1991. Era preinternet. Las leyendas se imprimían aún en bruma. "Spiderland" surge como obra de hardcore narcoléptico. Filme de suspense...
La portada de Will Oldham, el anuncio en busca de vocalista femenina, los ritmos abruptos, la masterclass de generar tensión, Albini y sus famosas ten fucking stars" en 'Melody Maker, el rumor de fallo nervioso, el aura de ansiedad y vampirismo de todo el disco...
Tras un par de reuniones y el documental definitivo de Lester Bangs ("Breadcrumb Trail. The Story Of Slint", 2014) que muestra a la banda adolescente formada en escuelas experimentales, un aislado sentido del humor, una dieta de hardcore desde la más tierna edad y la mente maestra de Britt Walford, el misterio está resuelto.
Lo que queda por decir de esta imbatida piedra angular está en la forma. La crítica lo resolvió con un par de adjetivos misteriosos: los textos sugieren, pero no cuentan la revolución de "Spiderland".
La genialidad de esta obra breve y concisa está en la simbiosis entre forma y contenido. Tan perfecta como en el opus de Alfred Hitchcock o de Samuel Becket. Musicalmente, es un desafío desnudo al establishment del rock: se pasan por el forro la dictadura del 4/4 y el 3/4 y se sumergen en estructuras de compás mucho más complejas para cambiarlas a mitad de canción, ofreciendo un nuevo plano de discurso. Por otro lado se adentran en una transformación armónica. Si el punk había simplificado la herencia del rock primigenio a rabia y acordes mayores y menores, y el funk se empachaba de acordes en novena, ellos introducen un ingrediente esencial de la tensión: acordes en quintas disminuidas que pasan a aumentadas, ejecutados con estructuras de riffs tocados en armónicos en espiral a dos guitarras, quizá sin saber un pimiento de armonía. Y el tercer ingrediente: la desnudez y la lentitud de un caimán que en el último movimiento muerde. Todo ello, desde la simplicidad de guitarra, bajo. batería y voz, y la destilación de una década de punk y hardcore con Minutemen como faro.
Este disco supone la instrumentalización de la técnica para dibujar el contenido de un modo definitivo: el storytelling y la creación de un ambiente que lo contiene todo. Magma mercurial creado desde la más pura intuición e inconsciencia.
RAMÓN AYALA
RDL 333 - Noviembre 2014
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