Todo lo que pasa parece normal porque ya nadie recuerda lo que es normal - EL ROTO
Hace unos años comenté sobre la tragedia que me parecía el facto de ver a mis vecinos, ciudadanos del conurbano norteño, levantarse a trajinar cada mañana a conseguir el sustento y trabajar mientras otros como los hijos de Caballo Loco o Fujimoris sin ser nada y sin mover un dedo tenían la vida asegurada y por generaciones. A esto hemos de sumarle el bombardeo diario y 24/7 de inmundicia cultural. Un panorama desolado y lobotómico. ¿Soñar con el futuro? Nada, trabajar y conseguir billete es lo "real", lo que dicta la normalidad. Sino te vas al estercolero de la sociedad y como tal se te considera. Hinostrozas, mafiosos y proxenetas son los nuevos héroes y modelos a seguir, aún así caigan en desgracia.
Dicen que somos una energía modeladora del planeta, el antropoceno, ello bien podría justificar desastres (no solo) climáticos y contaminaciones producto del extractivismo neoliberal, al final todo termina siendo parte de la deriva cósmica y, por lo mismo, natural. Si esto es así y, vaya que lo es, propongo que agilicemos el desastre, alimentemos el colapso y produzcamos un neo Big Bang que liquide, explote y nos elimine como el error en que hemos devenido desde que al primer coxudo se le ocurrió pensar. Quizás estamos yendo ya hacia ello.
La idea de una cultura, como la actual, donde conviven tecnología, puerilidades, consumismo y explotación en una suerte de olla a presión preparando una frejolada algorítmica que luego será embutida por millones de individuos se nos hace tan clara y eficaz como los fuertes pedos que propalamos y magnifican a toda hora los órganos del sistema. En la aldea global lo social afecta tanto al iconoclasta como al alienado. ¿Darle la vuelta? El feedback, la retroalimentación, la contestación depende de ti.
Pure Impure. Sé tu propio tótem.
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