La Lima de los grandes pendexos, de los criollos y acriollados de todos los barrios, de las putas fichas y las del Sirenitas, de los ladrones y asesinos centenarios ratificados por las Leyes hechas por sus pares y de los ladrones de poca monta que a toda hora salen por la TV. La Lima del Señor de los Milagros y Sta. Rosa de Lima, del anticuchito, las cebichelas, del Arriba Alianza, Y dale U y demás cojudeces que solo sirven para, entre otras cosas, atontar a la plebe y llenar los bolsillos de los de siempre. ¿Comunidad? Comunidad de cojudos, de perros, de cacheros y cacheras, será.
Feliz nada pues arrabal de mala muerte, casa de todas las pestes y contaminador de las más insólitas perfecciones. Mereces morir.
José vive en el distrito de Jesús María (Lima Central). De ascendentes españoles por el lado del padre, exactamente de la región Vasca y por el lado de su mamá, de italianos. Se trata de un limeño clásico y, Adaptado (ver pág. 96), de acuerdo a la clasificación de Estilos de Vida. Con 75 años de edad, siente que ha disfrutado mucho de la Lima de antaño, ha visto su transición y se ha tenido que adaptar, casi a la fuerza, a lo que constituye la Lima actual. Autocalificándose como un hombre con suerte, José recuerda que ni él, ni sus hermanos, tuvieron imperiosa necesidad de trabajar de muy jóvenes, aunque si lo hicieron. A pesar de que su abuelo era ingeniero minero, éste tampoco tuvo que laborar siempre, gracias a que "tenían la hacienda de algodón y recibían porque lo tenían arrendado a una sociedad china".
Si bien es cierto que su padre trabajó, nunca tuvo apuros, pues, como él mismo dice: "siempre chorreaba algo de la parte del abluelo". Al respecto recuerda con nostalgia: "Yo fui criado por mi abuelo, fui el engreído". Sin embago, como muchas, su familia, fruto de la Reforma Agraria, sufrió la pérdida de las tierras que poseía y, como él mismo afirma: "dejamos de vivir con ciertas gollerías".
A pesar de haber aceptado lo que significó ese cambio de vida, no avala la evolución de Lima hasta la actualidad, al respecto, cuando se le pide su opinión sobre la capital de hoy en día, manifiesta: "Horrible, Lima era más chica, yo me acuerdo, vivía con mi abuelo en Jr. Washington, a tres cuadras del Paseo Colón, era una cosa linda ir al Paseo Colón... Yo iba al cine con una empleada de la mano... Había tranquilidad, los carnavales, Lima tenía menos población, ha enido que adaptarse uno al medio, ha chocado mucho la invasión que ha habido de otras personas, no porque sean de la sierra, sino porque ha habido un cambio muy marcado del modo de vivir de ellos con las costumbres nuestras, de lo cual ha salido un modo de vivir diferente, una nueva generación que hay que tenerle miedo, te levantan en peso".
Demostrando cierta frustración contenida, manifiesta: "Se han perdido las costumbres, los hábitos... Leguía dejó el Carnaval, el Lawn Tenis, en ese tiempo había los bailes infantiles, los corsos... era diferente, después vino la reforma (agraria) y fue un fracaso, nos perjudicó un montón". Como puede apreciar el estimado lector, si bien José evidencia una cierta incomodidad por lo que significó en muchas etapas, el masivo movimiento migratorio hacia Lima, no duda en reconocer la valía de algunos representantes de la Lima Conurbana y así recuerda: "mi esposa estuvo de supervisora en Yanbal, yo la acompañaba... noté que la gente de pueblo (Lima Conurbana) se supera bastante, que tienen deseo de surgir, tengo amigos que de la nada se han hecho, hay uno que entró a Paramonga (empresa en la que José laboro algún tiempo) y era portapliegos, ahora es economista, tuvimos la oportunidad de estudiar sociología en la Católica (universidad) cuando eran tres años, oportunidad que yo no aproveché... ¡como yo era el vivo!... Este muchacho sí aprovechó y pasó a economía y lo logró, sus hijos han estudiado carreras profesionales... es un caballero... recuerdo que vino de Camaná (Arequipa) y se compró una casita en Sol de Oro (Lima Norte)".
Por otro lado, José, como todo Adaptado, gusta de mantener un contacto constante con su entorno particular y así nos cuenta con cierta gratitud: "Paro con un grupo de que han sido mis jefes, todos los viernes nos reunimos: almorzamos, cocinamos..."
Si bien es cierto que José sabe que no es precisamente el jovenzuelo estudiante del colegio Guadalupe, en el que se formó, comparte su actual distendida vida en su casa propia de Jesús María, junto a su esposa y una de sus hijas y respectivos nietos (2), con la misión de que sus descendientes tengan un éxito traducido en bienestar, por lo menos parecido al que él vivió en su mocedad: "Para mis nietos, con los marinos ya los tengo encaminados, es una seguridad qu tengo. Porque yo le tengo miedo a la calle, no creo que sean perfectos pero van a tener la oportunidad de entrar al medio que tienen otros muchachos. Los otros chiquitos, me da pena que no voy a verlos cuando tengan 15 años. De mi hija, ella es profesora de danza, en los colegios y en un Instituto, yo espero que pueda independizarse y lograr poner algo, que sería un local propio".
ROLANDO ARELLANO C.
DAVID BURGOS A.
"Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe..."
Si bien es cierto que su padre trabajó, nunca tuvo apuros, pues, como él mismo dice: "siempre chorreaba algo de la parte del abluelo". Al respecto recuerda con nostalgia: "Yo fui criado por mi abuelo, fui el engreído". Sin embago, como muchas, su familia, fruto de la Reforma Agraria, sufrió la pérdida de las tierras que poseía y, como él mismo afirma: "dejamos de vivir con ciertas gollerías".
A pesar de haber aceptado lo que significó ese cambio de vida, no avala la evolución de Lima hasta la actualidad, al respecto, cuando se le pide su opinión sobre la capital de hoy en día, manifiesta: "Horrible, Lima era más chica, yo me acuerdo, vivía con mi abuelo en Jr. Washington, a tres cuadras del Paseo Colón, era una cosa linda ir al Paseo Colón... Yo iba al cine con una empleada de la mano... Había tranquilidad, los carnavales, Lima tenía menos población, ha enido que adaptarse uno al medio, ha chocado mucho la invasión que ha habido de otras personas, no porque sean de la sierra, sino porque ha habido un cambio muy marcado del modo de vivir de ellos con las costumbres nuestras, de lo cual ha salido un modo de vivir diferente, una nueva generación que hay que tenerle miedo, te levantan en peso".
Demostrando cierta frustración contenida, manifiesta: "Se han perdido las costumbres, los hábitos... Leguía dejó el Carnaval, el Lawn Tenis, en ese tiempo había los bailes infantiles, los corsos... era diferente, después vino la reforma (agraria) y fue un fracaso, nos perjudicó un montón". Como puede apreciar el estimado lector, si bien José evidencia una cierta incomodidad por lo que significó en muchas etapas, el masivo movimiento migratorio hacia Lima, no duda en reconocer la valía de algunos representantes de la Lima Conurbana y así recuerda: "mi esposa estuvo de supervisora en Yanbal, yo la acompañaba... noté que la gente de pueblo (Lima Conurbana) se supera bastante, que tienen deseo de surgir, tengo amigos que de la nada se han hecho, hay uno que entró a Paramonga (empresa en la que José laboro algún tiempo) y era portapliegos, ahora es economista, tuvimos la oportunidad de estudiar sociología en la Católica (universidad) cuando eran tres años, oportunidad que yo no aproveché... ¡como yo era el vivo!... Este muchacho sí aprovechó y pasó a economía y lo logró, sus hijos han estudiado carreras profesionales... es un caballero... recuerdo que vino de Camaná (Arequipa) y se compró una casita en Sol de Oro (Lima Norte)".
Por otro lado, José, como todo Adaptado, gusta de mantener un contacto constante con su entorno particular y así nos cuenta con cierta gratitud: "Paro con un grupo de que han sido mis jefes, todos los viernes nos reunimos: almorzamos, cocinamos..."
Si bien es cierto que José sabe que no es precisamente el jovenzuelo estudiante del colegio Guadalupe, en el que se formó, comparte su actual distendida vida en su casa propia de Jesús María, junto a su esposa y una de sus hijas y respectivos nietos (2), con la misión de que sus descendientes tengan un éxito traducido en bienestar, por lo menos parecido al que él vivió en su mocedad: "Para mis nietos, con los marinos ya los tengo encaminados, es una seguridad qu tengo. Porque yo le tengo miedo a la calle, no creo que sean perfectos pero van a tener la oportunidad de entrar al medio que tienen otros muchachos. Los otros chiquitos, me da pena que no voy a verlos cuando tengan 15 años. De mi hija, ella es profesora de danza, en los colegios y en un Instituto, yo espero que pueda independizarse y lograr poner algo, que sería un local propio".
ROLANDO ARELLANO C.
DAVID BURGOS A.
"Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe..."
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