feed

SSR

lunes, 13 de febrero de 2017

La República de Lima

Jueves De abril – 16 – 2009 Pleno Del Comgreso.
De la rePoBleca si Discotio lasituasion de Brai
Ovo Muchas Participasion custo (...) NoPresencia Del preme menistro
Para (...) subre Brasy subreatentado (...) pindio el pleno
Vernes De abril 17 2009

Por César Hildebrandt
24 de abril de 2009

El problema, al final, no es cuántas faltas de ortografía se cometan. El problema es cuántos crímenes se toleran.

Y la prensa derechista en el Perú ha instigado asesinatos y ha celebrado masacres y ha abierto botellas de champán cuando algún Odría ha puesto “las cosas en su sitio” a patadas y algún Cayo Mierda se ha vuelto a hacer con el poder.

La prensa derechista es, además, esencialmente inculta. Porque representa a una clase que ha preferido fiestear antes que estudiar y saquear y explotar antes que sofisticarse. Y coquearse en un casino de Las Vegas antes que ir a la galería de los Uffizi a ver “La virgen de las arpías” de Andrea del Sarto.

¿Cuántas veces el “Correo” de los hermanos Agois –evasores sistemáticos e impunes de millones en impuestos- criticó el castellano zarrapastroso de Alberto Fujimori? ¡Nunca! ¡Ni con el pétalo de una papeleta lexicográfica!

¿Y por qué?

Porque en relación a Fujimori no importaba cuánto maltrataba el idioma ni qué concordancias se salteaba ni qué plurales se comía ni cuántas veces decía “perguano” en vez de peruano. Lo que importaba es a cuánto ponía la carne de cholo. Y la puso muy barata. Para los Agois y sus amigotes.

¿Sánchez Cerro fue, académicamente hablando, casi una mula?

Sí. Lo fue. ¿Acaso algún periodista encopetado lo insinuó siquiera? El asunto es que Sánchez Cerro hizo bien su trabajo: matar apristas y calmar el avispero.

¿Y no es que Odría prescindía de la servilleta y a veces prefería la manga del uniforme para limpiarse la boca? Yes, sir. Pero Odría también hizo bien su tarea, que era la de matar apristas (mucho menos que Sánchez Cerro, es cierto) y poner en vereda a los de abajo.

No hablar bien ni escribir con propiedad el castellano es un drama. Pero tiene atenuantes si se piensa que este es un país que ha tratado de matar su cultura original y que ha condenado al analfabetismo (real o funcional) a muchos pobladores rurales.

¿Es que Hilaria Supa olvidó la educación recibida? ¿Es que escapaba de clases y se desescolarizó a solas? ¿Es que flojeaba viendo la tele?

La pregunta malévola viene de lejos: ¿Qué hace una semianalfabeta en castellano en el Congreso?

Pues, precisamente, representa a los millones de peruanos que, como ella, fueron declarados inexistentes por la República de Lima.

Lima siempre ha querido blanquearse. Y una de las maneras de blanquearse ha sido avergonzar a quienes no hablan el español standard que se habla entre las señoras de los balnearios del sur.

Porque Lima es tan estúpida que cree que, echándole cal viva a los orígenes, sentirá a Europa más cerca y a España más materna.

Y si la República de Lima niega el mestizaje (aunque suspira por la fusión de Gastón Acurio), con más saña negará a los que nos recuerdan que alguna vez fuimos la indiada primordial, el joven imperio donde el runasimi era el idioma propagado oficialmente.

Matar simbólicamente a Hilaria Supa es volver a negarnos y repetir aquel país canalla que a los indígenas les cobraba tributos sólo por el hecho de serlos.

Porque en la República de Lima, José María Arguedas tuvo que comer en la cocina, junto a la servidumbre aindiada como él, y a los comuneros de Rancas les dieron plomo por encargo de los de la Cerro de Pasco Corporation, de igual modo que plomo es lo que hoy reciben los niños de La Oroya, por encargo de esa Doe Run que ni el Pama cumple y que se burla en inglés de las autoridades.

Y plomo de los máuseres salía en las novelas de Ciro Alegría. Y plomo de la prensa conservadora salió siempre para quienes se atrevieron a proponer nuevos rumbos.

Hilaria Supa es bárbara en castellano. ¿Y qué? Pero es fluida en quechua y eso de nada le sirve. Y quienes la denigran no hablan quechua (ni lo intentarían), pero eso resulta irrelevante. Porque en la República de Lima se insulta en castellano a quien sólo puede defenderse en quechua.

Y se puede ser ignorante en castellano y sabio de otras mil maneras. Y se puede ser brillante en castellano y asaz abusiva en otras prácticas. En el respeto por las normas democráticas, por ejemplo. De eso puede hablar, con especial énfasis, mi contradicha media hermana, doña Martha Hildebrandt.


Y si la democracia es respeto por las minorías, el diario de los Agois ha demostrado no tener respeto por esa minoría quechuahablante. Minoría lograda –recordemos- a punto de exterminio y potosíes, minoría obtenida con arcabuces, primero, y máuseres, después.

Ingenuos somos. Si la derecha peruana no respetó a las mayorías (cuando éstas impusieron electoralmente a Haya de la Torre, por ejemplo), ¿por qué habría de ser delicada con las minorías? Ingenuos y olvidadizos.

En “Canto general”, un libro que deberían leer los jóvenes baboseados por ese sistema que los ha convertido en decorativos, Pablo Neruda habla de esa América primera y prehispánica:

“Antes de la peluca y la casaca
fueron los ríos, ríos arteriales:
fueron las cordilleras en cuya onda raída
el cóndor o la nieve parecían inmóviles...”

Y cuando Neruda trata el tema de la conquista española lo hace, como no podía ser de otra manera, desde la perspectiva dolida de los suprimidos:

“En Panamá se unieron los demonios...
Primero llegó Almagro antiguo y tuerto,
Pizarro, el mayoral porcino
y el fraile Luque, canónigo entendido
en tinieblas...”

El gran poeta que le cantó al amor (a todos los amores) abrevia la conquista del Perú en una sola frase compasiva:

“...La noche ha descendido
sobre el Perú como una brasa negra”.

Y en relación a la América entera, su patria ancha, Neruda narra de esta manera burlona el proceso brutal de la hispanización:

“Después vinieron a poblar la herencia
usureros de Euzkadi, nietos
de Loyola. Desde la cordillera
hasta el océano
dividieron con árboles y cuerpos
la sombra recostada del planeta.
Las encomiendas sobre la tierra
sacudida, herida, incendiada,
el reparto de selva y agua
en los bolsillos, los Errázuriz
que llegan con su escudo de armas:
un látigo y una alpargata”.

Porque así fueron las cosas y así se maldijeron las costumbres y se destruyeron los idiomas y se evangelizó cuchillo en mano y con el oro en las alforjas. Y porque los que hoy se sienten por encima de todo olvidan que también vienen, en efecto, de olas de hambreados, aventureros y asesinos. Olvidan la alpargata.

Hablar relativamente bien el castellano standard no es una hazaña para quien tuvo educación. Escribirlo más o menos bien es un don que poco tiene que ver con el esfuerzo y sí con el destino.

Yo no me siento más por el castellano que me tocó tocar. Si algún mérito habré de reclamar será, en todo caso, el de no haber abandonado jamás mi rebeldía, la capacidad de indignarme, mi simpatía irrenunciable por los débiles. Eso no me hace mejor. Me permite vivir, sencillamente.

No hay comentarios.:

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

SUPPORT PERU AVANTGARDE////APOYA LA AVANZADA PERUVIANA

PROMO DEL CD DE FRACTAL

barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

...

...

realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

las cosas como son

las cosas como son II

las cosas como son II