En cuanto a las mujeres, las diferencias entre el colegio Tradicional2 y el Internacional2 e lnternacional1 son marcadas. El primero, al ser un colegio que enarbola sus principios católicos y tradicionales, es muy conservador y ceñido al ideal del estudiante moralmente ejemplar, en el que prevalecen la decencia y el recato. Además, como señalaron algunas de las entrevistadas, este ideal se traducía en la forma como se controlaba el cuerpo de las mujeres en el colegio, ya que existía una vigilancia bastante marcada sobre el modo como las chicas, ya sea en primaria o secundaria, utilizaban el uniforme escolar.
Por ejemplo, una anécdota chiquitita. Estaba en primaria [...] con mi uniforme de primaria de educación física; era una short y tu polito, y me acuerdo que no sé, pues mi mamá no renovaba los uniformes, y el short ya me quedaba un poco chico, pero normal, pues, y me acuerdo que me llamó la directora, que era una monja y se estresó, renegando de como mi short era tan chico, y me bajó el short para que me quede más largo [...] lo del short nunca me lo voy a olvidar, fue en primaria, fue horrible. (Mariana, Tradicional2, en ascenso)
En ese sentido, las llamadas de atención por el tamaño de la falda y la constante vigilancia sobre la forma de vestir era algo recurrente con lo que las estudiantes del Tradicional2 tenían que lidiar. Este control no solo se producía de parte del staff de profesoras sino también de parte de sus propias compañeras de clase. Al respecto, una de las entrevistadas señaló que el corte estricto se producía principalmente porque las profesoras eran monjas, lo que las hacía especialmente severas con la presentación personal (estar bien vestida) y la buena conducta (recato).
Añadido a lo mencionado se sumaba el mandato de la "pureza" y la reproducción; es decir, la formación de las alumnas del Tradicional2 estaba trazada principalmente por la idea de ser madres en el marco de una unión matrimonial. El no tener relaciones sexuales y conservar la pureza hasta el matrimonio era implícito en su formación. Si bien tal estado de cosas ha ido cambiando con los años, de acuerdo con una de las entrevistadas de mayor edad, dicho mandato estaba tan incorporado que se terminaba justificando la existencia de un colegio solo de mujeres, en tanto limitaba la interacción con los hombres y, con ello, un posible atentado a la "pureza". Al respecto, señaló:
Sí había como una camaradería, una sororidad femenina que pasaba por el cuerpo. Es decir, si a alguien se le veía el calzón nos matábamos de risa. Si hubiera habido hombres no hubiéramos estado tan libres, porque además teníamos el mandato de la pureza. Era un colegio muy tradicional en esa época, hasta el Internacional2. La idea de que nosotras estábamos preparándonos para ser madres de familia. lbamos a prepararnos a la universidad para ser mujeres ilustradas, mientras que esperábamos ser madres. Entonces, creo que toda esta cuestión de la pureza, estos mandatos de pureza, a mi personalmente, era una razón de sentirme cómoda en un colegio de mujeres. Además, yo estaba muy consciente del acoso. Otra vez, por mi fenotipo, yo era muy gringa, tenía el pelo blanco. Entonces, como que sobresalía en las calles. Entonces, temas de acoso he tenido [...] Yo salía a la calle y era de "namacita" para arriba y salía así [...] y estar en el colegio me daba toda esa libertad. (Carlota, Tradicional2, encumbrada)
En contraste, y a pesar de ser también un colegio de corte católico, los hombres del Tradicional1 no mencionaron durante sus entrevistas cuestiones ligadas a un control institucionalizado -por parte del colegio- de su cuerpo. No obstante, entre compañeros de clases sí existía una vigilancia sobre la demostración de su masculinidad. Por ejemplo, era importante que los hombres practicaran algún deporte, principalmente el fútbol, y buscaran salir con chicas. Por este motivo, era una práctica recurrente fastidiar a un compañero de "cabro, "gay" o "maricón". Más allá de que efectivamente fuese una persona homosexual, lo que se criticaba era que actúe y se desenvuelva de forma no masculina.
Hay cuatro de mi promoción que son declarados, abiertamente gays. Si había uno en el colegio que se le notaba más amanerado se le vacilaba hasta morir. (José, Tradicional1, egresado)
Hay otros que los molestaban por maricones, otros que los molestaban porque... a uno lo molestaban, le decían frutero, ya te imaginarás por qué. Hay otro que le decían topo porque era una cosita así, lo metieron a un locker y lo dejaron encarrado... Había de todo. (Maximiliano, Tradicional1, en ascenso)
LUCIANA REÁTEGUI, ALVARO GROMPONE, MAURICIO RENTERÍA
¿De qué colegio eres?
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