(El siguiente es un texto que redacté para un medio local con ocasión del concierto que el japonés Ryoichi Kurokawa realizara en la Fundación Telefónica de Lima el pasado 2012. Con motivo del regreso del nipón en este desastroso Verano 2015 lo comparto ahora ya que aquél medio -era un blog de Perú.21- ya no está activo. Enjoy!)
De un tiempo a esta
parte el arte experimental, antes reservado para los iniciados, está causando
furor entre los jóvenes más inquietos de la ciudad, prueba de ello fue el
concierto a sala llena del japonés Ryoichi Kurokawa la semana pasada en las
instalaciones de la Fundación Telefónica. A seguir un recuento de aquella
emocionante noche metamusical.
Ryoichi Kurokawa (Osaka, 1978) es un escultor audiovisual de
renombre en la escena internacional, ha expuesto sus trabajos en la Tate Modern
(Reino Unido), la Bienal de Venecia, el MACBA (Barcelona) o el MUTEK (Canadá) y
recientemente anduvo de paso en Lima para presentar “syn_” un trabajo ideado a
partir de cuatro elementos fundamentales: sincronización, síntesis, sinopsis y
sinestesia, siendo este último un concepto básico en la obra de Kurokawa.
La primera vez que oí hablar de la sinestesia fue a mediados
de los años 1990, cuando siendo un tímido adolescente tuve el honor de procesar
por mis neuronas la música de genios de la electrónica avantgarde de esos
momentos como Spacetime Continuum, Seefeel, Spectrum, Aphex Twin, etc. Recuerdo
lo bello y emocionante de los trips
psicotrópicos resultado de esas experiencias. Cerraba los ojos y cada sonido que
escuchaba se volvía un nuevo color o una nueva forma que tomaban vida para mi
extasiado corazón, algunas veces me elevaba y navegaba hipnotizado entre
bosques de cielos-mares en donde estrellas y peces pasaban cerca de mí y yo las
podía tocar y ser como uno de ellos: sólo energía cósmica hecha verdad o, para
usar un término de moda por aquellos años, hiperrealidad.
Sirens from RYOICHI KUROKAWA on Vimeo.
Decidí entonces investigar qué era lo que estaba sintiendo.
Fue así que gracias a la incipiente Internet de la época –aquel extinto mundo en donde Altavista era lo máximo para
buscar y sólo existían webs culturales mas no de mercadotecnia- llegué a los
“mailing lists” de música “ambient” en donde hablar de sinestesia y
experiencias de este tipo era lo más natural, inclusive la más famosa de esas
listas se llamaba justamente “hyperreal”.
Quince años después no puedo ocultar el asombro y satisfacción de que un evento de música
experimental, sinestesia y audiovisuales se haya producido en Lima de forma tan
impecable y, para más inri, gratis: cortesía de la Fundación Telefónica.
La respuesta del público limeño fue de las mejores, casi
como reclamando más eventos de este tipo. Durante los 40 minutos que duró el
set de Ryoichi Kurokawa los peruanos pudimos escuchar un discurso musical que
bebía mucho de una de las corrientes vanguardistas más importantes surgidas en
los 90’s: hablo de la llamada IDM (intelligent dance music) cuyo primeros
exponentes fueron luminarias de la talla del dúo inglés Autechre y del genial
Richard D. James a.k.a. Aphex Twin. Ecos de la computer music de proyectos como
Hecker, Pita o Russel Hasswell se encargaban de transmutar las sonoridades
electrónicas emitidas por Kurokawa en el abarrotado auditorio de la Av.
Arequipa.
El artista japonés empleó 4 macs, una mezcladora y algún otro
artilugio digital no sólo para ensamblar la música que presentó aquella noche
sino para crear en tiempo real las animaciones proyectadas en dos enormes
pantallas desplegadas en el escenario en donde todos visualizamos con claridad
la segunda parte de su propuesta, a saber, el componente visual o lo que para
él era el equivalente a su sonido en imágenes abstractas, paisajes digitales y diversos
matices (ojos siniestros, rostros enigmáticos, aves melancólicas) que dotaban
de personalidad a su estilo casado con la fabulosa e inagotable IDM noventera.
syn_ from RYOICHI KUROKAWA on Vimeo.
Lo observado aquella noche fue realmente digno de ser visto
por todo ser humano. Es el tipo de experiencias al que gracias a la tecnología
podemos acceder hoy casi de forma natural sin las complicaciones,
elucubraciones o métodos de los antiguos místicos, religiosos, poetas o
filósofos. Así como puede hundir al
hombre a situaciones indecorosas desde hace varios años la tecnología
postmoderna presenta al ciudadano de a pie la posibilidad de alcanzar elevados
estados de ser, de mente y espíritu que poco o nada tienen que ver con los
discursos con los que los medios nos bombardean a diario.
Por lo visto aquel Viernes -en donde peruanos de diversas
edades y orígenes confluyeron- la música y
arte de gente como Ryoichi Kurokawa y de otros geniecillos de la
vanguardia contemporánea es algo que el mundo está esperando desde siempre.
Wilder Gonzales Agreda.
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