- ¿ CUÁL ES SU OPINÓN SOBRE LA ESCASEZ DE COMIDA EN EL RESTO DEL MUNDO?
-- ¿Qué significa "comida"?
---- ¿ Qué significa "escasez"?
--------- ¿Qué significa "el resto del mundo"?
--------------- ¿Qué significa "opinión"?
Durante el siglo XVI los metales preciosos de los aztecas e incas habían sido el más rico de los botines imperiales. En el siglo XVIII eran las plantaciones de caña de azúcar en las Indias occidentales. En ambos casos había un problema: la escasez de mano de obra. La población nativa de las Américas había quedado prácticamente exterminada por las armas y las enfermedades de los primeros colonos europeos; pero estos —incluidos los siervos con contrato importados a miles como trabajadores— se veían a su vez diezmados por las enfermedades tropicales. Lo que se necesitaba era una nueva mano de obra resistente a la malaria, la fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales. La solución fue importar esclavos de África occidental
Para suministrar azúcar a Londres, Bristol, Liverpool y Glasgow y para hacer ricos a quienes la suministraban, se esclavizaron, transportaron y explotaron hasta la muerte millones de africanos. Alrededor de 12 millones atravesaron el Atlántico entre finales del siglo XVII y principios del siglo XIX. De ellos, alrededor de un millón y medio murieron en el viaje; pero era más ventajoso embarcarlos en los barcos negreros y aceptar esas pérdidas que acomodarlos en condiciones que permitieran sobrevivir a una proporción mayor. La vida en las Indias occidentales no era mejor para los supervivientes subalimentados, superexplotados y disciplinados por el látigo; la tasa de mortalidad en las plantaciones era extremadamente alta.
Frente a esos 12 millones de esclavos africanos, solo alrededor de 2 millones de europeos se trasladaron al Nuevo Mundo durante aquel periodo; aun así, en 1820 la población blanca duplicaba aproximadamente a la negra. Los europeos habían sobrevivido y se habían reproducido, mientras que los africanos simplemente habían muerto.
La aniquilación de los pueblos nativos del Nuevo Mundo fue uno de los mayores crímenes contra la humanidad de la historia. La trata de esclavos fue otro. Ambos crímenes se combinaban en el racismo desplegado para justificarlos.
En todas las sociedades de clase existe un racismo de un tipo u otro, por tres razones:
En primer lugar, las clases dominantes compiten por el control sobre el excedente y necesitan movilizar al pueblo llano en esa brega. Durante las cruzadas, por ejemplo, los musulmanes eran demonizados como infieles para justificar las guerras de genocidio, saqueo y conquista en Oriente Medio.
En segundo lugar, la sociedad de clases enfrenta a la gente entre sí en una lucha por la supervivencia. La clase dominante lo aprovecha para fomentar divisiones que hacen menos probable que la gente se una contra sus explotadores. La aristocracia romana, por ejemplo, concedía ciertos privilegios a los ciudadanos pobres y los incluía en sus redes de patrocinio; al mismo tiempo se les animaba a despreciar a los extranjeros y esclavos como «bárbaros».
En tercer lugar, el imperialismo —el uso de la fuerza militar para apoderarse del territorio, los recursos y la mano de obra de otros pueblos— es más fácil de justificar si las víctimas son presentadas como cultural o racialmente inferiores. El imperialismo puede justificarse así como portador de una misión «civilizadora».
La rápida expansión colonial europea y el igualmente rápido crecimiento de la trata de esclavos durante el siglo XVIII se combinaron para reconfigurar la ideología racista y ampliar su importancia histórica. El nuevo racismo se desarrolló en el contexto del comercio triangular. Los buques transportaban mercancías a África occidental, donde las intercambiaban por esclavos negros. Los jefes locales emprendían guerras de esclavización para abastecer el mercado y obtener acceso a artículos de prestigio importados. Los esclavos eran transportados en buques negreros al otro lado del Atlántico y vendidos a los propietarios de las plantaciones en los mercados de esclavos. Los mismos navíos regresaban a Europa cargados de azúcar, tabaco, y más tarde algodón.
El racismo justificaba las colonias y la esclavitud argumentando que los pueblos nativos eran inferiores y solo servían para el trabajo pesado. Como mucho se les consideraba ignorantes y atrasados, necesitados de ayuda para civilizarse y hacerse cristianos.
El capitalismo siempre ha sido muy contradictorio. Por un lado, su dinamismo económico ha aumentado espectacularmente la capacidad de proporcionar los bienes y servicios que la gente necesita; por otro, el control sobre la riqueza del mundo por una minoría ha condenado a la inmensa mayoría de la humanidad a continuas privaciones.
Esta contradicción se expresó en el siglo XVIII en el contraste entre la riqueza de la clase capitalista-mercantil de las ciudades portuarias británicas y la miseria de la trata de esclavos y de las plantaciones en las Indias occidentales. Pero ese tampoco fue el único coste humano del ascenso de la burguesía al dominio global.
Los gobernantes británicos se mostraron despiadados en su ávida búsqueda de riquezas a obtener en las colonias. Otros gobernantes, sintiendo que el equilibrio de poder se inclinaba en su contra, se sintieron obligados a responder a la dominación británica del mundo, y de ahí que Europa se viera sumergida repetidamente en guerras que cada vez se hacían más globales.
NEIL FAULKNER
De los neandertales a los neoliberales
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