El segundo del trío es uno de los primeros discos grunge, cuyos acentuados solos de guitarra renuevan el rock alternativo norteamericano.
Ese sabor agridulce, esas guitarras desatadas que se vuelven acústicas en un pispás con dulces melodías, la doble cara que te llega como una bola de post-Neil Young punkerizado, esos reveladores arranques de guitarra. El hechizo destartalado. Una exquisitez que no se publicaba en España. Dos muestras: "Sludgefeast" son cinco minutos que ensucian a Buzzcocks con Black Sabbath, y "The Lung" agradece los primeros tiempos pop de The Cure para desembocar en un cañón (en 1989 entrarían en las listas inglesas con su lectura hardcorizada de "Just Like Heaven").
Adobado por guiños como los efectos electrónicos de "Tarpit" o los cambios de ritmo y disoluciones de riffs en la monumental "Raisans", J Mascis entreveraba punk y metal a la búsqueda de la distorsión perdida, menos Hendrix que raw power: por "Kracked" y "Lose" comprendes de dónde venía el sonido que Nirvana empezaría a grabar dos años después. Pero, mucho cuidado, frente a tanta tensión, dejan para el final el college electrofolk "Poliedo", cintas de Lou Barlow con ukelele y Stockhausen.
Es cierto que toda la cara A del disco no da respiro y tal concentración de canciones buenas no llega a darse en la discografía posterior del Dinosaurio. El resultado de buscar el himno mayúsculo, marca de una generación, era aquí "Little Furry Things" (cuya cara B en el single llevaba una versión ¡de Peter Frampton!) con coro de Lee Ranaldo. Dos años antes lo habían intentado con "Forget The Swan", y posteriormente aspirarían a esa perfección "Freak Scene" -de su álbum más vendido, "Bug" (1988)- y "The Wagon" o "Start Choppin" en trabajos posteriores.
Hacían de teloneros de los influyentes Sonic Youth y así fueron inscrustados en el catálogo de las gloriosas bandas de SST, de las que llegaron a ser punta de lanza a finales de los ochenta. No era dejadez, era todo un estilo: llámalo protogrunge, desmelene atonal en carretera de baches o furiosa genialidad.
LUIS CLEMENTE
RDL
No hay comentarios.:
Publicar un comentario