento está logrando su objetivo: quitarle afiliados al sindicato por las buenas -entregándoles un bono- o por las malas -intimidándolos con la Comisión de Ética-", dice Legua. En la vieja calle de La Rifa no dejan nada a la suerte. El capitalismo según Roberto Abusada funciona allí a toda máquina.
Los trabajadores volvieron a recurrir al Ministerio de Trabajo. Pero desde el 23 de enero, fecha en que presentaron la queja en mesa de partes, tampoco ha habido respuesta.
A fines de marzo la gerencia del holding periodístico realizó la reunión que cada tres meses celebra con sus empleados. En esta cita, que se llevó a cabo en el Colegio Médico de Miraflores, un trabajador le preguntó al argentino Sergio Almallo, gerente de prensa, sobre la existencia de un sindicato en "El Comercio".
"De momento, el sindicato no tiene cantidad representativa. Digamos, la cantidad de gente que requiere para representar a un grupo. Nosotros estamos juntándonos con las personas para entender qué pasa con las personas y con los equipos de toda la unidad", respondió Almallo, quien aprovechó para anunciar que a partir de septiembre las redacciones de "El Comercio", "Perú21", "Trome", "Gestión" y "Depor" dejarán el centro de Lima para instalarse en el viejo local del Grupo Epensa en La Victoria.
Lo que siguió después del fracaso de la negociación colectiva fue el torpedeo sin disimulos al incipiente sindicato. "Lo que vino fue otra agresiva campaña. Esta vez utilizaron la estrategia de dar incentivos a cambio de que se desafilien del sindicato o hacer que renuncien y como premio les daban un bono. A la par que hacía esto, la gerencia del Personal nos envió una carta diciendo que había recibido una denuncia de un trabajador diciendo que el sindicato había sido constituido de forma irregular", narra el consejero legal de los trabajadores.
En base a esa supuesta denuncia, "El Comercio" le solicitó al sindicato el acta de constitución, estatutos, los datos completos de cada uno de los afiliados. Y anunciaron que el asunto se vería en el "Comité de Ética" de la compañía. La respuesta del sindicato fue solicitar una copia de la denuncia pero desde la gerencia dijeron escuetamente que no era posible porque había sido "una llamada telefónica y anónima" a la línea telefónica "El Comercio te escucha", una plataforma que el holding tiene para sus empleados.
Y el "Comité de Ética" comenzó a llamar a todos los integrantes del sindicato. A algunos los citaba personalmente y a otros les enviaba un cuestionario. Las preguntas eran dignas del Ministerio Público: ¿Desde cuándo forma parte del sindicato? ¿Por quién estuvo dirigida la reunión (de constitución) y quién actuó en calidad de secretaria(o)? ¿Quién estuvo a cargo del conteo de los votos? ¿Cómo se llevó a cabo la elección de la Junta Directiva? ¿Se firmó un acta?
La intervención del "Comité de Ética" y la campaña para promover las renuncias voluntarias fueron exitosas. De un porrazo renunciaron treinta trabajadores. Hoy la organización tiene 13 afiliados. "El Comercio" hasta el momento está logrando su objetivo: quitarle afiliados al sindicato por las buenas -entregándoles un bono- o por las malas -intimidándolos con la Comisión de Ética-", dice Legua. En la vieja calle de La Rifa no dejan nada a la suerte. El capitalismo según Roberto Abusada funciona allí a toda máquina.
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