Halleluwah, broders. Ayer salió mi disco "Contracultura (No al arte falso)" en formato físico CD y virtual en el sello inglés Wormhole Sound Records. ¡Y lo pueden pedir desde ya! Mi último álbum, por su parte, se encuentra ya en todas las plataformas de moda, spotify, itunes, tidal, etc.
From writing about the internet with Timothy Leary to releasing music under the techno-rock moniker “Mondo Vanili”, R.U. Sirius has shaped digital culture since its inception. He dishes to Lydia Sviatoslavsky about (what’s left of) cyberpunk, stoner-inflected French theory, and the drab cruelty of American politics.
LINK: This Interview is a Mistake | Spike Art Magazine
"Bismarck, en el nuevo Imperio alemán que terminó de construir en 1871, decidió así mismo manipular un electorado amplio en sus batallas contra los liberales. Sería absurdo llamar a estos autoritarios «fascistas», pero eran claramente los primeros que se adentraban en un territorio que los fascistas dominarían más tarde. Al decidirse por manipular a un electorado de masas en vez de restringir el derecho de voto, se apartaron tanto de los conservadores como de los liberales y de la política tal como se practicaba entonces, como un debate ilustrado entre notables elegidos por un público respetuoso para que gobernaran en su nombre.
Los fascistas, a diferencia de los conservadores y de los liberales cautos, nunca quisieron mantener a las masas fuera de la política. Ellos querían reclutarlas, disciplinarlas e insuflarles energía. Al final de la Primera Guerra Mundial, no había ya, de todos modos, posibilidad de volver a un derecho de sufragio limitado. Los jóvenes habían sido reclutados casi en todas partes para morir por su país, y difícilmente se podía negar a ninguno de ellos los plenos derechos de ciudadanía. También a las mujeres, cuyo papel económico y social se había ampliado enormemente con la guerra, se les otorgó el derecho al voto en muchos países del norte de Europa —aunque todavía no en Francia, Italia, España o Suiza—. Aunque los fascistas pretendían restaurar el patriarcado en la familia y en el lugar de trabajo, prefirieron movilizar a las mujeres favorables a ellos en vez de privarlas del derecho devoto, al menos hasta que pudieron abolir por completo las votaciones.
Para que pudiera llegar a ser posible el fascismo tuvo que cambiar también la cultura política europea. La derecha tuvo que reconocer que no podía evitar ya participar en la política de masas.
Facilitó esta transición el que un número creciente de ciudadanos de clase media se incorporase a las filas conservadoras, una vez satisfechas sus limitadas demandas políticas y al concretarse nuevas demandas amenazadoras de los socialistas. En 1917 —tal vez antes—, el proyecto revolucionario era algo lo suficientemente inmediato como para alejar a gran parte de la clase media de la fidelidad a la izquierda de sus abuelos demócratas de 1848. Los conservadores pudieron empezar a soñar con el control de mayorías electorales.
Las izquierdas democráticas y socialistas, aún unidas en 1848, tuvieron que escindirse para que pudiera llegar a ser posible el fascismo. La izquierda tuvo que perder también su posición como recurso automático de todos los partidarios del cambio: los soñadores y los descontentos, tanto entre la clase media como en la clase obrera. Así pues, el fascismo es inconcebible sin la presencia de una izquierda socialista madura y en expansión. De hecho los fascistas solo pueden hallar su espacio después de que el socialismo ha llegado a hacerse lo bastante poderoso como para haber tenido cierta participación en el Gobierno y haber desilusionado así a una parte de su clientela intelectual y obrera tradicional. Así que podemos situar el fascismo en el tiempo no solo después del asentamiento irreversible de la política de masas, sino en realidad en un periodo tardío de ese proceso, en el que los socialistas han llegado al punto de participar en el Gobierno… y de estar comprometidos por ello.El umbral se franqueó en septiembre de 1899, cuando el primer socialista europeo aceptó un cargo en un gabinete burgués, para ayudar a la democracia francesa que estaba siendo atacada durante el affaire Dreyfus, ganándose así la hostilidad de algunos de los puristas morales de su movimiento.
En 1914 parte de los seguidores tradicionales de la izquierda se habían desilusionado por lo que consideraban los compromisos de los socialistas parlamentarios moderados. Después de la guerra, buscando algo más intransigentemente revolucionario, se pasaron al bolchevismo o, como hemos visto, a través del nacional-sindicalismo, al fascismo."
Hace un par de semanas tmb los de El Paradero organizaron una tocada al aire libre que fue locasa. Acá un par de videos que grabé de Gabriel Castillo ruideando superb y Oscar Recarte en plan ATOM TM.
Joseph Beuys y Conrad Schnitzler (TANGERINE DREAM, KLUSTER) en un restaurante parisino.
"Hiperculturalidad"
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