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martes, 8 de agosto de 2017

Activismo 77!

De Grancomboclub.com

La portada de Exitosa sobre la ministra de educación ha servido para relanzar que hay una "prensa basura como en la dictadura".
El problema es que se lo hace particularizando en un diario, cuando la prensa basura, montesinista, sigue ahí en prácticamente TODOS los diarios y canales de televisión.
Algunos son más progobiernistas, otros son más fujimoristas, pero TODOS criminalizan la protesta social, TODOS se basan en filtraciones que pasan como "periodismo de investigación", TODOS hacen campañas contra personas, no siempre bien documentadas.
Es ridículo que compañeros de trabajo de nada menos que Magaly Medina, gente que ha trabajado en el Expreso montesinista, ex campañistas de Hurtado Miller, gente como Nicolás Lúcar, o parroquianos de CCN, vengan a hacerse los del estándar alto de periodismo. Se parecen al ladrón que grita "al ladrón". Acusar a otros les viene bien para lavar su pasado/presente vergonzante.
Con esto implantan la idea-fuerza que hay una prensa respetable y seria y otra que no lo sería.
No. La prensa basura son ellos también.


JORGE MILLONES - ¡Cónchale vale cholo! en Diario Uno

..."parece que en el Perú la principal crítica con los posicionamientos frente a Venezuela tiene que ver con una supuesta ´ambigüedad frente a la democracia´. La prensa dice la izquierda no defiende la democracia en Venezuela y aparecen al instante los deslindes, los políticos de derecha dicen a la izquierda le falta compromiso con la democracia y proliferan las rectificaciones".

Efectivamente, pienso que desde los proyectos emancipadores (de izquierda para continuar con el término) no tenemos por qué regalarle la defensa de la democracia a las derechas, tenemos más bien que disputar el sentido del concepto y apostarle a una mayor democratización de la sociedad, del Estado, de la vida en común, como libertades, como bienestar, como participación y decisión en la economía, la política y la vida misma. Por eso me parece preocupante que compañeros y compañeras centren su crítica a lo que hoy ocurre en Venezuela en la falta de "democracia" como si fuera un concepto puro, abstracto, inmutable, intangible, ajeno a cualquier tensión en la correlación de fuerzas.

Y exigen una "democracia plena" en Venezuela como si eso pudiera brotar así de pronto del campo, como si no hubiera intereses de clases, negociados internacionales, matrices hegemónicas de opinión que nos hacen aceptar como "democracia plena" lo que hoy existe en Brasil con ese presidente impuesto por las élites corruptas, o en Perú donde tenemos que juntar un millón de firmas y tener otros tantos miles de dólares para poder inscribir un partido político...



FRANCISCO DURAND EN OJO PÚBLICO: "Ahora estamos en la República Empresarial"

Aquí el enfoque de que estamos en una democracia y de que a través de ese mecanismo nosotros decidimos por qué programa se vota y, si nos disgusta, cambiamos en la siguiente elección, es una mirada bastante ingenua. Esa tesis liberal no se corresponde con la realidad. El poder económico tiene acceso preferencial al Estado. Tiene la capacidad de ocuparlo usando la puerta giratoria [el paso de ejecutivos de las empresas a funciones de gobierno y viceversa], como en el caso del premier Zavala. El caso Odebrecht nos ha echado luces sobre la complejidad del fenómeno de captura, porque sabemos con evidencias y testimonios que hay un grupo de empresas, en este caso brasileñas, que usan elementos legales, por ejemplo, la financiación de partidos. La manera en que se canaliza o se declara [esos aportes] puede ser cuestionable, pero es legal. Las reuniones frecuentes de Barata con el presidente García son también legales. Sin embargo, sabemos que en varios casos hubo sobornos. Las grandes corporaciones -particularmente del sector construcción, pero también en otros como el de venta de armas, medicamentos, material educativo, etc.- pueden combinar el soborno con mecanismos legales. Hay otros casos, como la influencia en el MEF, que es más de tipo legal. Y hay casos, como en la policía o justicia, en que puede ser abiertamente ilegal, con el pago de coimas.

En los años 89 y 90 hubo un gran debate nacional en torno a esta pregunta que hace el personaje de Vargas Llosa, Zavalita, en “Conversación en la Catedral”: en qué momento se jodió el Perú. Como estábamos en plena crisis -había inflación, recesión y guerra interna-, se decía que con Velasco, porque con él empezó el estatismo, la burocracia, y se trabó la economía. En el 90, Fujimori cierra esa etapa e inaugura una nueva, en que supuestamente iba generarse la paz, por la vía represiva, y se iba a eliminar la inflación, con las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. Se iba a generar una etapa de crecimiento y bienestar. Luego nos dimos cuenta de que era un proyecto autoritario y corrupto. Llegamos al 2000 y se dijo: bueno, lo que ha hecho Fujimori está bien en la parte económica, pero mal en la política. Toledo tenía el famoso eslogan: Fujimori puso el primer piso, ahora lo que tengo que poner es el segundo piso, la democracia. Ese segundo piso ya se ha construido, sobre bases, en mi opinión, débiles. Y no hemos avanzado lo que debíamos. Si ahora hiciéramos esa pregunta de en qué momento se jodió el Perú, refiriéndonos a la situación contemporánea, yo diría en 1990. Es cierto que hubo logros y desarrollo, y se dice que ha aumentado la clase media y reducido la pobreza, pero creo que allí hay una exageración. Están reclamando méritos que solo tienen parcialmente. Porque en realidad (la mejora de la economía) ha sido efecto de la bonanza exportadora que viene del mercado mundial, y es fácil gobernar cuando hay bonanza. Más bien lo veo como oportunidad perdida. Y ahora vamos a ver cómo aumenta la pobreza y se reduce la clase media, porque volvemos a una normalidad económica, pero no hemos hechos las grandes reformas sociales ni estatales que necesitábamos. En el 2021 deberíamos preguntarnos cómo país: dónde estamos, a dónde vamos y quién nos han gobernado.

Estamos en un país difícil de predecir, inherentemente inestable. Esa siempre ha sido una característica de la historia política peruana. La república guanera colapsó con la guerra con Chile, luego de una transición difícil. Después vino la república oligárquica, que Leguía liquida. Hemos tenido dictaduras y gobiernos de distinto tipo. Y ahora estamos en la república empresarial, que se inauguró en 1990 y continúa a partir del 2000 en condiciones de democracia formal. Una democracia comprada, digamos, que en realidad no corresponde a las aspiraciones de las masas, porque cada presidente que llega al poder ofrece algo que después no cumple, y oculta sus relaciones con los grandes poderes económicos. Creo que el 2021 es una excelente oportunidad para cancelar esta república empresarial, pero hay que trabajar muchísimo para superar ese punto.


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barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

las cosas como son

las cosas como son II

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