Por Hildebrando Pérez Grande
Hace 20 años conocí a Vicente, en una oficina precaria pero rebosante de sueños, allá, en Desamparados, digno nombre para cualquier utopía en marcha. También estuvo presente Javier Uriarte, con su simpatía de siempre. Nunca terminaré de agradecerles a los dos la emboscada amable que me tendieron para formar parte de aquel grupo entusiasta de profesores y alumnos que dimos vida a lo que ahora es una realidad incandescente: La Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
La mano generosa que me tendieron mis nuevos amigos llegó cuando había perdido todo norte, toda esperanza y era pasto de un feroz desencanto por la vida, pues, para ese entonces, había perdido yo más batallas que Aureliano Buendía. La noche oscura que me abrumaba, de repente desapareció con la luminosidad de las palabras de Vicente Santuc. Y su luz se instaló en mí como una resurrección estimulante. Desde entonces disfruté, gracias a su cordialidad, de sus sabios consejos, de su bonhomía y buen humor y de sus atinadas observaciones sobre la poesía: pasión que, por cierto, compartíamos con júbilo especial.
Me es difícil hablar de nuestro amigo como un ser yacente. Las palabras se me caen sin piedad, apenas son cenizas de mi dolor oceánico, astillas que nada dicen de mi consternación ante el escándalo de su muerte. Es por ello que recurro a Octavio Paz, quien, al despedir el cuerpo insepulto de un amigo suyo, escribió, estos versos, que, ahora, hago míos en homenaje al hermano que siempre habitará y ennoblecerá mi desolado corazón:
"Has muerto. Irremediablemente.
Parada esta tu voz, tu sangre en tierra.
¿Qué tierra crecerá que no te alce?
¿Qué sangre correrá que no te nombre?
¿Qué palabra diremos que no diga
tu nombre, tu silencio,
el callado dolor de no tenerte?...
Has muerto, camarada,
en el ardiente amanecer del mundo.
Has muerto cuando apenas
tu mundo, nuestro mundo, amanecía.
BONUS x VICENTE SANTUC
¿Cómo fue tu acercamiento a la filosofía?
Por el tipo de educación que recibí, me gustó desde el principio la filosofía. Pero, yo creo que fue el paso por Piura, el paso por el mundo campesino, el que me transformó... Hay toda una filosofía que hice en Europa, que era sobre todo dar cuenta de temáticas y de autores y periodos históricos, pero es acá donde yo descubrí cómo, a fin de cuentas, estamos en el mundo desde una manera de sentir, desde una manera de estar en el mundo y no tanto desde las ideas. A mí me gusta transmitir eso en las clases. Un sistema filosófico es una manera de estar. No es una manera de combinar ideas y de amarrarlas de manera lógica. Una poesía es una manera de estar. Un periodo histórico también. Entonces, debemos regresar a la sensibilidad y tener el coraje de explorarla y de expresarla.
¿Cómo concilia usted el cristianismo con su interés por Nietzsche?
Nietzsche es un apasionado con respecto de Dios, es el mayor crítico del cristianismo. Nietzsche ha denunciado el cristianismo, sobretodo el cristianismo de Pablo. No le deja pasar ni una a Pablo. Denuncia esa especie de desencarnación de cierto tipo de cristianismo sobretodo en San Agustín, donde el cuerpo es el origen del pecado y del desorden, lo que es muy platónico,. El cristianismo... terminó convertido en una suerte de platonismo para el pueblo. Es eso lo que critica Nietzsche, sobre todo. Esta especie de sobrevaloración de las ideas, esa manera de haber resuelto las preguntas antes de sentirlas. Eso es lo que a mí me interesa de Nietzsche, eso es sumamente interesante.(RNC, ABG)
¡¡LARGA VIDA A VICENTE SANTUC, UN HERMANO EN LA LUZ, UN HOMBRE!!
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