The Cure fue la primera banda a la que me aficioné, ya desde púber. Incluso recuerdo conversaciones con colegas del Salesianos en 6to de primaria -¡qué alucinante tenía solo 10 años!- y durante el recreo, apreciando el "Kiss Me Kiss Me Kiss Me" o el disco del viejito "Standing On A Beach" y mencionando de paso a Santana, ¡ja!. Para 1992 estaba acabando la secundaria y lucía peinado honguito un poco a la manera de Robert Smith, algunos en la ciudad me recuerdan de esos años lateando por la Colmena o por Larco yendo a ver a mi flaca, el hecho es que cuando ingresé a la universidad ni siquiera me rapé ni corté el cabello, algo poco usual en ese entonces dado lo difícil que era entrar con éxito a las U, tal era mi devoción por la new wave y The Cure. Justamente el disco que publicaron ese último año de secundaria fue el que pude escuchar en tiempo real, el alucinante "Wish". Informado de cool pop, canciones melancólicas y guitarras psicodélicas. Lo prefiero al "Disintegration".
Con gente del Cono Norte, David Sánchez, el primer hincha de Slowdive en Perú, y Cristian Reaño rotábamos VHS y armamos fiestas donde entre el shoegaze y dark sonaban los temas de "The Cure in Orange" y en versiones largas. "Big Hand" que había pescado en un pirata italiano (KTS Records), un concierto casi íntimo donde la banda tanteaba versiones que luego incluirían en el "Wish" finalizadas, acariciaba mi mente.
Del alto "Wish" me alucinaba todo el álbum y a los 15 años lo escuchaba con audífonos caminando por las calles de Los Olivos, yendo a visitar a los compas; había hecho el esfuerzo por acceder a la cinta original y en seguida testifiqué que el artwork, logo y líricas, eran divinos. Alguna vez fui a alquilar una hora de Nintendo y durante ese lapso se me cayeron varios casettes cromados por lo que me presentaron al dueño, un viejo metalhead melómano que terminó diciéndome "el 'Wish' es un disco cuya única canción buena es 'Friday I'm in love'". Solo atiné a callar y mirarlo sorprendido. Otra fue la situación o encontrón con los metalheads del salón de cachimbos de la ULima en 1993, quienes con la cara deformada por el asco me espetaron "¡son maricones!". Pero para ese entonces yo hasta Pale Saints conocía... ¡¡jajajajaja!!
Hablemos de "Cut" o "End" donde Robert Smith explora el ruido y la psicodelia wha wha como preparándonos justamente para los hijos de My Bloody Valentine, ese feedback noise al final del disco en "End", uffffff me cortaba el seso, 15 años bien puestos. Maravillas como "Trust" y "To Wish Impossible Things" modulaban tu alma hacia el éter primordial. Pop como antesala para entrar al ambient. Y por las radios rockers de la ciudad tocaban además de "Friday...", las exquisitas "High" y "A letter to Elise".
Tiempos en que iba hasta la tienda Phantom para hacerme del "Paris" y "Show" que eran de mis tesoros púberes junto al "Towards the Within" de Dead Can Dance, "X" de INXS, el "Real Life" de Simple Minds y etcéteras y cuando acudía a la Av, Peru de San Martín de Porres a completar mi colección de los primeros de Cure gracias al hermano de Guillermo Melgarejo de AZULES MOROS, que los tenía en ediciones inglesas y hasta el laser disc del "Orange". ¡Botaba un sonidasoooooo! Esto se llama EVOLUCIÓN.
Hasta que como jugando y surfeando en spotify veo que por los 30 años de su lanzamiento existe una edición deluxe de "Wish". Ay, que no somos nada solo éter/energía. ¡45 canciones y 3 horas y media de The Cure! Mi corazón aún late Robert, gracias.
Wilder Gonzales Agreda