Los Spacemen recibieron el año nuevo actuando en el Dingwall's , el 2 de enero de 1989. Casi un millar de personas se agolparon en los diminutos confines de aquel club de Camden para apreciar la actuación de la banda indie más popular de Inglaterra. Una lista de invitados que, incluía a la flor y nata de la cultura del ácido y el éxtasis, se mezclaba con ojeadores de management y periodistas musicales, se agolpaba en la parte delantera del escenario, o se retorcía contra las paredes. Ejecutivos de Warner y RCA esquivaban cuerpos de chicos drogados buscando espacio para derramarse en las esquinas. Alan McGee se paseó entre el público con los mediáticos My Bloody Valentine y Douglas Hart de The Mary Chain. Los rumores de que vendrían los Happy Mondays desde Manchester provocaron una gran expectación entre el público, como si hubieran tirado una tostadora a una bañera burbujeante. Incluso Lemmy Kilmister, una reliquia psicodélica convertida en mesías del Metal, apareció en la barra para ver a la banda tantas veces criticada como: "Mierda Hippie - del Rollo Hawkwind". Mientras subían al escenario, la banda ya estaba notando la fuerza bruta que emergía desde el suelo. Los guitarristas se colocaron en sus taburetes y miraron hacia el público. El riff inicial de Rollercoaster , con su corriente eléctrica de guitarra reverberada y distorsión, ahogó rápidamente todo lo demás, haciendo que toda atención se centrara en aquel acorde de MI zumbante.
PATH FISH: «Fue un espectáculo épico. La sala estaba abarrotada. Dingwall's era una sala alargada y estrecha, o sea que a menos que estés entre las 150 personas de adelante, es bastante difícil saber lo que pasa en el escenario. Allí habría unas 600 o 700 personas, y ellos iban a por todas. Con Jonny a la batería, e imagino que Willie al bajo. De repente suena Suicide, y empiezan a añadir capa tras capa al tema. Jason en llamas, y la máquina de humo girando endiabladamente fuera de control. La maldita versión de Suicide fue alucinante, la máquina de humo seguía en marcha, tenía dos lámparas halógenas, o tal vez tres, que llenaban de flashes la parte trasera del escenario, y todo lleno de humo. El espectáculo cada vez era más intenso y loco, casi un delirio. Nosotros estábamos justo delante, así que podíamos ver a través del humo. Tanto Sonic como Jason pusieron las guitarras a tope, en modo de retroalimentación , modulando los acoples de guitarra, los efectos y toda esa mierda. La guitarra de Jason estaba inclinada jugando con las velocidades de su delay. Willie y Jonny seguían tocando. Y en algún momento, Sonic y Jason entendieron que la cosa había alcanzado su máximo y que podían dejarlo ahí. Y lo dejaron marchándose a través del humo , nadie los vio irse, excepto los pocos que estábamos delante. Willie y Jonny continuaron durante un buen rato. Y luego Jonny bajo de intensidad, haciendo una cosa muy sencilla pero muy rítmica, y también se fue. Jonny fue el último en macharse. Todos se habían ido, pero nadie lo sabía. El escenario estaba lleno de humo. Y, con la excepción de unos cuantos de nosotros, todo el club pensaba que todavía estaban sobre el escenario. Me fui al camerino y nos fumamos un porro con un buen vaso de cerveza, y charlamos un poco. Parecía como si todavía estuvieran tocando fuera, y era jodidamente maravilloso. Pero estábamos ahí dentro y te dabas cuenta de que no iba a haber aplausos esa noche. Habían renunciado a los aplausos, porque la mierda de ruidera seguía en marcha. Sí, eso es lo que pensamos en ese momento. Unos 10 o 15 minutos más tarde se toma una decisión y se apaga todo con cierta suavidad, hasta que se detiene. ¡Y todos los putos espectadores rompen en un gran aplauso! Veinte minutos después de que abandonaran el escenario, todos los espectadores gritando: ¡Whoaaaa! ¡No sabían que la banda se había ido! Ja ja ja».
Después del set, Jonny se acercó a la barra dando tumbos, con la cabeza agachada en pleno estupor narcótico. Parpadeó ante un par de botas de cuero blanco y entrecerró los ojos. Al levantar la vista, vio a Lemmy mirándole fijamente con una copa en la mano. El batería quedó de piedra a la vista de las verrugas de la cara de Lemmy. Que tras una incómoda pausa, se inclinó y cogió la mano de Jonny diciendo: «¡Qué buen concierto, amigo !».
ERIK MORSE
SPACEMEN 3 y el nacimiento de Spiritualized.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario