Esto me pareció inteligente: “Hace muchos años, una estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead qué consideraba que era el primer signo de civilización en una cultura. El estudiante esperaba que Mead hablara de ganchos, ollas de barro o piedras de afilar. Pero no. Mead dijo que el primer signo de civilización en una cultura antigua era un fémur (hueso del muslo) roto y curado. Mead explicó que en el reino animal, si te rompes una pierna, mueres. No puedes huir del peligro, ir al río a beber agua o buscar comida. Eres carne fresca para los depredadores. Ningún animal sobrevive a una pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso sane. Un fémur roto que curó es evidencia de que alguien tuvo tiempo de quedarse con el que cayó, trató la herida, llevó a la persona a un lugar seguro y lo cuidó hasta que se recuperó. "Ayudar a alguien a superar la dificultad es donde comienza la civilización", dijo Mead. Estamos en nuestro mejor momento cuando servimos a los demás. Seamos civilizados en este período, aun si no somos parte del grupo de riesgo ".
Desconozco el autor.
Gracias Prem Inder Kaur
LA GUERRA PERDIDA
...Por todo ello, la guerra contra el virus, como la llamó el señor Vizcarra, ya es una guerra perdida. Es verdad que las críticas que le hacen al gobierno se parecen como gotas de agua a las que se hacen a casi todos los gobiernos en el mundo. El COVID-19 tiene características que han dejado sin respuesta a muchos. Y nadie sabe dar cifras exactas. A casi todos los gobiernos -presos del modelo globalizador que no les permitió fabricar ni tan siquiera mascarillas- se les perdió la brújula. A unos más y a otros menos. La única variable predecible es que a los países más pobres, como el Perú, les irá peor. Porque para nosotros, esto recién comienza.
...
Cuando la Ministra de Economía nos cuenta lo bien que estamos de dinero, la maravillosa solvencia crediticia de que disponemos, uno se pregunta -ante las impresionantes carencias que tenemos- sobre si no hemos usado todo ese dinero por ineficiencia o por indiferencia. Tanto hablar de Venezuela con Maduro, y resulta que un virus nos revela que estamos en similar situación social y económica de espanto que en ese país. O poco menos, pero peor: porque teniendo recursos no se les dio uso para atender tanta situación límite, como por ejemplo evitar la muerte de personas por afecciones perfectamente atendibles. Eso antes de la pandemia
La guerra contra el virus la hemos perdido por la misma razón que perdimos todas las guerras que hemos tenido; porque al mando de ese Estado malformado no estaba nadie que pensara en todos los peruanos, que nos tomara en cuenta. Porque al mando están los mismos de siempre, los que se vendieron a la Casa Dreyfus y desperdiciaron la riqueza del guano, los que se enriquecieron con el caucho y sacrificaron en su beneficio a pueblos enteros en el Putumayo: es decir, los que hoy quieren "reactivar la economía" de una vez por todas, no importa si en las calles aparecen más muertos cada día, no importa si crecen las rumas de cadáveres en las morgues.
DAVID ROCA BASADRE
"El centralismo al paredón"
Extraído de HILDEBRANDT EN SUS TRECE
Huyen los capitales de la riquería nacional. El atildado diario "Gestión" lo pone así: "Familias de alto patrimonio elevan preferencia por invertir en el exterior". Qué sutileza, qué delicadeza, qué diplomacia amanerada para decir que los ricos de este país, a la hora de la crisis, huyen del barco como suelen hacer algunos roedores cuando las naves hacen más agua que la esperada. "Gestión" abunda: "Como la pandemia del Covid-19 ha golpeado a casi todos los mercados financieros, los peruanos de mayor patrimonio están reacomodando sus carteras de inversión para atenuar riesgos y aprovechar las oportunidades en este nuevo escenario". ¿Creer en el Perú? Ni de vainas. ¿Sacrificar algunos dividendos para apuntalar, en tiempos de peste, la economía del país que les dio todo? Nica.
Tomado de "Hildebrandt en sus trece"
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