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lunes, 8 de abril de 2024

La factura que pagamos por el imperio del capitalismo

- ¿ CUÁL ES SU OPINÓN SOBRE LA ESCASEZ DE COMIDA EN EL RESTO DEL MUNDO?

-- ¿Qué significa "comida"?

---- ¿ Qué significa "escasez"?

--------- ¿Qué significa "el resto del mundo"?

--------------- ¿Qué significa "opinión"?

Durante el siglo XVI los metales preciosos de los aztecas e incas  habían sido el más rico de los botines imperiales. En el siglo XVIII  eran las plantaciones de caña de azúcar en las Indias occidentales. En ambos casos había un problema: la escasez de mano de obra. La población nativa de las Américas había quedado prácticamente  exterminada por las armas y las enfermedades de los primeros  colonos europeos; pero estos —incluidos los siervos con contrato  importados a miles como trabajadores— se veían a su vez diezmados por las enfermedades tropicales. Lo que se necesitaba era una nueva mano de obra resistente a la malaria, la fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales. La solución fue importar esclavos de África occidental

Para suministrar azúcar a Londres, Bristol, Liverpool y Glasgow y para hacer ricos a quienes la suministraban, se esclavizaron,  transportaron y explotaron hasta la muerte millones de africanos.  Alrededor de 12 millones atravesaron el Atlántico entre finales del  siglo XVII y principios del siglo XIX. De ellos, alrededor de un millón y medio murieron en el viaje; pero era más ventajoso embarcarlos en los barcos negreros y aceptar esas pérdidas que acomodarlos en condiciones que permitieran sobrevivir a una proporción mayor. La vida en las Indias occidentales no era mejor para los supervivientes subalimentados, superexplotados y disciplinados por el látigo; la tasa de mortalidad en las plantaciones era extremadamente alta.

Frente a esos 12 millones de esclavos africanos, solo alrededor de 2 millones de europeos se trasladaron al Nuevo Mundo durante aquel periodo; aun así, en 1820 la población blanca duplicaba  aproximadamente a la negra. Los europeos habían sobrevivido y se  habían reproducido, mientras que los africanos simplemente habían  muerto.

La aniquilación de los pueblos nativos del Nuevo Mundo fue uno de los mayores crímenes contra la humanidad de la historia. La trata de esclavos fue otro. Ambos crímenes se combinaban en el racismo  desplegado para justificarlos.

En todas las sociedades de clase existe un racismo de un tipo u otro, por tres razones:

En primer lugar, las clases dominantes compiten por el control sobre el excedente y necesitan movilizar al pueblo llano en esa brega. Durante las cruzadas, por ejemplo, los musulmanes eran  demonizados como infieles para justificar las guerras de genocidio,  saqueo y conquista en Oriente Medio.

En segundo lugar, la sociedad de clases enfrenta a la gente entre sí en una lucha por la supervivencia. La clase dominante lo aprovecha para fomentar divisiones que hacen menos probable que la gente se una contra sus explotadores. La aristocracia romana, por ejemplo, concedía ciertos privilegios a los ciudadanos pobres y los incluía en sus redes de patrocinio; al mismo tiempo se les animaba a despreciar a los extranjeros y esclavos como «bárbaros».

En tercer lugar, el imperialismo —el uso de la fuerza militar para  apoderarse del territorio, los recursos y la mano de obra de otros  pueblos— es más fácil de justificar si las víctimas son presentadas  como cultural o racialmente inferiores. El imperialismo puede  justificarse así como portador de una misión «civilizadora».

La rápida expansión colonial europea y el igualmente rápido  crecimiento de la trata de esclavos durante el siglo XVIII se  combinaron para reconfigurar la ideología racista y ampliar su  importancia histórica. El nuevo racismo se desarrolló en el contexto  del comercio triangular. Los buques transportaban mercancías a  África occidental, donde las intercambiaban por esclavos negros. Los jefes locales emprendían guerras de esclavización para abastecer el mercado y obtener acceso a artículos de prestigio importados. Los esclavos eran transportados en buques negreros al otro lado del Atlántico y vendidos a los propietarios de las plantaciones en los mercados de esclavos. Los mismos navíos regresaban a Europa cargados de azúcar, tabaco, y más tarde algodón.

El racismo justificaba las colonias y la esclavitud argumentando que los pueblos nativos eran inferiores y solo servían para el trabajo  pesado. Como mucho se les consideraba ignorantes y atrasados,  necesitados de ayuda para civilizarse y hacerse cristianos.

El capitalismo siempre ha sido muy contradictorio. Por un lado, su dinamismo económico ha aumentado espectacularmente la capacidad de proporcionar los bienes y servicios que la gente necesita; por otro, el control sobre la riqueza del mundo por una minoría ha condenado a la inmensa mayoría de la humanidad a continuas privaciones.

Esta contradicción se expresó en el siglo XVIII en el contraste entre la riqueza de la clase capitalista-mercantil de las ciudades portuarias británicas y la miseria de la trata de esclavos y de las plantaciones en las Indias occidentales. Pero ese tampoco fue el único coste humano del ascenso de la burguesía al dominio global.

Los gobernantes británicos se mostraron despiadados en su ávida  búsqueda de riquezas a obtener en las colonias. Otros gobernantes,  sintiendo que el equilibrio de poder se inclinaba en su contra, se  sintieron obligados a responder a la dominación británica del mundo, y de ahí que Europa se viera sumergida repetidamente en guerras que cada vez se hacían más globales. 

NEIL FAULKNER
De los neandertales a los neoliberales

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

las cosas como son

las cosas como son II

las cosas como son II