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lunes, 1 de marzo de 2021

UNA CONVERSA CON JOHN PEREYRA AKA HÁKIM DE MERV :. El Ruido sigue siendo la última frontera



John Pereyra aka Hákim de Merv es uno de los críticos musicales más destacados de su generación. Se inició en la recordada revista Caleta a mediados de los 90 y desde entonces ha desarrollado una carrera siempre afín a la prensa alterna y la música independiente. Sub, Freak Out!, Interzona, Peru.com son algunos de los órganos para los que ha escrito sobre las gracias y desgracias de nuestra escena. Ante la casi nula existencia de prensa musical peruana, o de algo que merezca ese mote, el propio Hákim ha decidido tomar el toro por las astas y publicar vastas reseñas, vía Facebook y su blog Apostillas desde la disidencia, particularmente centradas en lanzamientos latinoamericanos. Con tanto recorrido y escuchado el señor Pereyra nos ha regalado un poco de su tiempo para contestar las preguntas de Perú Avantgarde, en la avanzada desde siempre.


¿Qué recuerdos de tus inicios en la música? ¿Qué grupo dirías que fue el que primero te rompió el cerebro y te metió de lleno a la música alterna experimental?

Muchas gracias por la invitación, Wilder.

Empecé a coleccionar música en cassettes con “mi semana”, cuando ingresé a la universidad (PUCP, 1992), pero ya para entonces disponía de algunas cosas que mis familiares me habían ido regalando (tanto en cinta como en vinilo). Nada muy rebuscado, naturalmente: para que te obsequien el Heaven Or Las Vegas en LP o algo así, tu papá mínimo tiene que ser Aldo Castillejos. Es sólo una broma, por supuesto.

Candidatos ha habido muchos en el curso de todos estos años. Si tengo que elegir a uno sólo, inevitablemente ha de pertenecer a los 90s, década en que se abrió una grieta insalvable entre el pop convencional y la experimentación sonora de vanguardia. En tal sentido, y más que un grupo en concreto, el álbum con el que quemé neuronas fue el D.I. Go Pop de Disco Inferno -uno de los logros concluyentes del post rock. Tardé en llegar a él, lo reconozco: entonces no era tan fácil como ahora conseguir los trabajos más notables de las escenas independientes de primer orden.

Tantos años escribiendo en diferentes medios y webs. ¿Cómo analizas la escasez o casi desaparición de la prensa musical en Latinoamérica por no decir sólo en Perú? Y según vemos Europa no se queda muy lejos, webs como The Quietus, XLR8 o FACT han cerrado o acuden a financiamiento (¿desesperado?) de sus lectores, RDL tiene amagos de cierre etc.

Me permito la licencia de contestar esto desde mi experiencia. El nuestro no ha sido, tradicionalmente, un país inclinado a la lectura; pero rindió esa bandera definitivamente después del descalabro educativo de los 90s (descalabro del que hoy seguimos pagando las consecuencias). En cierto modo, la cuestión se agravó más con la consolidación de Internet y la fiebre de las .com: por un lado, todo tipo de información comenzó a estar a un click de distancia, lo que significó un golpe durísimo para todos los medios impresos. Por otro lado, esa misma inmediatez determinó recortes en los límites para desarrollos de contenidos: actualmente, somos muy pocos los que nos explayamos a nuestras anchas sobre aquello de lo que nos interese hablar.

Aunque las circunstancias en países europeos y en la Unión Americana son mucho menos dramáticas que las de sus pares latinoamericanos, el tema central de por sí arrastra un hándicap. Hablamos de prensa sonora independiente, altamente especializada: el público objetivo que sigue a los grupos y a los/as artistas de quienes hablamos tiende a ser minoritario, lamentablemente. Está el hecho, además, de que; como me dijese hace poco un músico chileno, escribir reseñas de discos es un arte que va olvidándose de a pocos. Bien practicado, implica todo un proceso: no sólo es dedicarle tiempo a la escucha del material, es documentarse sobre los entretelones de la grabación, es producir un adecuado brainstorming de ideas, es moldear insistentemente la prosa hasta alcanzar estándares óptimos de exigencia.

En tiempos de la Globalización post COVID-19, se hace más fácil producir contenidos en formatos ágiles, inmediatos, interactivos; como podcasts y videos. Son éstas las opciones a través de las cuales el grueso de la crítica ligada a la Música persiste, aquí y allá. Son éstas las alternativas que han seguido casi todos los críticos peruanos de mi generación. Como mi don es la palabra escrita, no la hablada, yo me empeño en esta batalla condenada al fracaso.

¿Por qué crees que la música de Aphex Twin o Autechre, o la del sello Mego, sigue sonando tan vanguardista o rupturista hoy casi 25 años después?

Porque la dialéctica que alimentaba a la música pop, nacida de la interacción entre mainstream y underground, se quebró inexorablemente en los 90s. Hasta esa década, cada época tenía una vena digamos comercial claramente identificada, balanceada por su contraparte underground. Ese pop masivo-pero-no-prefabricado era el reflejo, comodificado y tardío, de lo que sucedía en los circuitos independientes.

Si esa interrelación se rompió entonces, fue por una razón muy sencilla: el Ruido. Por definición, el Ruido en estado puro es subversivo, remiso, incendiario. No puedes asimilarlo a un discurso bubblegum, ni puedes disfrazarlo. Incluso si lo reduces a su mínima expresión, sigue siendo montaraz e indomable. Al no poder fagocitarlo ni simplificarlo, como siempre había hecho con los principales descubrimientos del underground, el mainstream comenzó a repetirse, a mirar hacia atrás, a ser más permeable a lo que era superficial entretenimiento diseñado. Por desgracia, lo mismo le pasó al under, excepto lo último. Veinticinco años después de las revoluciones propuestas por Autechre, Aphex Twin y los ruidistas vieneses de Mego; el Ruido sigue siendo la Última Frontera -y también la manera más eficaz de contrarrestar el fascismo cultural.

¿Cómo fueron los años 90 para ti?

Tuvieron sus altas y sus bajas, como le ocurre a todos/as. Mi familia hizo un esfuerzo enorme, inimaginable, por darnos a mi hermano y a mí una educación de calidad; tanto en la instrucción primaria y secundaria como en la superior. Es un esfuerzo que no podré pagarles jamás, si bien no dejamos de sacarnos mutuamente canas verdes. Lástima nomás que elegí mal la carrera -debió ser Periodismo en lugar de Filosofía, pero entonces no hubiera podido estudiar en la “Caótica”, que ofreció la especialidad en 1996 y recién abrió la facultad de Comunicaciones en 1998.

¿Qué más decir? Que conocí a los mejores amigos de mi vida durante ese decenio, que hice mis pininos como redactor desde el primer número de Caleta (junio de 1995), la revista que refundó el ejercicio de la crítica partisana en la escena local... Habrá sido una década dominada por la irreverencia y el cinismo, si se le compara con la de los 80s, pero fue el tiempo en que viví mi primera juventud. Por esa razón, es un periodo de mi vida que no olvidaré nunca.

Podría agregar que más de un beso me dieron, y más de un bofetón, como dice el cursi de Sabina. Pero sería caer en la ridiculez. Así que no lo digo más que por joder.

¿Cuál es el concierto o evento que más te ha influenciado o marcado? Si es que alguno hay.

Me inclino por escoger el que más me marcó, y ése fue el de Slowdive. He sido fan desde la primera vez que los escuché, y saber que se volvían a juntar luego de tantos años era un sueño hecho realidad. Naturalmente, cuando se confirmó que tocaban en Lima, me puse a moquear a mares. No demoré ni diez minutos en conseguir mi entrada -la más cara-. Consecuentemente, el concierto fue un éxtasis inenarrable. Claro que hubiera sido ideal rodeado de mis camaradas, pero casi ninguno pudo. Igual lo disfrute intensamente.




Y el evento, si se le puede llamar así, fue conocer en persona a Mario Silvania. Me emocioné muchísimo al dar la mano, tomarme fotos y conversar con uno de los creadores más destacados que hemos tenido entre los créditos peruanos.

¿Qué grupos contemporáneos peruanos y/o extranjeros te animarías a recomendar a nuestros lectores?

Como soy un melómano de tipo omnívoro, quizá mis recomendaciones no necesariamente encajen en el perfil del lector de Vanguardia Peruana & Sonidos Contemporáneos. Ahí van de todos modos.

Por el lado peruano: Alunaki, Gelatina Magma, Sajjra, Cuarzo, Server, Liquidarlo Celuloide, Dreams On Board, Artaud, The Genius Sex Poets, Ande, El Jefazo, Vrianch, 27 U H F, Ionaxs, Fiorella16, Puna, Norvasc, Silvana Tello, El Otro Infinito... Por encima de géneros y/o estilos, la escena peruana está más bullente que nunca.

Por el lado extranjero, el año pasado estuve esencialmente centrado en el barrio al sur de Estados Unidos: las recopilaciones de noise brasileño Sismografias De Vizinhanças (saga que ya cuenta con tres volúmenes), Laktik, Nax, Bahía Mansa, Sexores, Das Leiden, Red Sun Cult (fenomenal banda de stoner colombiano), Días De Septiembre (post rock venezolano a lo Mogwai, aunque no sé si seguirá en activo, con todo lo que sucede por allá)...

¿De escribir un libro de tu autoría, de qué sería la temática, te lo han propuesto ya?

He perdido la cuenta ya de la cantidad de veces que me han preguntado por qué no saco un libro. Creo que lo normal sería pensar en una recopilación de textos -puesto que 25 años escribiendo casi ininterrumpidamente te da material más que suficiente de dónde escoger-, pero preferiría algo nuevo, o en todo caso la ampliación minuciosa/pormenorizada de algo de lo que ya he hablado. Quizá una historia seria de la música pop peruana, desde los 60s hasta la actualidad. Ya hay un esqueleto armado sobre el que podría erigir ese proyecto. Habría que completarle las paredes, ultimar acabados, poner las ventanas, etc. Una propuesta editorial, sin embargo, aún no ha sido lanzada.

Además de la música, ¿qué otras expresiones concitan tu interés?

¿Artísticas o de cualquier tipo? Jajajajajaja... Supongo que es lo primero. Me gusta mucho el cine. En lugar de comprar DVDs piratas, como hacía hasta hace unos años, ahora descargo desde Internet. Sin recurrir a Torrent, lo que hace más difícil conseguir novedades del cine independiente, pero no imposible.

Estoy retomando el hábito de la lectura. Nunca lo dejé, en realidad, pero sí había descuidado la cantidad de lecturas por año. Leo básicamente narrativa y ensayo. Lo primero lo hago bastante rápido. Lo segundo me toma considerablemente más tiempo, ya que tiendo a interpelar las ideas vertidas en un ensayo tanto como el ensayo interpela las mías -lo que es otra manera de decir que establezco con textos de este jaez una dialéctica.

¿Cuál crees que sería el futuro de la música?

Harto difícil predecirlo. Los 00s fueron la dolorosa resaca luego del carnaval de las vanguardias que fueron los 90s. Los 10s han dejado un panorama más claro: entre los grupos de la órbita anglo que han bajado un poco de nivel y los de nuestra región que han subido la valla, me parece que la cancha ha quedado pareja. Hoy por hoy, un grupo latinoamericano poco tiene que envidiarle a sus pares del “Primer Mundo”. El stoner peruano, por ejemplo, está muy bien considerado en Latinoamérica. La prensa que se mueve al margen de la mass media habla con entusiasmo del avant garde facturado por nuestros compatriotas. Y medios internacionales fuera del mainstream celebran a nuestros vecinos de los cuatro puntos cardinales.

Lo que queda claro, en todo caso, es que la música pop occidental ha exterminado los purismos: tanto en la música electrónica como en la música pop/rock, apenas si quedan linderos en pie. Lo que suceda en este nuevo decenio que ya arrancó, aparte de la consolidación de nuevos circuitos bastante más dinámicos, es un misterio.

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

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es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

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sonido es sonido

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RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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