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domingo, 26 de julio de 2009

Arguedas

Salvación del arte

Su última voluntad. Hace 40 años, días antes de acabar con su vida, José María Arguedas (1911-1969) dejó este artículo para su publicación. Sería su última colaboración en El Dominical*.

Por: José María Arguedas

En las últimas exposiciones de arte popular peruano comprobamos con desconsuelo pero sin agobio abrumador cómo se ha extinguido para siempre la producción del “Toro” llamado de Pucará, del auténtico, del antiguo, de aquel que le dio prestigio nacional y luego universal al arte indígena peruano.

Los “Toritos” de Pucará que hemos visto en las ferias y exposiciones últimas se han convertido en piezas sin contenido mágico alguno, en objetos desconcertados en su forma y en su contenido. Y se han diversificado al ritmo de la voracidad de los negociantes. Los hay de cobre, de plata, de madera, chicos y grandes, panzones o hinchados de pecho hasta parecer cómicos.

TORO MÁGICO
Aquel toro modelado uno por uno como ofrenda a los dioses montañas, esa figura con aire y rostro verdaderamente irradiante de misterio: ese toro ha muerto. Pero su figura mágica, en cuyo aire se puede sentir constreñido y trascendido el lenguaje de toda una cultura en siglos integrada, esa figura no la hemos perdido; está en el Museo de la Cultura, en la colección de Alicia Bustamante, en la de Pablo Macera. Fue rescatada; nos podemos apoyar en ella para estudiar el proceso de transformación y extinción, es decir, de la evolución de nuestra cultura. Creo que el “toro” de Pucará se extinguió porque era un objeto religioso modelado por los indios más aislados, con menores vínculos con el mundo urbano.

CREACIÓN MESTIZA
Las artes de los mestizos han evolucionado mejor, en el sentido de que han conservado mucho, y a veces más intensamente, en las nuevas formas, la concepción que del mundo y de lo bello tienen sus artífices; tal es el caso de la imaginería (los Mendívil); de los retablos de don Joaquín Antay y algunos de sus seguidores); y de los mates, que no fueron de uso exclusivo de los campesinos quechuas [...].

MÚSICA ANDINA
La otra gran fuente del arte tradicional peruano también se ha salvado: la música. Ahora se imprimen realmente, comprobadamente, millares de discos de música indígena y no solamente popular sino de las danzas y ceremonias, matrimonio, haylli, herranza, aylas del Yarqa Aspiy (limpieza de acequias), carnavales, y algunas de estas muestras han de tener hasta milenios de antigüedad y es posible, por no decir que seguro, pues no somos especialistas, que no pocas de estas muestras grabadas para la venta comercial se mantuvieron incontaminadamente indígenas durante siglos, tal es el caso del ayla, del que Raúl García ha logrado hacer en guitarra una interpretación de increíble propiedad.

Recordamos en este instante, conmovidos, nuestra persecución, allá por los años 1945-48, en busca de que alguna de las dos fábricas de discos que entonces existían se animara a editar nuestra música indígena. Teníamos algo más de cien acetatos grabados en una máquina Presto cuando desempeñábamos el cargo de conservador del Folklore del Ministerio de Educación. El señor Vicht, gerente de la Odeón, se animó a lanzar los primeros discos. El éxito fue inmediato [...].

LITERATURA ORAL
Pero otro testimonio tan valioso o algo más valioso aún, para el estudio de la cultura andina y el conocimiento de la naturaleza misma del ser humano, está en peligro de muerte, de extinción absoluta, de esas extinciones que nos dejan huellas: la literatura oral: los mitos, leyendas y cuentos. La literatura oral quechua, por ejemplo, guarda con una riqueza inagotable, en sus más sutiles formas, la interrelación de la cultura occidental y la indígena. La narración oral, tan implícita y explícitamente, tan objetiva y tan subjetiva como la novela moderna, muestra, describe, personajes y aventuras en los que la imagen externa y la entraña de la sociedad están expuestos e interpretados.

[...] Solo dos recopilaciones fieles existen de cuentos quechuas, recopilaciones ceñidas a la exacta versión de sus informantes, son recopilaciones pequeñas, muy limitadas. Se han recogido, además, en cinta magnetofónica algunos mitos sobre la creación del mundo y del hombre y acerca de su destino final. Pero este material, y lo relativamente cuantioso de las versiones [...] son suficientes para demostrar que la literatura oral en lenguas indígenas del Perú es una tarea de la mayor urgencia.

CONOCER AL HERMANO
Se trata de salvar de la muerte un testimonio que nos permitiría juzgar y tratar a un tercio de la población del Perú con los ojos abiertos, conociendo al interlocutor, al compatriota, al hermano y no dándole órdenes, consejos y aun poniendo en sus manos “instrumentos de liberación”, pero con los ojos vendados, sin saber si la orden o la donación han de ser recibidas como una fuerza que impulsa e ilumina o como un trago amargo o una bofetada.



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“Hay escritores que a uno lo hacen gozar, pero con Arguedas uno cambia para siempre”, dijo César Hildebrandt. Y es que Arguedas marca como un hierro ardiente a quien se atreve a leerlo y a ver el Perú desde sus ojos, desde el drama de ser blanco sintiéndose indio, hablando en castellano, doliéndose en quechua.

Hace cuatro décadas, en 1969, decidió acabar con su vida. Cinco días agonizó por una herida de bala en la sien. Nadie difundió y defendió la cultura andina como él. Nadie vislumbró el puquial que rebosaría sus aguas para limpiar a Lima de su soberbia, convirtiéndola en punto de encuentro de los diversos Perú. Su literatura nos integra a la naturaleza, nos traslada a mundos andinos olvidados y sagrados, de huainos y trajes multicolores. Revela la flora y fauna y entonces no hay duda de cuánto debemos conservar. El Perú soñado por Arguedas depende de conducirnos de manera tal para que nos repitan lo escrito en “Los ríos profundos”: “Tú ves como niño, algunas cosas que los mayores no vemos…”. MMMQ



Extraído del suplemento El Dominical del diario El Comercio

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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las cosas como son II

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