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domingo, 4 de diciembre de 2022

Tempestad en los Andes

Por LUIS E. VALCÁRCEL
1927


AVATAR 


La cultura bajará otra vez de los Andes. 

De las altas mesetas descendió la tribu primigenia a poblar planicies y valles. Desde el sagrado Himalaya. Desde el Altar misterioso arranca el impulso vital de los pueblos fundadores. En el camino las razas se juntan y entrechocan, se mezclan y se separan. Cada una se afirma en su esencia, pese a homologías temporarias. El árbol étnico vive de sus raíces aunque sus ramas se enreden en la maraña del bosque, aunque su copa se vista de exóticas flores. La Raza perdura. 

Eclipses, quebrantamientos, inferioridad y opresión: todo lo resiste. Vive en alzas y bajas, en florecimientos y decadencias: el brillo o la sombra no le afectan en lo íntimo. 

Puede ser hoy un imperio y mañana un hato de esclavos. No importa. La raza permanece idéntica a sí misma. No son exteriores atavíos, epidérmicas reformas, capaces de cambiar su ser. 

El indio vestido a la europea, hablando inglés, pensando a la occidental, no pierde su espíritu. 

No mueren las razas. Podrán morir las culturas, su exteriorización dentro del tiempo y del espacio. La raza keswa fue cultura titikaka y después ciclo inka. Perecieron sus formas. Ya nadie erige monolitos  Tiawanaku ni fabrica aryballus Kosko. 

Pero los keswas sobreviven todas las catástrofes. Después del primer imperio, cayeron los andinos en el felahísmo. Mas, de la humana nebulosa, casi antropopiteca, surgió el inkario, otro luminar que duró cinco siglos, y habría alumbrado cinco más sin la atilana invasión de Pizarro. 

De ese rescoldo cultural todavía viven cuatro millones de hombres en el Perú y seis más entre el Ecuador, Bolivia y la Argentina. Diez millones de indios caídos en la penumbra de las culturas muertas. 

De las tumbas saldrán los gérmenes de la Nueva Edad. Es el avatar de la Raza. 

No ha de ser una Resurrección de El Inkario con todas sus exteriores pompas. No coronaremos al Señor de Señores en el templo del Sol. No vestiremos el unku ni cubriráse la trasquilada cabeza con el llautu, ni calzaránse los desnudos pies con la usuta. Dejaremos  tranquila a la elegante llama servicial. No serán momificados nuestros cuerpos miserandos. No adoraremos siquiera al Sol, supremo benefactor. Habremos olvidado para siempre el kipus: no intentaremos reanimar instituciones desaparecidas definitivamente. Habrá que renunciar a muchas bellas cosas del tiempo ido, que  añoramos como románticos poetas. Mas, cuánta belleza. cuánta verdad, cuánto bien emanan de la vieja cultura. del milenario espíritu andino: todo fue desvalorizado por la presunción de superioridad de los civilizadores europeizantes. La Raza, en el nuevo ciclo que se  adivina, reaparecerá esplendente, nimbada por sus eternos valores, con paso firme hacia un futuro de glorias ciertas. Es el avatar. la incesante transformación, ley suprema que todo lo rige, desde el curso de los mundos estelares hasta el proceso de estas otras grandes estrellas que son las razas que pululan por el globo, erráticas dentro de un sistema: es el avatar que marca la reaparición de los pueblos andinos en el escenario de las culturas. Los Hombres de la Nueva Edad habrán enriquecido su acervo con las conquistas de la ciencia occidental y la sabiduría de los maestros de oriente. El instrumento y la herramienta, la máquina, el libro y el arma nos darán el dominio de la naturaleza: la filosofía-clave-metapsíquica hará penetrante nuestra mirada en el mundo del espíritu. 

En lo alto de las cumbres andinas, brillará otra vez el sol magnífico de las extintas edades. Por sobre las montañas, en el espacio azul que sirve de fondo a los Andes —bambalinas de lo infinito— se producirá la armonía de Oriente a Occidente, cerrando la curva  abierta milenios atrás. Se cumple el avatar: nuestra raza se apresta al mañana: puntitos de luz en la tiniebla cerebral anuncian el advenimiento de la Inteligencia en la actual agregación subhumana de los viejos keswas. 


EL SOL DE SANGRE 

"La sociedad alentaba en un espíritu occidental y 

el pueblo vivía con el alma en la tierra. Entre estos

dos mundos no había inteligencia alguna. No había 

comunicación; no se perdonaban uno a afro". 

SPENGLER



¿Rusia? ¡El Perú! 

He aquí nuestra historia nacional, el perenne conflicto entre los invasores y los invadidos, entre España y las Indias, la lucha de los Hombres Blancos y la Raza de Bronce; guerra sin tregua, todavía sin esperanzas de un pacto de paz. Cinco siglos de cotidiana batalla que consagra y ratifica en cada amanecer el dominio victorioso del conquistador, pero que no da la seguridad de nuevas auroras idénticas. Desconfía el que oprime y maltrata; si no muere la víctima, se vengará. 

Desgraciadamente para el tirano, las razas no mueren. 

Un día alumbrará el Sol de Sangre, el Yawar-Inti, y todas las aguas se teñirán de rojo: de púrpura tornarán las linfas del Titikaka; de púrpura, aún los arroyos cristalinos. Subirá la sangre hasta las altas y nevadas cúspides. Terrible Dia de Sol de Sangre. 

¿Dónde están las fuentes de esta inundación de rojas aguas? 

¿Se ha vertido el ánfora secreta? 

Es que sangra el corazón del pueblo. El Dolor de un Milenio de Esclavitud rompió sus diques. Púrpura de los espacios, púrpura del Sol. púrpura de la tierra: eres la Venganza. 

Aún en la noche el Fuego alumbrará los mundos. Será el incendio purificados 

¡Oh! La esperada Apocalipsis, el Día del Yawar-Inti que no tardará en amanecer. 

¿Quién no aguarda la presentida aurora? 

El vencedor injusto que ahogará en su propia sangre al indio rebelde. ¿No oís por allí la prédica del exterminio, de la cacería inmisericorde? Ya las matanzas de Huanta. de Cabanillas. de Layo, de cien lugares más son ráfagas del Gran Dia Sangriento. 

El vencido alimenta en silencio su odio secular; calcula fríamente el interés compuesto de cinco siglos de crueles agravios. ¿Bastará el millón de víctimas blancas? 

Desde su mirador de la montaña, desde su atalaya de los Andes, escruta el horizonte. ¿Serán estos celajes de fuego la señal del Yawar-Inti? 

Obseca el odio. 

Volved a la razón, hombres de los Dos Mundos. Tú, hombre “blanco", mestizo indefinible, contagiado de la soberbia europea, tu presunción de "civilizado" te pierde. No confíes en las bocas inánimes de tus cañones y de tus fusiles de acero. No te enorgullezcas de tu maquinaría que puede fallar. 

Es incurable tu ceguera ¡Sigues viendo en el hombre de tez bronceada a un ser inferior de otra especie distinta a la tuya, hijo de Adán, nieto de Jehová! Tu ideología no cambia en lo cotidiano: reencarnas a Sepúlveda. el doctor salmantino que negó humanidad a los indios de América. 

Altanero dominador de cinco siglos: los tiempos son otros. Es la ola de los pueblos de color que te va a arrollar si persistes en tu conducta suicida. Arrogante colonizador europeo, tu ciclo ha concluido. La tierra se poblará de Espartacos invencibles. 

Y tú, hombre de los Andes, persiste en ti mismo, cúmplase tu sino. Obedece el mandato de la tierra, si vives con su alma; pero, no te consuma el odio. El amor es demiurgo. 

Haciéndote grande y fuerte, el blanco te respetará. Triunfarás sin ensangrentar tus manos puras de hijo del campo. 

Sueñen los malvados con el Sol de sangre; en tu alma regenerada sólo brillará el rayo del sol que besa la tierra en la santa cópula de todos los dias... 

Como en la cósmica armonía, los dos mundos girarán dentro de sus órbitas, recibiendo, por igual, el hálito creador del Rey de los astros. 

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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las cosas como son II

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