por WINSTON ORRILLO
Expropiado de DIARIO UNO
“Déjense de sollozos y peleen/ para que los señores sean hombres./ Tuérzanle el llanto a la melancolía./ Llamen siempre a las cosas por sus nombres.”Romualdo
La veo tan jovencita y vivaracha (su talentosa hija fue mi alumna en Comunicación de San Marcos) que no la asocio de inmediato, con la energía y el aura combatiente de las paletadas de Fanny Palacios Izquierdo.
Acaba de concluir una muestra suya, en Homenaje al Día Internacional de la Mujer, y que se llevara a cabo en uno de nuestros Centros universitarios de vanguardia: la muy querida Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Allí, con el auspicio del Rector, Ing. José Alva Hurtado, el Director de su Centro Cultural, Ing. Nilton Machicao, exhibió hasta el 20 de marzo último, la muestra que reseñamos – “malgré” la extemporaneidad- por la necesidad de romper el siniestro cerco mediático que excluye a todo aquello que no forma parte de los panegíricos al Neoliberalismo (el arte, también, cómo no).
Con poco tiempo en el mundo de los colores y paletadas –ella mismo lo reconoce-Fanny Palacios Izquierdo (descendiente directa del inolvidable prosista amazónico, “Panchito” Izquierdo) ha ingresado, cual tsunami sui generis, en un mundo mayormente reservado para los plásticos que “venden bien”, y que por ello “adaptan” sus telas a las demandas del mercado, premunidos, eso sí, por un buen promotor, generalmente dueño de varias “galerías” y pleno de contactos con el exterior, donde el Neoliberalismo funge de “crítico” de un arte que se alinea con sus espurios intereses dolarizados.
No obstante lo anterior, nuestra admirada Fanny y su talento incoercible, ha sido reconocida con Medalla y Diploma (2015), en el rubro de Premios “Manuela Sáenz”, por haber favorecido un proyecto cultural (hablamos de INNOVARTE); en el 2016, recibe otra merecida presea.
Pero Fanny no tiene tiempo de coleccionar aquéllas, pues ahora, a su propio trabajo plástico, suma la alta responsabilidad de presidir la Casa-Museo José Carlos Mariátegui (allí donde viviera nuestro Amauta y del que fue sacado en hombros del pueblo peruano –a cuya defensa él dedicara su vida entera. ¡Tan corta, caraj…)
La Casa Mariategui que es, hoy en día, como lo fue con la presidencia del muy querido Gustavo Espinoza, el Centro Cultural de más viva presencia –como lo hubiera querido su ecuménico habitante original.
En fin, la muestra de Fanny Palacios, de la que damos cuenta, releva la presencia de la mujer como protagonista no sólo de sí misma, sino de la sociedad entera.
Lo que la artista –muy comprometida- Fanny Palacios quiere hacernos llegar es un mensaje de crítica a la injusticia de las guerras crueles, cuyas víctimas son, inevitablemente las mujeres, pues amén de ser asesinadas –ellas y sus hijos- son escarnecidas y violadas (en el Perú de hogaño se juzga a los milicos violadores de la guerra senderista).
Lo más grande que nosotros hallamos en la obra de nuestra Fanny, es que el suyo no es un mensaje de derrota, sino más bien, un grito de esperanza, de resistencia, precursor de victorias definitivas.
Y he aquí, un poco más de palabras de la autora: “pinto con esa pasión de fuego que estremece y enciende todo mi ser, luego de espatular toscos colores fuertes-rojos, negros, amarillos, verdes, que nos permiten saber que no todo, aún, está perdido…
Pero como nuestro Perú es apenas una parte del mundo escarnecido- pero levantisco- allí están las telas de Fanny sobre Palestina inmortal, Chile insurrecto, Bolivia ya nuevamente de pie, amén de la Patria de Sandino y Rubén Darío…Y, por cierto, el Primer Territorio Libre en América, que pariera a Martí, Fidel, Camilo, Haydee Santa María, Celia Sánchez…entre varios otros paradigmas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario