"La vanguardia de hoy será el pop del mañana". Nunca una sentencia tan precisa para indicar el contenido de uno de los álbumes más trascendentes y otherworldly de los años 90. ¿Boards of Canada? ¡Mis pelotas!
La primera vez que me derramé escuchando música fue con el Loveless de My Bloody Valentine. Tenía 16 años y la canción que detonó la polución fue To Here Knows When. Meses después me sucedió la siguiente vez con Polyfusion de Seefeel y supe que el trabajo de mi señorita enamorada violadora había hecho efecto, sin contar, evidentemente, la música ad hoc edificada a base de voces femeninas y atmósferas excitantes.
Había pasado la adolescencia y pubertad con 00 sexualidad y más que nada abocado a los escaques y la melomanía, además, evidentemente de las labores escolares y familiares. Fue impresionante conocer, ya en 3er de media, un ompañero del colegio cuyo padre, médico a la sazón, le hacía visionar películas triple X para asegurarse, creo, que su retoño salga hecho y derecho. El man solía ir con las manos en los bolsillos en el salón, como era notorio para todos los de la promo. ¡Ja!
Cuando escuché Seefeel, en el 93, de inmediato su voluptuosidad me hechizó. A despecho de mis hermanos shoegazers hice propaganda por ellos entre la cofradía de la época y cuando supimos que Mark Clifford remezclaba a Cocteau Twins no pude menos que sonreír de oreja a oreja. Lo primero que les oí fue el Polyfusia, que mandé a grabar en la tienda de Lenti. Después Correbala tuvo a bien pasarme su copia de Quique, que había sido encargada al mismo local con la intención de mover piratas en La Colmena.
Demasiados guitarreros para los chicos techno y demasiado electrónicos para los indie kids, o eso decían por todos lados. Demasiado indicado para mi. Lo tenían todo. Cordilleras de guitarras, loops, acoples, voces como de sirenas y ninfas galácticas -¡divina Sarah Peacock!-, bajos post psicodélicos, percusiones inteligentes. El non plus ultra de 1993 en los reinos del pop de ensueño y la arremetida shoegaze. Lo más alucigenial fue que en Lima, Perú lo disfrutamos en tiempo real. Sí, cuando costaba esfuerzo conseguir música y la ponderabas más que a los culos, chelas y demás chucherías.
"Quique", es un maestro de significado incierto que introduce océanos de sonido como abejas vibracionales despertando al aura después del quinto fin del mundo, año 500,000. Imperial, Industrious, Charlotte's Mouth, Polyfusion, Filter Dub, Climactic Phase #3. Cada track sería single del año si el hombre fuera más que un triste remedo de lo que alguna vez fue, antes de la Historia. "El hombre es un mendigo cuando reflexiona y un Dios cuando sueña".
Los 90's post hippies, post psicodélicos y post rockers fueron el último grito de la avanzada metamusical planetaria, "Quique" de Seefeel no me permite ocultarte esta cruda realidad, desde entonces todo ha ido en retroceso. El capitalismo absorbió internet y todo lo demás y en esas estamos, batallando contra el neo-fascismo, machirulos y negacionistas. Sea como fuera y si los siguientes pseudo-inviernos se ponen más calurosos, al final del día quienes dimos la vida por la música y sus ideales tendremos el firmamento de recompensa. Ve y siente (que) el mundo ya fue.
Wilder Gonzales Agreda
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