Para lo bueno y lo malo, el gobierno afgano apoyado (alguno podría decir incluso impuesto) por los Estados Unidos pensó al parecer que una pequeña influencia contracultural resultaría reconfortante para el pueblo tras el régimen ultrapuritano de los talibanes. En un artículo del Financial Times del 24 de abril de 2002 titulado "Los afganos ofrecen un antídoto sensual a los talibanes" informaba:
El gobierno interino de Afganistán trata de romper la influencia moral e intelectual de los talibanes sobre la sociedad afgana promoviendo la poesía del escritor del siglo XIII Jalal al-Din Rumi, que defendía el uso de vino y drogas, el amor sensual y el baile giratorio como antídoto a la intolerancia religiosa. Afganistán fue durante mucho tiempo un centro del sufismo.
Financiado por Unesco, el Ministerio de Información ha organizado un congreso de dos días sobre Rumi, con el deseo de lograr el resurgimiento de la heterodoxia sufi; en resumen, la construcción de un orden social y cultural posislámico. El presidente Hamid Karzai inauguró la reunión señalando que el sufismo de Rumi "rehabilitará el conjunto del ser y la sociedad [postalibán]". Incluso se ha rebautizado a Rumi como Jalal al-Din al-Balkhi por ser originario de Balkh, en Afganistán. El congreso incluyó también bailes tradicionales de los derviches giradores turcos [mevlevi].
Según observó Rumi en un poema: "Yo no soy ni musulmán ni hindú./ Yo no soy cristiano, zoroástrico ni judío,/ no soy ni del este ni del oeste /... soy del divino todo." En otro poema, Rumi observa: "Cuando nos convirtamos en vino como atributo,/ ¡el vino quedará abolido!/ Cuando nos convirtamos totalmente en hachís,/ ¡el hachís será derrotado!".
John Ashcroft, fiscal general de los Estados Unidos del gobierno de George W. Bush, no asistió.
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