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jueves, 29 de diciembre de 2022

VISIONES :. El Medio Es El Mensaje. KRAFTWERK Y "RADIO-ACTIVITY"


La primera vez que lo escuché fue hacia 1994/95, cortesía de la tienda Agh! Music de Pepe Salomón en Galerías Brasil. Por supuesto que antes había audicionado Tour de France, de niño inclusive, o el disco de remixes en 1991. Sin embargo, conocer de primera mano los inicios de Hütter y Schneider con la electrónica total era no solo deber de cultura general pero curiosidad irrefrenable. Explico para los nuevos: entonces la música la conseguías pagando, y había que arriesgarse, usualmente uno no sabía de qué iba el disco escogido. Full intuición y guiarse por las portadas. Además había que aguardar días a que te entreguen tu copia pirata o, con más suerte, el disco pedido por catálogo.

"Radio - Activity", o como reza su versión original "Radio - Aktivität", es la segunda obra conceptual firmada por Kraftwerk: a Ralf y Florian se le unen Karl Bartos y Wolfgang Flur, la formación legendaria. Profundiza en los logros de "Autobahn" (1974) prescindiendo por primera vez de instrumentación analógica. El quid acá es el estilo innovador y lúdico de la banda al crear su sonido y enfrentarse a los sintetizadores -e instrumentación forjada para la ocasión-: Vako Orchestron, vocoder, micro Moog, Farfisa...

Desde el ignicio, con Geiger Counter, se abren con totalmente otro sonido, MUY lejos de lo que sonaba en los medios y en cualquier lado por aquel 1975, se trata de una percusión dub que va intensificándose decorada de rugosidades y que terminará fusionándose con el track homónimo, Radioactivity: un canto electrónico hijo de la Guerra Fría y el peligro nuclear, de la ciencia como fatídica aliada de la Humanidad. Quizás lo más cercano a este techno-synth pop que los germanos inventan en este disco sea "An Electric Storm" (1969) de White Noise, el proyecto de Delia Derbyshire. 

Airwaves es pura fantasía sinusoidal donde contemplamos a  Kraftwerk bailar anunciando nuevos mundos. Mientras que Radioland es como plegaria de cualidades sintéticas. Tan perfectos y divinales que Prometeo no lo habría hecho mejor.

Tener 18 años, ser adolescente en buena cuenta, y toparte en tu vida con estos seres, estos sonidos, no solo marca profundamente sino que te enseña a pasar de largo de la manada y más allá. Siempre más allá. La música está hecha para soñar-con y lograr imposibles. Kraftwerk y este "Radio-Aktivität" lo demuestran. 

El mensaje no se detiene: Uranium y The Voice of Energy con sus honduras vocorizadas cual personajes de los Gobots/Transformers, el juego de múltiples voces siseantes en News. Salir a jugar con los amigos y ser Antenna: "soy la antena doy información, eres el transistor atrapas vibración". Ohm Sweet Ohm se encargará finalmente de sellar el mensaje kraftwerkiano en ti. 

Uno nunca sabe cuándo va a ser sorprendido por un escalofrío epistemológico pero "Radioactivity" es de esos fugaces momentos en que reconoces ser fulminado en cuerpo, mente y alma. Y das gracias por ello. Sin duda, si tuviera que volver a nacer lo haría todo de nuevo. 


Wilder Gonzales Agreda.


ALGUNOS MELÓMANOS DE LA ESCENA DECLARAN SOBRE LO QUE FUE PARA ELL@S EL "RADIO-ACTIVITY" (1975) DE KRAFTWERK


NATHALIE (31 años, Cusco)
[música y realizadora audiovisual]

Descubrí Kraftwerk por medio de mi gran amigo Wilmer aka Wix Aerolito de (Catervas, Resplandor) quien me acercó a la banda.

En aquel entonces estaba más pegada al dream pop y shoegaze, escuchando a bandas como Cocteau Twins, Slowdive, This Mortal Coil, Seefeel y SilvaniaEscuchar Kraftwerk abrió mis horizontes a la música electrónica y como puerta de entrada a bandas tipo: Autechre , Aphex Twin, Silver Apples, etc. Marcando un antes y después en mis gustos musicales que se inclinaron a partir de la experiencia Kraftweriana :)

Me sorprendió lo moderno que sonaban para su época, como si hubiesen grabado sonidos de otro planeta y sus performances con robots ¡impensable para mí en ese momento! Tenía curiosidad por saber qué equipos estaban usando, luego vi que sus instrumentos eran sintetizadores que habían sido creados exclusivamente para ellos.

"Radioactivity" me parece un álbum conceptual y minimalista, donde nos van narrando conceptos interesantes y reflexivos que van más allá de lo humano como: la tecnología que está abierta al abuso del medio ambiente y otros que se ven reflejadas en los títulos de sus canciones y letras. Musicalmente uno va sumergiéndose en las atmósferas industriales y futuristas, con un sonido puramente analógico, formando ritmos pausados, con efectos de ondas de radios de corta frecuencia, antenas que captan información, sonidos espaciales, voces de la energía que van tomando vida, por momentos va tornándosela en una estética misteriosa.

De hecho, me cambió la forma de entender la música con otra mirada, ya que uno entiende los conceptos cómo “deberían de ser” pero una vez que escuchas Kraftwerk destruyes todo eso.

Algo que me inspiró mucho es la combinación del arte con la tecnología como los robots, los gráficos 3D, creación de instrumentos, sonidos con sintetizadores, etc. Esa mezcla de diferentes técnicas me hace pensar sobre otros procesos creativos que he integrado.


CLAUDIA MORFIN (52 años, Tijuana, Baja California, México)
[Arte interdisciplinario. Compositora y músico. Ilustradora y  Maestra de Literatura]

Seguro que las primeras personas que me acercaron a Kraftwerk fueron mis primos Pablo y Alma. En general ellos me abrieron la puerta de la música que siempre me marcó tanto como este disco. No escuché el disco recién salido del estudio, sino 5 o 6 años después, cuando yo tenía 10 u once años. Muchas imágenes de mi infancia están relacionados con ese sonido: la casa de mi abuela, mi bicicleta, la ropa que vestíamos. El Radioactivity ha sido un disco recurrente para mí, además de generarme recuerdos importantes, más adelante se volvió imprescindible en mi taller de Teatro, y muchos años después volvió conmigo como banda sonora de mi embarazo y la primera infancia de mi hijo. Hasta ese momento llegó a mí también la música de Raymond Scott, con quien asociaba ciertos ambientes, lúdicos, básicos, que utilicé mucho para contar cuentos, una actividad que desarrollé por varios años mientras mi hijo estuvo en sus primeros años escolares. Era hacer mis muñecos, y narrar historias oralmente cobijada por esos sonidos.

(Lo describiría como) Fotografías Polaroid con un radio de sol al fondo, naranja, rojo, amarillos; imágenes de la gente un poco velada, olor a pasto en el parque, tela de pana color chocolate. Olor de llantas de bicicleta. El futuro era mecánico, de metal y tornillos, pero antes de estallar entre robots, había un hilo delgado y magenta que trazaba un horizonte simple, un puente del verano al otoño. La infancia envuelta en un loop que aun resuena cuando escucho el disco.

Radioactivity: Una delicadeza sonora interestelar. Mínima. Elegante. Un amanecer rojizo, en las dunas. O tal vez en otro planeta. 

Creo que, analizándolo bien, el disco ha sido un puente entre mi infancia y la infancia de mi hijo, sintonizándolos a través del sonido y la percepción. Mi hijo ama Kraftwerk, su papá eligió Computer world la primera vez que ceremoniosamente le regaló un disco, a mi hijo le encanta ese álbum, pero entró justo por la puerta del Radioactivity.


LUIS ALONSO CRUZ ALVAREZ (41 años, La Molina, Lima)
[Consultor de recursos humanos independiente, Poeta]

Recuerdo que (la primera vez que los escuché) fue una tarde del año 1998. Gerardo Manuel presentaba el vídeo de Radioactivity, dentro de un especial de Kraftwerk que hacía en su recordado programa Disco Club que para ese entonces pasaban por Cable Mágico Cultural. Antes había escuchado Das Model en un programa de música que pasaba el canal 7, canal del estado, allá por 1993. El programa se llamaba Los Especiales del Siete.

El vídeo me produjo escalofríos. Me recordó todo el trauma que vivimos muchos niños con el principio de los años 90 y las profecías de Nostradamus, de que habría guerra nuclear y que vendría desde el Medio Oriente (debemos recordar que la invasión a Kuwait fue en 1991). Posteriormente, entendí que esa canción era una de esas piezas que reflejan la historia del siglo 20 y en especial la guerra fría, es de esas obras de arte que tienen un “espíritu de tiempo”.

Escuchar sonidos que se basan en la Guerra Fría, al igual que la trilogía berlinesa de Bowie o "The Idiot" de Iggy Pop o hasta canciones más “pop” como New Years Day de U2 (que habla del frente oriental en la segunda guerra mundial) o Cross the Border de los Icehouse, me dieron la inspiración para escribir poesía basada en esa época de la historia. 

Mis tres primeros poemarios, Tetrameron (2003), Lumen (2007) y Radio Futura (2008), se basaron en esos temas y todo gracias a esa visión que me produjo la música.

Incluso después de escuchar ese disco podría decir que se produjo una especie de filosofía musical de la historia, de la cual no dejo de pensar todo el tiempo.


MARIO REGGIARDO (48 años, Lima)
[Abogado, profesor universitario y parte del sello A Tutiplén Records]

Fue a fines de los años 80, empezando la secundaria en el colegio.  Lo escuché en caset. Estudié en el San Antonio de Padua, que era un colegio donde, en esa época, la gran mayoría escuchaba post-punk, synth-pop, EBM, punk, el indie británico de los 80 etc. Era algo que se pasaba de promoción en promoción, donde veíamos a los mayores con admiración. Nos intercambiábamos casets entre varios, por lo que no recuerdo exactamente quién me lo pasó. No me lo grabé en ese momento y no me dejó la huella que sí generaron en ese momento "Man Machine", "Computer World" y "Electric Café". 

Posiblemente porque era un álbum menos pop que el "Man Machine", "Computer Word" y "Electric...", no marcó mi adolescencia. Me sorprendió, pero no lo disfruté tanto como otras cosas que escuchaba en ese momento. No era un álbum de Kraftwerk que influyó en mi primera formación. Luego dejé de escucharlo por casi una década.

Ya a fines de los 90, con el oído más amplio y el sonido impecable del disco compacto, cuando regresé al álbum después de varios años, la huella que generó fue imborrable. Recuerdo ahí sí lo que sería la verdadera primera vez, cuando arranca Radio-Aktivitat, luego de la tensión generada por Geigerzähler: tuve un momento de iluminación. Por esos años escuchaba Aphex Twin, Autechre, The Chemical Brothers, Boards of Canada. De pronto escuchar Radioactivity fue como transportarme al génesis, a los primeros segundos de la creación del universo, el big-bang. Es un momento mágico que se sigue repitiendo hasta hoy cada vez que lo escucho, sin cambiar una pizca la intensidad del éxtasis. A partir de ese momento también empiezo a entender la electrónica en un sentido linealmente cronológico. Sin ese disco no existiría Gary Numan, Ultravox, OMD, Depeche Mode, The Human League, Soft Cell, Yazoo etc.  Sin ese disco posiblemente no existiría la electrónica como hoy la conocemos. Es mi álbum favorito de Kraftwerk.  



IVÁN LUNA (Ciudad de México)
[Publicista, Marketing, Músico, Periodista Musical]

Durante los primeros años de la década de los 2000 me dedicaba a descargar mucha música en SoulSeek y a tener mi iTunes de manera muy ordenada. Así descubrí un mundo de música. Posteriormente a tener mi iTunes ordenado casi toda la música que ahí tenía la copiaba en CDs. En México le llamábamos “quemar discos”, que era hacer copias. Así tenía gran parte de la discografía de KRAFTWERK. 

Dicha primera década de los 2000s fue una época de oro para la música electrónica en Ciudad de México, antes DF, y no me refiero a la música rave, la cual tuvo su apogeo desde mediados y finales de los años 90; sino a la electrónica de avanzada. Muchas fiestas, muchos venues, mucha gente interesante, mucho KRAFTWERK. 

No lo comprendí del todo. Vaya, estaba más acostumbrado a la electrónica con beat y repeticiones y a pesar de que en lo personal estaba muy metido en aquellos años en música de vanguardia o experimental, KRAFTWERK fue un descubrimiento interesante.

No ejerció una influencia máxima en mi vida, como lo hicieron músicos como John Zorn, Boards of Canada, Aphex Twin, Napalm Death, Bill Laswell, Otomo Yoshihide, etc. Sin embargo, sí abrió la brecha para el descubrimiento de un mundo musical. Por esos años fue el descubrimiento del synthpop y el krautrock alemán. 


LUCILLE (16, USA)
[estudiante]

La primera vez que escuché "Radioactivity" lo compré después de verlo en cassette en una tienda de discos en Dayton, Ohio. Lo escuché en repetición durante el resto del día. Recuerdo que pensé que era mucho más oscuro que la mayoría de la música de Kraftwerk. Lo describiría como un tipo de proyecto muy pesado de Kraftwerk, más ambient y más oscuro con vocoder. Quizás sus texturas han influido en la música que hago. A Kraftwerk les preguntaría sobre el período en el que ambos integrantes de Neu! estuvieron en la banda.


INÉS SERRANO aka INÉS INICO (Bruselas)
[melómana, Mamá de Sebastien]

Indudablemente el mundo extraordinario del krautrock y otros muchos estilos de música, fue gracias a Pepe Salomón de Agh! Music (al cual amo y admiro por su generosidad y su exquisito oído musical). Fue allá por el 99 -2000. Literalmente fue como saltar en el espacio sideral descubriendo nuevos sonidos. Unos más intensos, apasionantes, exóticos. Ruidismos, minimalismos, psicodélicos... al principio me centraba en el sonido y las portadas, fotografías y poco a poco iba descubriendo la intensidad del mensaje de su lírica, la resistencia/conciencia social e histórica que algunos grupos nos concientizan.

El Tour de France, Autobahn, The Model, The Robots, The Man Machine, Trans-Europe Express... no recuerdo el orden en los que los escuché pero sin duda el que queda en el cerebro es el Radioactivity, primer álbum enteramente electrónico de Kraftwerk y la canción de más de 6 minutos. Los europeos nórdicos con su versatilidad del dominio de lenguas transmiten el mensaje en alemán e inglés integrados en la misma canción/tema y con sonidos de radio-frecuencias, puramente sintéticos, percusiones eléctricas y es en Francia que el álbum tuvo un máximo de éxito en la época. 

En este álbum abordan temas de la radio-actividad nuclear y la actividad radiofónica. Expresando directamente las angustias de la época. Como explica Ralf Hütter en los Inrockuptibles en 2019 "la sensación cotidiana de que todo podría explotar es algo con lo que hemos aprendido a vivir y cuya tensión hemos trasladado a nuestra música".

Este álbum fue el inicio del sentimiento anti-nuclear que con el tiempo evocan varios desastres nucleares: Chernobyl, Harrisburg, Sellafield e Hiroshima. En 2012 en un concierto organizado por Ryuichi Sakamoto, Kraftwerk recalcará su lucha después del desastre de Fukushima. 2022, la amenaza nuclear ha vuelto. Algunos días después de la invasión de Ucrania (tema polémico), Vladimir Putin declaró en alerta a la fuerza nuclear de Rusia. 

Anécdota: después de "trabajar" 7 días en Fusion Festival 2015, que se realiza sobre la antigua base militar aérea de Lärz de la Segunda Guerra Mundial, iba manejando por el Autobahn (auto ruta) cuando de repente pasó un auto a velocidad extrema. Cuando me doy cuenta que en algunas auto rutas en Alemania no hay límite de velocidad. Las emociones brotaron por mis ojos y no pude dejar de pensar en Kraftwerk, Einstürzenden Neubauten y Galerías Brasil. Estaba a punto de vivir experiencias nuevas en Berlín...


ROBERT CASTAÑEDA (54 años, Tijuana)
[músico]


Escuché a Kraftwerk en 1983, pero me botó la tapa de los sesos 
cuando miraba la escena del baile con la escoba, el track Tour de france en la película “Break Dance” en los “cines gemelos” en  1984. Me parecían muy fríos, pero su sonido artificial me llenaba de curiosidad, la digestión de su sonido me llegó de rebote por otros grupos: New Order, OMD y Aviador Dro

Lo definiría como “la voz de la tecnología”, odas a la radio, a las  frecuencias y a la energía nuclear. Cuando me enteré (1982) de que  todos esos sonidos provenían de un aparato llamado sintetizador mi espíritu creativo se reconfortó hasta que finalmente me hice de uno, el DX 100 de la Yamaha. Todo esto decantó hasta tener mi proyecto Ford Proco.




El universo es una realidad virtual diseñada digitalmente y "Radioactivity" es el disco que registra los primeros minutos de la creación. Es el inicio del universo. MARIO REGGIARDO

"Radioactivity": Una delicadeza sonora interestelar. Mínima. Elegante. Un amanecer rojizo, en las dunas. O tal vez en otro planeta. CLAUDIA MORFIN

"Radioactivity" es el disco que habría hecho Nikola Tesla. WILDER GONZALES AGREDA


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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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las cosas como son II

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