Pocas o ninguna palabra haría justicia para describir el vendaval de sensaciones que arrecian al escuchar el segundo álbum de nuestros paisanos SILVANIA o, peor aún, al recordar la primera vez que lo audicionaste/viste. Como ya se ha mencionado en este blog, los 90 fueron alucigeniales, y 1994 no fue la excepción.
Silvania venían de realizar un discaso con "En Cielo de Océano" (1993), un disco que parecía insuperable, y que los ponía a la avanzada de su generación, la del rock subte limeño y el pre-indie español. Acicateados por las movidas de gente como Chapterhouse, Slowdive y hasta My Bloody Valentine que coqueteaban con la electrónica y mutaban de sonido, en algunos casos radicalmente, Mario y Cocó tornan hacia el ambient pop sin dejar por ello la cualidad etérea que les fluía cual dorada savia.
Cada pieza del álbum, además de preciosista, juega con la abstracción llevándola a un culmen de placer sensorial inigualable más aún cuando va decorado de sus angelicales voces y ritmos andinos: cf. "Mar Amar". Desde el despegue con "Niño Unicornio" entramos a "otro mundo en el mundo", plenos de bajos dub, teclados planeadores y arcoiris ultraterrenales. "Eva sobre Eva", explícita a más no poder, nos hunde, cual será el carácter del disco, en Eros poetizado. El viaje aportará números cerebrales como "Raymi I", una interpretación de música andina para el neo milenio y "Movimiento", textural ambient enigmático entre delfines en el mar. El epítome es alcanzado, en mi opinión, con "Nudo del cielo y delfín" una cartografía etérea, la mejor canción del post-rock peruano, donde conocemos a un Cocó Revilla en el cielo administrando sonoridades y efluvios cual arcángel inserido de orfebrería y detallismo. Durutti Column, los Belkings, Slowdive, Brian Eno y Harold Budd son convocados junto a Oswaldo Reynoso y Rodolfo Hinostroza, Vallejo y Heraud para producir la canción definitiva del siglo XX latinoamericano.
"Acuarelas, Spirales y Elefantes", nítida alusión al fanzine Spiral y al sello que los acogió, es otra preclara toma de ambient pop en la que Mario Silvania planea alto y las guitarras suenan más Cocteau Twins que nunca. Pudo formar parte del "Euphoria" de Insides. ¿Se han percatado del tremendo bagaje que concurre para la consecución de estas bellezas? ¡Mama mia! "Hélice" te partirá el corazón y reseteará tu mente. Melancolía y soma sinusoidal. Finalmente con "Mar Amar" terminarás este viaje santificado y sacramentado, sacrificado en el ara del ethereal avant pop. Sí compadres, los 90 fue lo mejor que le pasó a la Historia de la Música. Lo firmo.
"Paisaje III" es el tipo de fenómenos que pemiten guardar fé en la Humanidad y, sobre todo, en los neo adolescentes que pueden salir al mundo y regocijarse en estas hondonadas y galaxias, a pesar de la puerilización y envilecimiento cultural que ataca por todos los poros y desde la cuna. ¿Argollas, fascismos y cojudeces? ¡Mar Amar! ¿Amar? ¡¡Al mar!!
Wilder Gonzales Agreda
No hay comentarios.:
Publicar un comentario