Persiguiendo la belleza, encontraron un camino de vanguardia entre ambientes de pop de algodón, algo inusual en la maraña de los ochenta.
A mediados de los ochenta todo parecía destinado a representar una búsqueda de modernidad. Pero había alguna excepción que seguía alimentándose de sonidos añejos, transformándolos en pura vanguardia. Felt refrendaba la herencia del pasado con un envoltorio de celofán de corte actual. Ellos lograban la ecuación de grupo ideal: una imagen seductora, una pose distante y un buen bagaje de canciones para emocionar.
Sus primeros discos contaban con la presencia de Maurice Deebank, guitarrista de la escuela de Tom Verlaine, que se complementaba en las tareas de composición con Lawrence Hayward, otro admirador de Verlaine con un timbre vocal muy similar. Deebank abandonó tras "Ignite The Seven Cannons" (1985) y Martin Duffy tomó protagonismo al teclado con aromas del "Blonde On Blonde" dylaniano, cediendo toda la autoría de las canciones a Lawrence, quien asumió el liderazgo. Las referencias a The Velvet Underground se evidencian claramente, pero ellos suenan sin estridencias, climáticos y diáfanos, al estilo de la última etapa de los neoyorquinos, cuando Cale no estaba y habían dejado de distorsionar
El pop impresionista de "Forever Breathes The Lonely Word", precedido dos meses antes por "Let The Snakes Crinkle Their Heads To Death" (1986), es una brisa de hermosura en el amargo deambular del sonido convencional de la Inglaterra de aquellos años. El primer golpetazo sónico conecta de inmediato con el oyente: la implacable "Rain Of Crystal Spires" parece que tiene escondido a Al Kooper y que, de un momento a otra va a emerger el Dylan del 66, pero solo es una ilusión: la voz nasal y delicada de Hayward condena a la canción a ser un clásico de su generación. Y no está sola: "September Lady", "Gather Up Your Wings And Fly".
Justamente, el LP ha trascendido como una de las gemas atemporales de la música inglesa, lo cual sirve como excusa para corroborar el hecho de que la pasión también liga con el dulce.
JUAN VITORIA
RDL 333