Descubrámonos ante James Murphy: el hombre que ha conseguido hacer el rock bailable e impregnar de actitud rockista el dance.
Ya sea como cofundador del sello Death From Above (DFA), como productor y remezclador o bajo su propio proyecto LCD Soundsystem, James Murphy ha sido partícipe de la banda sonora del hedonismo del nuevo siglo (sudoroso y chic a partes iguales) a través del enésimo puente entre el rock y la música de baile: el punk-funk. Melómano empedernido, Murphy ha conseguido combinar diversas referencias musicales pretéritas (el funk blanco de la no wave neoyorquina, estructuras rítmicas krautrock, el tecnopop ochentero, la música disco) y recientes (el techno, el house más orgánico) para marcar el tempo de la pista de baile en la que se hermana lo indie con lo dance. No ha sido el primero en intentarlo (ahí están Happy Mondays o Primal Scream), pero sí el que ha conseguido la amplia aquiescencia tanto del mundo rockista como de la cultura de clubes.
Precedido por tres pepinazos publicados vía maxi en 2002 - "Losing My Edge" / "Beat Connection" y "Give It Up", recopilados en el CD de acompañamiento a su álbum de debut-, no fue hasta 2005 cuando se editó el primer vértice de un triángulo -junto a "Sound of Silver" (2007) y "This is Happening" (2010)- que, por su coherencia y robustez, difícilmente encuentra competencia a día de hoy. El epónimo álbum de debut es el más fresco de los tres, con unas canciones construidas sobre un esqueleto rítmico work in progress que va incorporando sonoridades y timbres diversos. Apenas cuarenta y cinco minutos en los que se dan cita los Talking Heads pasados por el filtro disco ("Daft Punk Is Playing At My House"), el post-punk más rítmico de PiL y A Certain Ratio ("On Repeat"), los New Order de la época Arthur Baker pero en oscuro ("Too Much Love"), las secuencias de electroclash noventero ("Tribulations"), The Fall hermanados con Suicide ("Movement" rezuma angst), el bajo ultratumba de las ESG al servicio de una orgía disonante ("Thrills") y el cierre de ambient pop crepuscular a lo Brian Eno de "Great Release". Simplemente inapelable.
FEDE GUERRERO
RDL 333 - Noviembre 2014
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