feed

SSR

miércoles, 4 de enero de 2017

PAISAJE 3 por Hákim de Merv


Hace ya algunos años que conozco a Mauricio Miranda y a Raul Begazo. No personalmente, es verdad, porque ambos son naturales y residentes del departamento de Arequipa, históricamente la segunda plaza más importante de la escena nacional. Pero ocasión ya habrá en el futuro de estrecharnos las manos. Por lo pronto, creo necesario agregar que Raúl es 50% del dúo shoegazer Orquídea (la otra mitad es Abdel De La Cruz, también en Fobya) y Mauricio dirige una de las bitácoras más puntillosas dedicadas a la movida peruana -El Blog Del Bam.
En marzo de este año, Miranda y Begazo lanzan su primer single bajo el nombre de Paisaje 3, evidente guiño al célebre disco de Silvania editado en 1994. Pero el shoegazing no es tanto una constante en Paisaje 3 como sí lo es parte de su metodología -la que atañe a la distorsión y su potencial estético. Esto vale únicamente para "Valse De Altamar", el lado B del sencillo -porque "Acid Trip", el lado A, está bien lejos de esas coordenadas. En efecto, "Acid..." otea la distorsión a la distancia. Lo suyo es la electrónica noventera, abarrotada de matices pop y yerma de sobresaturación guitarrera -o de cualquier otro tipo. Sobre qué clase de género electrónico en particular, volveré luego.
Por contraste, "Valse De Altamar" parece grabada a la orilla del Pacífico. Me recuerda esa vieja anécdota que contaba el francotirador del efímero proyecto Bajocero, referida a quedarse dormido cuando chico escuchando la estática radiofónica, que hacía las veces de oleaje oceánico. "Valse..." es un ejercicio de experimentación casi abstracta, al filo del noise -una recia capa de distorsión que es un fin en sí misma, pero que no deja de ocultar algo. P3 usa fragmentariamente tres valses criollos, que son a la vez guiño a la geografía de Mollendo (provincia arequipeña de la que es oriundo Mauricio) y guiño a una infancia enmarcada por una de las músicas tradicionales de la costa peruana. Dos de estos valses pertenecen al repertorio de la zona sur, mientras que el tercero es "El Pirata", más conocido en todo el litoral. De las dos caras, me quedo con la B, que no ha sido repescada en el debut en largo del tándem.



Poco antes de viajar a Chile, Mauricio tuvo la enorme gentileza de hacerme llegar en exclusiva el primer disco de Paisaje 3, cuando todavía estaba en fase de producción. Faltando cuatro días para irme, la reseña de single y disco estaba hecha. Sin embargo, el Destino, en su infinita sabiduría -o estupidez-; me borró el texto (por lo general, siempre los escribo directo en este muro, como ahora). Así que ha pasado un tiempo hasta que me he vuelto a animar a escribir al respecto. De todas formas, el 7" y la carpeta con los MP3s de la ópera prima se han quedado en unas cuantas PCs al sur de Tacna (con el correspondiente permiso de Mauricio).
Algunas voces han catalogado a Sesión Invernal como "nügaze". Si por este término se entiende el revival shoegazing que vio la luz en los 00s -Fleetig Joys, M83, 93MillionMilesFromTheSun-, disiento completamente. Es verdad que en el disco hay una mayor aplicación de los temporales eléctricos propios del también llamado baggy, pero en el subsuelo no abundan las invencibles melodías pop de las que éste hacía gala. Además, tampoco se parece su sonido al de los combos abanderados del revival. Ahora, si lo que propone la etiqueta es un hibridaje del shoegazing con algo más (y ajeno), habría que resolver antes ciertas interrogantes. Por qué el uso del prefijo léxicamente deformado "nü", por ejemplo, que habla a las claras de un "nuevo" shoegazing. O por qué darle preeminencia al dream pop si, mirado de cerca, éste es más una variable accesoria que una constante.
Ateniéndonos al disco, sus raíces son inequívocamente noventeras. Y ciertamente, más electrónicas que rockeras. Y específicamente, más trip hop que cualquier otro subgénero digital. Pero, si bien es el sonido Bristol el que más peso tiene, no es menos verdadero que se le ha desmontado para reutilizar algunos de sus componentes -rítmicos, sobre todo. Sería más atinado, entonces, hablar de una suerte de trip-gaze de código abierto; que ocasionalmente puede sonar a jungle travestido ("Under Mind"), destilar leves efluvios de la rocktrónica de The Chemical Brothers, o sentirse más a gusto probando suerte con pistones IDM ("14"). Ello no obsta para que Sesión Invernal muestre de vez en cuando otros colores en cantidades menos generosas. Hay uno que otro segmento ambient por allí, lo mismo que contados números más próximos al florilegio shoegazing ("Voyage", "Raindrops").
Sesión Invernal no es un disco cercano al oyente promedio local. Exige cierto grado de concentración, cierto esmero en tratar de asimilar el plasma del que se compone. No tiene melodías que enganchen a la primera -pero vaya que si sabe enyuntar paradigmas sonoros diferentes (sólo en principio, ¿alguien se acuerda del Lushlife, de Bowery Electric, grupo dream pop que en aquel plástico se acerca al trip hop?), cuestionando de paso nuestra percepción inmediata de lo que definimos como "música en el nuevo milenio" y nuestros prejuicios sobre el valor de los grupos nacionales contemporáneos (bueno, bueno, para los no melómanos o los neófitos).
HÁKIM DE MERV

No hay comentarios.:

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

SUPPORT PERU AVANTGARDE////APOYA LA AVANZADA PERUVIANA

PROMO DEL CD DE FRACTAL

barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

...

...

realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

las cosas como son

las cosas como son II

las cosas como son II