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lunes, 23 de agosto de 2004

Lucidez Necesaria 2004 con HIPNOASCENSIÓN




Esta entrevista con uno de los cerebros de los space-rockers HPNSCN tuvo lugar en el barrio limeño de Tahuantinsuyo, en una fría tarde invernal. Protegidos por la serena música del “Dream Window” de Orange Cake Mix, él y, a veces, el chico de Leche Plus, comparten con los lectores de éste blog sus opiniones en torno a temas que están en boga en la escena musical peruana. 

La restricción es la madre de la innovación”
Holger Czukay (Can) 

 
¿Cómo ves la escena de los grupos independientes peruanos en la actualidad?
H: Me parece que tiene una cierta trascendencia al menos en comparación de otros países.

Hace poco me sucedió algo realmente sintomático: cuando yo viajé a Argentina estuve en tiendas de música independiente y allí pregunté por Main, Seefeel, Labradford y nadie me daba razón de ellos, no había discos de ellos. No conocían el post-rock. ¿Qué opinas al respecto?
H: En el Perú la escena de ninguna manera es incipiente, puede tener sus deficiencias o carencias pero aquí la escena under ha existido desde hace tiempo. Ya en mediados de los 80’s existían grupos como Col Corazón o Salón Dadá, esa gente sí alucinaba la música. Cuando yo era escolar encontrabas en Quilca casetes que contenían música que era increíble que se haga en Perú. Se escuchaba Cocteau Twins, Lowlife. A mí no me parece que en otros países como Argentina, en donde tienen más cercanía a lo europeo, no se hayan escuchado esos grupos que dices, me parece sorprendente.

Dicen que allá la tecnología ha llegado a más gente.
H: Pueden tener todo lo que quieras, pueden tener máquinas, hasta una bomba nuclear pero si no sabes de dónde influenciarte para usarlas, pues, lo tienes por las huevas, tendrían la tecnología por gusto. No me parece.
Finalmente, nosotros asimilamos bastante lo que es la cultura occidental, lo que hace Europa; otros países han debido adelantarnos pues aquí, culturalmente hablando, estamos recontra mal, por ello me parece increíble que en otros países no se haya explorado esa música. Si has ido a una tienda supuestamente especializada y no hay esa música, ufff… Si esa onda no se ha escuchado allá pues la música que sale de ahí, la verdad, no la puedo alucinar mucho.

Un “buen” ejemplo es, sin dudas, el grupo “indie punk” (El Otro Yo) que vino al Perú hace poco. Imagínate, yo había leído un montón de artículos en donde decían ellos mismos que su influencia era Kraftwerk, Cocteau Twins y Pixies y cuando me han pasado los discos la verdad que ha sido bien decepcionante. Realmente sin comentarios, suenan como una banda subte de por acá, son una banda más.
H: A mí me parece increíble que rindan tanto tributo a esas bandas…

Sí pues, sobre todo siendo extranjeras…
H: Es que acá la masa adora todo lo que viene de afuera, especialmente de Argentina, cualquier cosa que venga de ahí para la masa es lo máximo; habiendo grupos que, quizás, tocan mejor; sólo porque ellos son blancos y tienen más apariencia de europeos pueden hacerla mejor.

LP: Seguro han dicho esas influencias para quedar como gente interesante.

H: Y esos grupos, además, son bien trillados, todo el mundo los escucha, lo pasan hasta en la MTV. Acá hay bandas con backgrounds más interesantes que ese; incluso lo que fue Claroscuro me parece mucho más interesante que ese grupo; para nada me alucina lo que hacen. 





¿Qué opinas del boom de fanzines que hay ahora?
H: Lo que ha pasado es que la Internet es un arma de doble filo. A través de ella nos hemos enterado de todo y todos pueden adquirir una onda de acuerdo al feeling en el que quieran ser. Nosotros hemos hecho eso cuando la Internet era incipiente, la gente, al menos entre nosotros, buscaba la música con sinceridad. Tú escuchas ahorita a un huevón que se alucinó una onda freaky, te metes a la Red buscas su grupo y ya te enteraste todo la onda que conlleva, cómo tienes que comportarte, vestirte, todo.
Creo que esto tenía que suceder, hasta ahora no sé si produce algo o es contraproducente, no lo puedo descifrar aún. Pero sí me parece que hay mucha gente que ha adquirido poses y se ha llenado la boca con huevadas; ahorita hay una confusión tremenda. Hay gente que se sirve de la música y de otros tipos de arte.

LP: … y se escudan diciendo que lo hacen POR la música, por el sólo hecho que difunden y, en verdad, es al revés.

H: … a las finales veo bandas que tienen un séquito de seguidores, o “fans”, y sólo lo hacen por emular ciertas cosas, como algunos lugares de reunión que quieren imitar la onda de Andy Warhol, con artistas como mierda.

…Sexo y drogas…
H:… sí y he conocido a patas que se te presentan pero no como personas sino como artistas plásticos. Te dicen “hola, qué tal” te dan su nombre y, luego, agregan, “artista plástico”.

Jajajajaja!!!!!

Algunos dicen que el underground ha muerto, pues, con la Internet, nada es caleta, todo está al alcance de un click.

H: Como te dije antes, la tecnología nos ha confundido a todos. Creo que, en parte, esa suposición puede ser cierta; la única manera de escaparse de eso es utilizar los medios tecnológicos pero en un circuito cerrado, escaparse de la Internet, de la informática, de la tecnología.

Bueno, para mí lo underground es una actitud, más que nada y desde el momento en que hay gente que hace música basándose en el principio del arte por el arte y no usando la música como un medio para hacerse famoso, rico o para conseguir culos, entonces ya existe el underground.
H: Sí pero ya no es tan underground, pero ello no significa que haya muerto, porque la actitud existe.

LP: Si la actitud existe, el underground existe.

H: Existe pero ya no en la magnitud de antes, ha cambiado el concepto. Ya no es sólo de una élite.

Me parece que eso está bien, pues a la gente que le interesa el dinero, la pose, no va a llegar a Spectrum sino a Pearl Jam, Korn, Yeah Yeah Yeahs, etc
H: Yo conozco gente que roza con ese feeling monse y ha llegado a Spectrum, alguna gente de la Católica, por ejemplo.

LP: Metástasis es un ejemplo de ello, porque ahora es interesante decir “yo he escuchado a Sonic Boom” ya que, supuestamente, antes nadie lo nombró o habló de ellos, decirlo ahora es, supuestamente, estar a la vanguardia.

H: A mí me ampara o me protege el hecho que yo he vivido una época en que nadie escuchaba esto, la gente estaba en nada.

LP: Lo mismo diría yo.

H: En ese sentido sí veo lo underground, pero hay otra gente en que no, y de esos hay montones. Ahí están las exposiciones y galerías de arte, la cuestión es discernir, entre ellos, quién es y quién no es.





O sea que a tí te parece que hay gente que ha llegado aquí por pose, porque desean alucinarse “loquitos” o…
LP: Tampoco no es que se quieran alucinar loquitos, sino que tienen deficiencia de personalidad o no saben qué hacer con su vida o ya han intentado varios caminos y como esto es fácil, pues, hacen un click y dicen ah, manya qué es esto, tal grupo, Fennesz, dicen qué espacio es este, ah! es ruidismo y va de esto a esto, ah ya, yo también me lo aprendo de memoria y digo ah, esto es mi personalidad.

H: Claro, compras fácil. Así nos ponemos en la disyuntiva si la tecnología perjudica o favorece.

Claro, gracias a ella, ahorita Christian está en Argentina.
H: Claro. Es un arma de doble filo. En la actualidad existen los “eruditos instantáneos”, o sea, en una semana un huevón que tiene una buena capacidad de memoria y una buena verborrea puede convertirse en todo un experto en cualquier arte, son los eruditos instantáneos. Tenemos que sobrellevarlo nomás.

LP: O combatirlo.

H: Pienso que no podemos escaparnos de ellos, es casi imposible combatirlos. Si deseas hacer algo netamente underground o aislado tienes que prescindir del medio tecnológico. La medida más extrema de un underground debería ser: formar pequeños circuitos de la onda y eximirte del afán del ser humano que es la comunicación. El ser humano por naturaleza es comunicativo, quiere expandirse; si tú asumes la actitud underground debes hacer como los místicos que se excluyen, viven en los cerros; tienes que aislarte de todo y vivir tu onda personal, o sea ya todo se va realimentando hacia adentro, se va reduciendo hasta que, de repente, el concepto del arte debe ser “existe tú solo para ti mismo”, para nadie. Eso es para los que tienen ese espíritu, mi caso no es ese. A mí sí me gustaría compartir. El problema está en extirpar el afán comunicativo del ser humano, ahí estaría la actitud underground. Ahí estaría todo.

Ayer, estuvimos leyendo una revista en donde hablaban de un grupo “vanguardista” que decían que hacían “hardcore experimental”, ¿puedes creer eso?
H: ¿oye, qué es eso?

LP: jajajaja…

Sí pues, si hay hasta “tonti pop” (¿!?)
H: En ese entorno la palabra “experimental” adquiere una cierta posición. Digamos, puedo hacer cualquier tontería y mezclarla con hardcore pero como ya estoy en ese circuito ya adquiere una importancia.

¿En qué circuito, en el circuito “arty”?
H: Claro.

LP: …si en verdad fuera experimental ya sería otra cosa.

H: Claro, yo al hardcore no le veo más de lo que ya es; ya tiene un concepto que no se puede tergiversar. Me recuerda a lo que habla ahora cierta gente, no sé, “punk romántico”…

H2: … y están esos que dicen que hacen punk y también escuchan “perreo”.

H: … sí, dicen, “perreo, pogueo y sandungueo”, la cagada… ¿dónde estamos?... las hembritas se visten como punkies… para esa gente hacer perreo y satisfacerse como animales es contestatario e irreverente. 





¿Y qué te parece esa movida llamada indie pop?
H: Para mí es el nuevo pop. Es una escena paralela a la escena comercial que existe en la música, son grupos que gozan de adeptos en cantidades, su música es fácil de escuchar, su cadencia rítmica es recontra digerible y si hay alguno que trate de experimentar o haga algo por el estilo, me parece que lo hacen con ese temor de escapar de ese circuito pop, no hay grupos más atrevidos dentro de esa escena, que yo haya escuchado.

O sea se han conformado con estandarizarse y seguir un patrón.
H: Claro y, además, ahora hay una “mogwaimanía”; lo indie ahora está bajo la onda Mogwai. Mucha gente se llena la boca con Mogwai, la cagada.

¿Y qué te parece?
H: Me causa confusión, las cosas se vuelven fácilmente masivas, la rápidez de ese proceso me aturde, no lo capto bien. Hay gran cantidad de bandas indies y han creado sellos que son autofinanciados por ellos mismos y, a las finales, se convierten o tienen un parecido a las grandes empresas de la música, tienen grandes estudios, manejan cantidades de grupos. Es algo raro, no lo veo como antes.

Entonces, ¿cómo ves el futuro de la escena musical avantgarde?
H: Yo no sé qué es lo que van a pensar en el futuro los que están metidos en la escena ahora. De los muchos que están saliendo van a quedar pocos, me intriga cómo van a asumir, estos pocos, los cambios que estamos viviendo ahora, cómo procesarán toda la información.

¿Crees que se mantendrá ese espíritu irreverente, arriesgado de los grupos vanguardistas, de los que les interesa el arte y no la pose?
H: Sí, creo que se va a mantener, es inherente a la humanidad, de los muchos siempre quedan pocos que tienen el atisbo de genialidad o el afán de diferencia con sinceridad. Seguirá existiendo miles de maneras de que el arte underground sobreviva y lo hará mientras exista la inteligencia y sabiduría humana.

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

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RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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las cosas como son II

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