John Pereyra aka Hákim de Merv es uno de los críticos musicales más destacados de su generación. Se inició en la recordada revista Caleta a mediados de los 90 y desde entonces ha desarrollado una carrera siempre afín a la prensa alterna y la música independiente. Sub, Freak Out!, Interzona, Peru.com son algunos de los órganos para los que ha escrito sobre las gracias y desgracias de nuestra escena. Ante la casi nula existencia de prensa musical peruana, o de algo que merezca ese mote, el propio Hákim ha decidido tomar el toro por las astas y publicar vastas reseñas, vía Facebook y su blog Apostillas desde la disidencia, particularmente centradas en lanzamientos latinoamericanos. Con tanto recorrido y escuchado el señor Pereyra nos ha regalado un poco de su tiempo para contestar las preguntas de Perú Avantgarde, en la avanzada desde siempre.
¿Qué recuerdos de tus inicios en la música? ¿Qué grupo dirías que fue el que primero te rompió el cerebro y te metió de lleno a la música alterna experimental?
Muchas gracias por la invitación, Wilder.
Empecé a coleccionar música en cassettes con “mi semana”, cuando ingresé a la universidad (PUCP, 1992), pero ya para entonces disponía de algunas cosas que mis familiares me habían ido regalando (tanto en cinta como en vinilo). Nada muy rebuscado, naturalmente: para que te obsequien el Heaven Or Las Vegas en LP o algo así, tu papá mínimo tiene que ser Aldo Castillejos. Es sólo una broma, por supuesto.
Candidatos ha habido muchos en el curso de todos estos años. Si tengo que elegir a uno sólo, inevitablemente ha de pertenecer a los 90s, década en que se abrió una grieta insalvable entre el pop convencional y la experimentación sonora de vanguardia. En tal sentido, y más que un grupo en concreto, el álbum con el que quemé neuronas fue el D.I. Go Pop de Disco Inferno -uno de los logros concluyentes del post rock. Tardé en llegar a él, lo reconozco: entonces no era tan fácil como ahora conseguir los trabajos más notables de las escenas independientes de primer orden.
Tantos años escribiendo en diferentes medios y webs. ¿Cómo analizas la escasez o casi desaparición de la prensa musical en Latinoamérica por no decir sólo en Perú? Y según vemos Europa no se queda muy lejos, webs como The Quietus, XLR8 o FACT han cerrado o acuden a financiamiento (¿desesperado?) de sus lectores, RDL tiene amagos de cierre etc.
Me permito la licencia de contestar esto desde mi experiencia. El nuestro no ha sido, tradicionalmente, un país inclinado a la lectura; pero rindió esa bandera definitivamente después del descalabro educativo de los 90s (descalabro del que hoy seguimos pagando las consecuencias). En cierto modo, la cuestión se agravó más con la consolidación de Internet y la fiebre de las .com: por un lado, todo tipo de información comenzó a estar a un click de distancia, lo que significó un golpe durísimo para todos los medios impresos. Por otro lado, esa misma inmediatez determinó recortes en los límites para desarrollos de contenidos: actualmente, somos muy pocos los que nos explayamos a nuestras anchas sobre aquello de lo que nos interese hablar.
Aunque las circunstancias en países europeos y en la Unión Americana son mucho menos dramáticas que las de sus pares latinoamericanos, el tema central de por sí arrastra un hándicap. Hablamos de prensa sonora independiente, altamente especializada: el público objetivo que sigue a los grupos y a los/as artistas de quienes hablamos tiende a ser minoritario, lamentablemente. Está el hecho, además, de que; como me dijese hace poco un músico chileno, escribir reseñas de discos es un arte que va olvidándose de a pocos. Bien practicado, implica todo un proceso: no sólo es dedicarle tiempo a la escucha del material, es documentarse sobre los entretelones de la grabación, es producir un adecuado brainstorming de ideas, es moldear insistentemente la prosa hasta alcanzar estándares óptimos de exigencia.
En tiempos de la Globalización post COVID-19, se hace más fácil producir contenidos en formatos ágiles, inmediatos, interactivos; como podcasts y videos. Son éstas las opciones a través de las cuales el grueso de la crítica ligada a la Música persiste, aquí y allá. Son éstas las alternativas que han seguido casi todos los críticos peruanos de mi generación. Como mi don es la palabra escrita, no la hablada, yo me empeño en esta batalla condenada al fracaso.
¿Por qué crees que la música de Aphex Twin o Autechre, o la del sello Mego, sigue sonando tan vanguardista o rupturista hoy casi 25 años después?
Porque la dialéctica que alimentaba a la música pop, nacida de la interacción entre mainstream y underground, se quebró inexorablemente en los 90s. Hasta esa década, cada época tenía una vena digamos comercial claramente identificada, balanceada por su contraparte underground. Ese pop masivo-pero-no-prefabricado era el reflejo, comodificado y tardío, de lo que sucedía en los circuitos independientes.
Si esa interrelación se rompió entonces, fue por una razón muy sencilla: el Ruido. Por definición, el Ruido en estado puro es subversivo, remiso, incendiario. No puedes asimilarlo a un discurso bubblegum, ni puedes disfrazarlo. Incluso si lo reduces a su mínima expresión, sigue siendo montaraz e indomable. Al no poder fagocitarlo ni simplificarlo, como siempre había hecho con los principales descubrimientos del underground, el mainstream comenzó a repetirse, a mirar hacia atrás, a ser más permeable a lo que era superficial entretenimiento diseñado. Por desgracia, lo mismo le pasó al under, excepto lo último. Veinticinco años después de las revoluciones propuestas por Autechre, Aphex Twin y los ruidistas vieneses de Mego; el Ruido sigue siendo la Última Frontera -y también la manera más eficaz de contrarrestar el fascismo cultural.
¿Cómo fueron los años 90 para ti?
Tuvieron sus altas y sus bajas, como le ocurre a todos/as. Mi familia hizo un esfuerzo enorme, inimaginable, por darnos a mi hermano y a mí una educación de calidad; tanto en la instrucción primaria y secundaria como en la superior. Es un esfuerzo que no podré pagarles jamás, si bien no dejamos de sacarnos mutuamente canas verdes. Lástima nomás que elegí mal la carrera -debió ser Periodismo en lugar de Filosofía, pero entonces no hubiera podido estudiar en la “Caótica”, que ofreció la especialidad en 1996 y recién abrió la facultad de Comunicaciones en 1998.
¿Qué más decir? Que conocí a los mejores amigos de mi vida durante ese decenio, que hice mis pininos como redactor desde el primer número de Caleta (junio de 1995), la revista que refundó el ejercicio de la crítica partisana en la escena local... Habrá sido una década dominada por la irreverencia y el cinismo, si se le compara con la de los 80s, pero fue el tiempo en que viví mi primera juventud. Por esa razón, es un periodo de mi vida que no olvidaré nunca.
Podría agregar que más de un beso me dieron, y más de un bofetón, como dice el cursi de Sabina. Pero sería caer en la ridiculez. Así que no lo digo más que por joder.
¿Cuál es el concierto o evento que más te ha influenciado o marcado? Si es que alguno hay.
Me inclino por escoger el que más me marcó, y ése fue el de Slowdive. He sido fan desde la primera vez que los escuché, y saber que se volvían a juntar luego de tantos años era un sueño hecho realidad. Naturalmente, cuando se confirmó que tocaban en Lima, me puse a moquear a mares. No demoré ni diez minutos en conseguir mi entrada -la más cara-. Consecuentemente, el concierto fue un éxtasis inenarrable. Claro que hubiera sido ideal rodeado de mis camaradas, pero casi ninguno pudo. Igual lo disfrute intensamente.
Y el evento, si se le puede llamar así, fue conocer en persona a Mario Silvania. Me emocioné muchísimo al dar la mano, tomarme fotos y conversar con uno de los creadores más destacados que hemos tenido entre los créditos peruanos.
¿Qué grupos contemporáneos peruanos y/o extranjeros te animarías a recomendar a nuestros lectores?
Como soy un melómano de tipo omnívoro, quizá mis recomendaciones no necesariamente encajen en el perfil del lector de Vanguardia Peruana & Sonidos Contemporáneos. Ahí van de todos modos.
Por el lado peruano: Alunaki, Gelatina Magma, Sajjra, Cuarzo, Server, Liquidarlo Celuloide, Dreams On Board, Artaud, The Genius Sex Poets, Ande, El Jefazo, Vrianch, 27 U H F, Ionaxs, Fiorella16, Puna, Norvasc, Silvana Tello, El Otro Infinito... Por encima de géneros y/o estilos, la escena peruana está más bullente que nunca.
Por el lado extranjero, el año pasado estuve esencialmente centrado en el barrio al sur de Estados Unidos: las recopilaciones de noise brasileño Sismografias De Vizinhanças (saga que ya cuenta con tres volúmenes), Laktik, Nax, Bahía Mansa, Sexores, Das Leiden, Red Sun Cult (fenomenal banda de stoner colombiano), Días De Septiembre (post rock venezolano a lo Mogwai, aunque no sé si seguirá en activo, con todo lo que sucede por allá)...
¿De escribir un libro de tu autoría, de qué sería la temática, te lo han propuesto ya?
He perdido la cuenta ya de la cantidad de veces que me han preguntado por qué no saco un libro. Creo que lo normal sería pensar en una recopilación de textos -puesto que 25 años escribiendo casi ininterrumpidamente te da material más que suficiente de dónde escoger-, pero preferiría algo nuevo, o en todo caso la ampliación minuciosa/pormenorizada de algo de lo que ya he hablado. Quizá una historia seria de la música pop peruana, desde los 60s hasta la actualidad. Ya hay un esqueleto armado sobre el que podría erigir ese proyecto. Habría que completarle las paredes, ultimar acabados, poner las ventanas, etc. Una propuesta editorial, sin embargo, aún no ha sido lanzada.
Además de la música, ¿qué otras expresiones concitan tu interés?
¿Artísticas o de cualquier tipo? Jajajajajaja... Supongo que es lo primero. Me gusta mucho el cine. En lugar de comprar DVDs piratas, como hacía hasta hace unos años, ahora descargo desde Internet. Sin recurrir a Torrent, lo que hace más difícil conseguir novedades del cine independiente, pero no imposible.
Estoy retomando el hábito de la lectura. Nunca lo dejé, en realidad, pero sí había descuidado la cantidad de lecturas por año. Leo básicamente narrativa y ensayo. Lo primero lo hago bastante rápido. Lo segundo me toma considerablemente más tiempo, ya que tiendo a interpelar las ideas vertidas en un ensayo tanto como el ensayo interpela las mías -lo que es otra manera de decir que establezco con textos de este jaez una dialéctica.
¿Cuál crees que sería el futuro de la música?
Harto difícil predecirlo. Los 00s fueron la dolorosa resaca luego del carnaval de las vanguardias que fueron los 90s. Los 10s han dejado un panorama más claro: entre los grupos de la órbita anglo que han bajado un poco de nivel y los de nuestra región que han subido la valla, me parece que la cancha ha quedado pareja. Hoy por hoy, un grupo latinoamericano poco tiene que envidiarle a sus pares del “Primer Mundo”. El stoner peruano, por ejemplo, está muy bien considerado en Latinoamérica. La prensa que se mueve al margen de la mass media habla con entusiasmo del avant garde facturado por nuestros compatriotas. Y medios internacionales fuera del mainstream celebran a nuestros vecinos de los cuatro puntos cardinales.
Lo que queda claro, en todo caso, es que la música pop occidental ha exterminado los purismos: tanto en la música electrónica como en la música pop/rock, apenas si quedan linderos en pie. Lo que suceda en este nuevo decenio que ya arrancó, aparte de la consolidación de nuevos circuitos bastante más dinámicos, es un misterio.
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