"Creo que los sueños siempre acaban/no se elevan/sólo descienden/pero ya no me importan más/he perdido la voluntad/de querer más"
"Insight" - UNKNOWN PLEASURES, 1979, JOY DIVISION
Escrito por JAIME ALFARO DA GIAU
extraído de la inigualable revista Freak Out!°2, Junio 2004
Fue un 18 de mayo de 1980 cuando Ian Curtis, atrapado por el dolor físico y la depresión que causaban los medicamentos que controlaban su epilepsia, amén de los problemas familiares que tenía desde tiempo atrás con su esposa, decidió poner fin a su existencia colgándose en la cocina de su casa en Manchester. Como testigos silenciosos del fatal acontecimiento quedaron una película de su director favorito Werner Herzog en la videocassettera de la sala, mientras que en el tornamesa había dejado de sonar el disco The Idiot de Iggy Pop. Un cenicero repleto de cigarrillos y una carta destinada a su esposa anunciando su decisión quedaban como testigos de los últimos actos que Ian realizaría en vida. "No puedo soportar más esto, sólo deseo estar muerto en este momento" decía parte de dicha carta. Faltaba tan sólo un día para que la banda iniciara un gira por América.
Es arriesgado decir que Joy Division no hubiera significado lo que es en la actualidad sin el suicidio de Ian. Muchos atribuyeron a su deceso la inmortalidad de la banda, el inicio del mito, el motor de la leyenda, pero eso implicaría ser injustos con la historia del cuarteto inglés. Joy Division representa el fin de una década, el quiebre preciso entre el sonido de finales de los 70 y el de inicio de los 80. Fueron innovadores, originales y esenciales para muchas generaciones de pesimistas románticos, desesperanzados, con una visión apocalíptica del amor y de la vida en general, pero siempre dentro del espacio de lo real. Ian jamás soñó, ni voló por el mundo paralelo de los alucinógenos, bastó solo su sensibilidad, algo que supo captar un buen grupo de aquella época (y, por supuesto, de todos los tiempos). De ahí que sus letras sean como una oscura pero real y directa visión de la vida sin metáforas ni alegorías que interpretar. Madre/Lo Intenté/Por Favor Creéme/Estoy Haciendo Lo Mejor Que Puedo/Estoy Avergonzado De Las Cosas Que He Soportado/Estoy Avergonzado De La Persona Que Soy/... ("Isolation").
Ian era un joven como cualquiera de su época. Con tan solo 16 años, empezó a trabajar como obrero industrial, sin abandonar ese gusto por el arte -en especial la música y literatura- que cultivó desde siempre. Admiraba mucho a Jacques Brel, Albert Camus y William Burroughs; y era fanático de la música de Bowie, The Stooges y la Velvet Underground. Pero lo que le destacaba era su conocimiento y predilección por el krautrock. Solía escuchar Neu!, Can, Faust, y en especial a Kraftwerk. Bernard Albretch, quien tomó la posta en la voz de la banda (ya transformada a New Order), ha reconocido que Ian les hacía escuchar bastante a Kraftwerk y decía que la música de JD alguna vez tendría que haberse influenciado/encaminado por ese sonido. Los inicios de New Order, con Gillian Gilbert en los teclados, prueban que se enrumbaron por ese sendero, aunque luego terminaran por desviarse descaradamente.
Contrario a lo que muchos piensan, Ian jamás fue un ser depresivo. La depresión se apoderó de él recién cuando tuvo que empezar a medicarse para combatir la epilepsia. En el escenario, era un tipo que a veces perdía el control -en medio de algún concierto, solía tener ataques repentinos en los que convulsionaba por algunos segundos. Precisamente esta enfermedad comenzó a cobrar mayor intensidad en Curtis en medio de las grabaciones de su segundo y póstumo disco, Closer (1980). Ian necesitaba más medicina, y por lo tanto, su depresión aumentaba. Para aquel entonces, JD ya tenía a cuestas un disco titulado Unknown Pleasures (1979), que pudiera ser considerado como la primera piedra, el cimiento musical del post punk, en un momento en que la mayoría de grupos aún padecían la resaca del 77. El disco se iniciaba con "Disorder": "Tengo El Espíritu/Pero He Perdido El Sentimiento", decía casi gritando al final del tema y reflejando esa visión maldita que tenía Ian de la vida. Escuchar el Unknown Pleasures, construido sobre letras dolorosas y música oscura, equivale a emprender un viaje angustiante en blanco y negro, por los parajes más desolados, tristes, lúgubres, claustrofóbicos. Es un disco contundente, para todos los tiempos.
Closer, su segundo disco, fue grabado a inicios de 1980, conjuntamente con el single "Love Will Tear Us Apart", considerada la canción más emblemática del grupo, cuya letra es un canto al amor, cuando ese combustible de toda relación con el tiempo se desgasta producto de la rutina: "Cuando La Rutina Muerde Duro Y/Las Ambiciones Son Escasas/Los Resentimientos Crecen/Pero Las Emociones No/Y Estamos Cambiando Nuestros Caminos/Tomando Diferentes Rutas, Entonces/El Amor Nos Separará Lastimándonos Otra Vez". Ian jamás vería el resultado final de ese trabajo.
Hoy puede parecer poco importante hablar de un personaje que vivió poco y que simplemente dejó como legado musical dos discos (tres, si contamos el Still). Más aún en tiempos en que los medios de comunicación solo recuerdan muertes de músicos exageradamente marketeados como Hendrix, Cobain, Morrison, Lennon o el mismo Presley (todos ellos murieron tempranamente). Pero lo cierto es que la música de Joy Division influenció, y lo seguirá haciendo a cientos de bandas que ven sus canciones una obra inmortalizada por el tiempo.
Jamás sabremos que hubiera pasado con la banda de seguir vivo Ian. Eso entra en el terreno de las especulaciones. La historia nos dice que, oficialmente, la banda hizo dos álbumes que contienen un puñado de canciones incólumes al paso del tiempo, y que forman parte del soundtrack diario de miles de personas en el mundo. Esto y mucho más son apenas pequeñas manifestaciones del mito Joy Division. Walk In Silence...
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