Pocos grupos han sido capaces de crear una conexión emocional tan fuerte con sus seguidores como The Cure. "Disintegration" sería la culminación del recorrido creativo de la banda, un trabajo sombrío y metafísico, pero de una profundidad musical incuestionable.
por MANEL PEÑA
RDL 333 - Noviembre 2014
Hace veinticinco años, Robert Smith afrontaba la hora de la verdad. El éxito comercial de un punado de singles, que el líder de The Cure había compuesto con el objetivo de quitarse de encima la etiqueta de "rock gótico", no había sido obstáculo para que el grupo fuera entregando una impecable colección de LPs que muchos de sus fans más acérrimos siguen considerando como el verdadero grial del grupo. The Cure entraba en su etapa de madurez con un canon estilístico ciertamente consolidado y reconocible, pero con la intención de crear una obra de impacto global que fuera apreciada por un público ajeno al rock gótico.
En "Disintegration" -el octavo disco de la banda- Smith lograría unir sus dos vertientes compositivas: la habilidad para facturar canciones pop de gran aceptación comercial como haban sido "Boys Don't Cry" e "In Between Days" y la profundidad emocional de LPs como "Pornography" (1982) o "The Head On The Door" (1985). A pesar de tratarse de un disco denso por su contenido conceptual y su duración (más de setenta minutos en total y con la mitad de las canciones superando ampliamente los cinco minutos), "Disintegration" sería su mayor éxito a nivel comercial y critico hasta la fecha. El impacto del disco se vería beneficiado por el acertadísimo contexto estético que proporcionaban la portada del LP-obra de Porl Thormpson y Andy Vella- y el icónico videoclip de "Lullaby", realizado por Tim Pope. Para muchos sigue siendo la cumbre de la discografía del grupo y una de las mejores colecciones de canciones de la década de los ochenta.
Curiosamente, "desintegración" es una de las palabras que, por distintos motivos, mejor recoge la etapa en la que se encontraban The Cure por aquel entonces. Durante las sesiones de grabación del disco, en plena campiña inglesa, un incendio en la habitación de Robert Smith casi acaba con la vida del alma máter del grupo. En el último momento es capaz de rescatar de entre las llamas parte de las letras que había compuesto para el álbum, y las dos semanas siguientes Smith pasa bastante tiempo separado del resto de la banda, intentando reconstruir el material perdido. Al mismo tiempo, uno de los miembros fundadores, Lol Tolhurst, es expulsado debido a problemas de convivencia derivados del abuso de alcohol.
El masivo éxito que obtuvo la gira de presentación de "Disintegration" por Estados Unidos ("The Prayer Tour", que lógicamente también pasaría por Europa, incluida España) leva a Smith a declarar que su intención no era convertirse en un grupo tan grande y a anunciar que ese seria el último tour de The Cure, al tiempo que la presión lo lleva a abusar de la cocaína y a alejarse del resto de miembros de la banda. Desintegración por todas partes. Pero toda moneda tiene dos caras, y en aquel período también hubo episodios felices: Smith recuperaba el paso tras una depresión y, justo antes de la grabación del disco, se casaba con su novia de toda la vida, Mary Poole. El teclista Roger O'Donnell acababa de iniciar su andadura en el grupo aportando aire fresco y ayudando a crear un buen ambiente que se mantendría a lo largo de todas las sesiones de grabación.
Tempus fugit. La reflexión sobre la inexorabilidad del paso del tiempo ha sido uno de los temas universales por excelencia en la historia del pensamiento humano, y ese fue el hilo conductor que Robert Smith eligió para dar forma a la primera obra conceptual del grupo desde "Pornography" -años después declararía que "Bloodflowers" (2000) acompañaba a estos dos LPS como parte de una trilogía conceptual-. Curiosamente, el resultado fue visto como un suicidio comercial por su discográfica, que esperaba una mera continuación de su trabajo anterior, "Kiss Me Kiss Me Kiss Me" (1987), cuya exitosa gira de presentación los había situado en la órbita del stadium rock. Afortunadamente, el arte se impuso al comercio. "Pictures Of You", "Lovesong", "The Same Deep Water As You", canciones intemporales que condensan todo lo que Smith había aprendido hasta entonces y con las que miles de personas en el mundo siguen conectando cada día.
"Disintegration" sería objeto en 2010 de una fantástica reedición, que constituye una completa visión panorámica de la a obra, desde las demos que dieron origen al LP hasta su traslación al directo -capturado en "Entreat" (1991), disco originalmente editado únicamente en vinilo-, pasando por la inevitable remasterización de las cintas originales.
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