Extraído de la revista Freak Out!, año 2005
Puestos a consideración los trabajos de post rock nacional, no deja de ser un tanto inexplicable que las principales influencias revisitadas sean mayoritariamente inglesas. No es que tenga algo en contra de Moonshake, Disco Inferno o Pram -todos grupazos. Pero, ¿y Slint? ¿Y Labradford? ¿En qué parte del escalafón de nuestros créditos figuran Main o Gastr Del Sol? Misterio sin resolver hasta ahora. Porque lo de Pez Plátano, si cabe, es una excepción que confirma la regla –no obstante su epónimo debut, descontando algunos experimentos aislados, prácticamente apertura una tradición local ansiosa de cultivarse en los principales logros de la escuela post americana.
El tótem que entroniza el proyecto instrumental de Kike Fuentes es el de mayor renombre “mediático” dentro del género: Tortoise. Pero no es la única cita. Aunque, de hecho, su desempeño trata de sortear por todos los medios el encasillamiento consustancial a la etiqueta post, queda claro que no puede prescindir de la bomba que irriga sendas mitades en Pez Plátano: John Mc Entire. Lo decimos porque el otro 50% cualitativo del disco palpita al son del indie surreal y vaporoso de The Sea And Cake (donde también participa Mc Entire). Más preciso, quizás, sea ubicar este espécimen entre los dos extremos –nada que ver con Trans Am, por favor-.
La técnica improvisacional del jazz, la introvertida ambientación de un mundo mecido al ritmo de los vientos vivificantes de una postmodernidad sin fronteras, el metodismo polaroid en la construcción de las sosegadas viñetas. PP navega en una acuosa ionosfera jazzera al glasé (“Yamirha” -quijada de burro incluida-, “Maga Luna”): ése es su hábitat natural, si bien no se priva de nadar en otras aguas. Puede teñirse de folk (“Tull”), o desbocarse sutilmente hacia el caos (“Cuko Tripi”). Puede sonar kitsch cuando coincide en la síncopa juguetona y los nerviosos desvaríos del teclado (“Como Las Tres X ’ ’ ç No?¿...”), o bien progre cuando la guitarra asume un rol estelar (“Burbuja Cyan”, “Yhira-Afa”). Lo primordial, empero, es la recontextualización de las colisiones armónicas del free jazz para su faceta post, inspiración ratificada hasta por el track semi-oculto en plan de joda. Algo que ya se evidenciaba en su primer tema publicado, “Paya-Ciklo” (cedido al Entresemana, el compilado que acompañaba nuestra edición de diciembre pasado).
Notoriamente, a Pez Plátano le queda un largo trecho que recorrer si su meta es parangonarse al genio estadounidense. Quien mucho abarca, poco aprieta: todavía no suena macizo, faltando una mayor cohesión entre las distintas instrumentaciones que componen el álbum, pero los planteamientos permiten vislumbrar que anda por el camino correcto. Será cosa de constancia y perfeccionamiento de su inventiva el que nos depare mayores sorpresas en el futuro. (CONTACTOS: pezplatano@amarengo.com)
Hákim de Merv
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