La cancelación del concierto de Santana por parte del gobierno de Juan Velasco Alvarado se ha convertido en uno de los componentes más claros y recurrentes de la leyenda negra antivelasquista. Músicos, aficionados y comentaristas argumentan que el gobierno militar "mató al rock, y que una prueba de su animadversión y su rechazo a esta música fue la cancelación del concierto de Santana en diciembre de 1971. El texto que presento a continuación es un intento de pensar el tema en un registro menos pasional y más enraizado en el contexto histórico, que busca una respuesta más completa al la pregunta de por qué se canceló el concierto.
A partir del análisis de fuentes primarias, espero aportar una nueva mirada sobre un hecho muy recordado, pero poco estudiado. En primer lugar, busco reconstruir la organización del concierto y entenderlo en el contexto de la escena de rock limeño. En segundo lugar, presento las acciones de dos actores que ayudan a explicar la cancelación: i) la opo- sición ultraizquierdista de la Federación Universitaria de San Marcos, controlada por el partido Patria Roja'; y ii) la recepción de Santana por algunos medios de prensa. En tercer lugar, ofrezco una explicación de la cancelación. Finalmente, una breve reflexión sobre el recuerdo de la relación Santana-Velasco.
El éxito de la banda, y también la imagen de Carlos Santana como consumidor de drogas, permeó en una parte de la sociedad. En el Perú, su música sonaba en la radio y vendía sus discos durante la época de la dictadura militar. Sin embargo, sus canciones estaban lejos de ser los hits del momento en nuestra sociedad; la música rotundamente exitosa era, más bien, chicha, criolla, salsa o nueva ola. Más allá de Santana, aparecen en la publicidad de discos o los rankings de las radios otros conjuntos de rock, como Grand Funk Railroad, Hendrix, Pink Floyd y los peruanos Traffic Sound o Black Sugar. No obstante, ninguno pudo competir con la música bailable y popular. La barrera del idioma, el carácter contemplativo del rock, la extensión de las canciones y la tradición, más tropical, del oyente peruano ponían frenos al innegable auge del rock en ese momento".
Esto hay que decirlo porque a veces se caracteriza la escena del rock peruano como masiva, efervescente y ascendente a la entrada del gobierno militar en 1968. Algunos rockeros son muy poco críticos cuando reflexionan sobre su propia historia. Una parte de ellos, justamente quienes pertenecen a la élite, recuerdan al gobierno como enemigo del rock. Sin embargo, cuando son confrontados a la realidad de que entre 1968 y 1975 se produjeron grandes discos y memorables conciertos de rock en el Perú, pasan apuros para sostener su discurso inicial. Habría que hacer un estudio completo que explique la forma de recordar este hecho, dado que dice mucho sobre la flexibilidad de la memoria, sus raíces sociológicas y sus usos políticos. Usar al gobierno como chivo expiatorio para explicar las limitaciones de la escena rock parece ser más cómodo para un grupo de rockeros, y los excusa de mirarse a sí mismos y de ser críticos sobre su pasado.
En esta línea, uno de los aportes más claros lo hace el crítico musical Fidel Gutiérrez (2004), quien propone una mirada diferente, en la cual la responsabilidad de la desarticulación de la escena está en los músicos y su falta de identificación con su audiencia. La escena del rock peruano, para este autor, «se diluyó en poses y en el placer arribista de pertenecer a una élite». La decisión de cantar en inglés, la extracción social burguesa y la desconexión con las audiencias populares de los rockeros peruanos pueden señalarse como las razones para la no-existencia de una escena masiva. A diferencia de la escena de 1960, donde el rock popular y barrial era más extendido, hacia 1970 se consolidó entre los círculos más pudientes, de donde venían grupos importantes, un estilo que se diferenciaba claramente de los «nuevaoleros y los grupos de barrio, al tocar música más psicodélica, menos bailable y en inglés.
Por poner un ejemplo concreto de este cariz elitista, que seguramente no era el de todos los que tocaban rock en ese momento, podemos citar el testimonio de Manuel Sanguinetti, de Traffic Sound. El músico dijo abiertamente en una entrevista que ellos tenían los ojos puestos en los mercados de afuera y que no les interesaba el resto de las bandas. «Eran una banda elitista, ¿entonces?», pregunta el entrevistador, a lo que Sanguinetti replica: «Totalmente» (Cornejo, 2012, p. 160). Los músicos del grupo Frágil, por su parte, argumentaban que en Argentina el rock sí sobrevivió a la dictadura porque había homogeneidad <<racial>> y social, y señalaron que la inmigración provinciana fue lo que mató el rock, «La indiada, compadre», remata el tecladista (Gutiérrez, 2004). El trasfondo ideológico de los rockeros no es el asunto de este texto, no obstante, es necesario continuar estudiando a estos personajes y sus recuerdos (Gutiérrez, 2004).
ALEJANDRO SANTISTEVAN
¿Por qué se canceló el concierto de Santana en Lima?
En: "MITOLOGÍAS VELASQUISTAS. Industrias culturales y la revolución peruana (1968-1975)"
(2020)