El rechazo de la revolución por parte de Goethe expresa la persuasión de que la politización general en la incipiente época de masas tenía como consecuencia una confusión fundamental en la percepción de lo próximo y lo lejano. En Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, leemos:
A la pasión política contrapone Goethe la configuración de la personalidad individual que crece de la fuerza de la limitación. Puesto que no podemos abarcar el todo y lo lejano nos dispersa, la consecuencia es que el individuo ha de formarse para constituir un todo. Ésa es la máxima de Goethe, de manera que: "Sea solamente la personalidad la dicha suprema de los hijos de la tierra" (Diván de Oriente y Occidente). En este ideal casi obstinado de la personalidad se esconde también aquella brillante ignorancia al servicio de la vida que Nietzsche ensalzó en Goethe, y que pertenece a su prometeica fuerza de configuración. Esa fuerza de configuración corresponde a la fórmula vital: transformar el mundo convirtiéndolo en nuestro propio mundo, pero sólo tomar de él en la medida en que nos podemos apropiar de él. De ahí se sigue que hemos de abandonar sin escrúpulos "lo que no nos corresponda". El mundo y la vida de Goethe fueron lo bastante espaciosos, a pesar de sus gestos de rechazo y limitación.
RÜDIGER SAFRANSKI
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