Publicado originalmente en la revista "Freak Out!" año 2004
Elegir a una persona desprejuiciada hacia actos de este tipo, para reseñarlos, no tiene nada de malo y hasta es recomendable, señores editores; pero si esa falta de suspicacias se debe al desconocimiento, la idea ya no resulta tan atractiva. Más si se trata de una novata. No hago el quite a la responsabilidad, sólo pido que asuman su parte. Así que ya lo saben: debut y despedida.
Mixtape! es una entrega generosa -en cantidad- de grupos y solistas, difícilmente difundibles en los medios masivos, por hacer la mayoría de ellos música que provocaría infartos-en-cadena entre los programadores y audiencias de la FM o de OK TV, y por ser la mayoría de ellos unos perfectos desconocidos. Las ventajas con que a prima facie cuenta este agraciado lanzamiento no son escasas: cajita de blanco inmaculado (envolviendo el contenido), tres discos tres –de presentación tan parca como sobria-, datos exhaustivos sobre la disquera y los participantes. Todo por 14 soles. Existe la posibilidad de bajar el triple completo, portadas incluidas, desde la página web del sello (www.internerds.org), pero seguramente sale más cara (acceso a Internet, impresión, reproducción, etc).
En la cara opuesta de la envoltura, dice el “curador” que no es amigo de los “compilados extra large”, y que, si se ha avenido a ceder en su postura con este caso, se debe más a un afán documentalista. Se nota. De arranque, una ve el triple y se siente redomadamente ignorante. ¿De dónde ha salido toda esta gentita? ¿De qué recovecos innombrables de esta alcantarilla gigantesca que es Lima? ¡Si sólo conozco a El Lazo Invisible y a Quilluya (creo que alguna vez me soplé un “concierto” de Galarreta)! Por su vastedad y variedad, supongo que el rollo antedicho está justificado, como también por autenticar lo hilarantemente creativos que pueden ser los músicos peruanos a la hora de ponerse nombres (Las Vacas De Wisconsin, Neblima, Paruro, Rayobac, Qondor, Metástasis, Vavas, siguen ejemplos...). Pero además, porque Mixtape!, como toda compilación de características similares, termina naufragando en sus excesos. Para revisar la producción a vuelo de pájaro (que no debe ser la primera en su género, me dicen por ahí que el antecedente inmediato es el disco Vamos A Ser Felices), adoptaré el método del cangrejo: de adelante para atrás.
El volumen 3 es algo así como VIP-electrónico. No hay otro género de sonoridades que no sean las que permite pasar el filtro digital. Desconozco mayormente el tema (lo más rayado que he escuchado a propósito es Aphex Twin), y si bien es cierto los cincuenta y tantos minutos de esta tercera parte son llevaderos, encuentro pocas cosas que destacar. No es que el resto sean mediocres, sino que no tienen mucho que decirme. Además, ya lo dije: no soy una especialista en este campo (luego, carezco de un lazo empático). Sin embargo, creo que “Alta Luz” de Secuencias es lo suficientemente dance y elaborada como para resaltarla (“intelligent techno” es el marbete, ¿no?). No tan bailable, pero sí más trabajado en cuanto a detalles pequeñísimos, es el continuo fade out que parece presidir “Yo No Me Voy” de El Lazo Invisible. Lo que más me ha gustado de este CD, empero, es ese tan especial feeling de serranía bajo el que comulgan tres actos. El primero de ellos es Corazones En El Espacio: “Oscilaciones” me remite inmediatamente a pródigas excursiones crepusculares por los desolados parajes andinos, gracias a su delicada mutabilidad de escalas que le saca la lengua a lo brutotas que a veces suenan las composiciones de Quilluya. Hablando de éste, el segundo de ellos, aquí se muestra no sólo más rítmico y reciclador de sonidos quechuas, sino más festivo (“Pin Kanqui”). Y en cuanto al tercero, me alegra declarar que por fin le entiendo algo a Galarreta (“Charangorrión”; o, sea no era yo la del problema). Punto en contra: El Conejo De Gaia. Su “Recuerdos (Versión Single)” me parece fuera de lugar y además de escaso valor, aunque sea testimonial.
El volumen 2, entonces, es el VIP-guitarrero. Éste es acaso un disco más plano que el otro, pero la calidad de la música es algo superior, y encima no tiene el sesgo tajante de su mellizo electro. Para comprobarlo, chequear a The Electric Butterflies -rock infestado de electrónica que, pese a ello, vertebra su psicodélica propuesta en torno a la guitarra (“Astro”). O a los suaves y melódicos Norvasc (“Sueña Con El Desierto”). O a los pro jazzeros Leche Plus (“The Delta Sounds”). La preeminencia de la psicodelia se ensalza a partir de “Sin Título” de Las Vacas De Wisconsin, y en realidad me hubiese sido más interesante apreciarla en mejores condiciones. Porque, salvo LVDW (una ejecución impecable), los registros de Qondor, H.A.L. y Serpentina Satélite son pobrísimos. En especial los dos primeros: sus temas tienen groseras fallas de continuidad. Serpentina Satélite no, pero su toma en directo (“Novo”) ha sido grabada desde el público (¿es un bingo? ¿una kermesse? ¿por qué tenemos que escuchar cosas como “10 vacío”, “150 soles”, “3 cuenta” o “4, 6, 7”?), de manera que no se le puede tomar muy en serio. Punto en contra: lo innecesariamente larga de la “Sesión 1-2” de Qondor.
¿Y de qué clase de “VIP-” es el volumen 1? De ninguna. Más es una sala de encuentro para quienes no se hacen problemas y apuestan por alear el rock y la electrónica por igual. Hay cosas rarísimas como Retrasados De Hojalata, jinglers de anime para veinteañeros como Neblima (“Fiesta Robot”), tributarios de los Sonic Youth de Kim Gordon (O.A.R., Zetangas, Rayobac, Viajeros) y hasta inclasificables como Vavas (“MIDI’s Peak/Metonimia” me hizo pensar en una versión tristona del robótico “Funkytown”, de Lipps Incorporated). Es probable que este primer mellizo sea el más logrado de Mixtape!, pero asimismo tiene su punto en contra. Y vaya qué tal punto en contra. El tema de Mundo Berbil -dúo, sospecho (primero canta él, luego ella)- es una de las aberraciones más grandes que he escuchado en mi vida (claro que no conozco mucho), mal interpretada y con constantes fallas: “Vamos A Bailar/Puigross No Sabe Besar” (con ese nombre, qué se puede una esperar). Dividido en dos partes (¿cuál es el apéndice de cuál?), en la primera se nota que el patita no puede tocar y cantar a la vez, aparte de padecer de una espeluznante falta de imaginación. La letra de la segunda parte, igual de horripilante, me produjo cierta nostalgia, al recordarme a esos nerds que, en la universidad, las chicas solíamos llamar con cariño “caracolitos”; porque eran buena gente, pero dejaban un hilo de baba por donde iban. Pobechito, el tal Puigross. (CONTACTOS: info@internerds.org)
Elegir a una persona desprejuiciada hacia actos de este tipo, para reseñarlos, no tiene nada de malo y hasta es recomendable, señores editores; pero si esa falta de suspicacias se debe al desconocimiento, la idea ya no resulta tan atractiva. Más si se trata de una novata. No hago el quite a la responsabilidad, sólo pido que asuman su parte. Así que ya lo saben: debut y despedida.
Mixtape! es una entrega generosa -en cantidad- de grupos y solistas, difícilmente difundibles en los medios masivos, por hacer la mayoría de ellos música que provocaría infartos-en-cadena entre los programadores y audiencias de la FM o de OK TV, y por ser la mayoría de ellos unos perfectos desconocidos. Las ventajas con que a prima facie cuenta este agraciado lanzamiento no son escasas: cajita de blanco inmaculado (envolviendo el contenido), tres discos tres –de presentación tan parca como sobria-, datos exhaustivos sobre la disquera y los participantes. Todo por 14 soles. Existe la posibilidad de bajar el triple completo, portadas incluidas, desde la página web del sello (www.internerds.org), pero seguramente sale más cara (acceso a Internet, impresión, reproducción, etc).
En la cara opuesta de la envoltura, dice el “curador” que no es amigo de los “compilados extra large”, y que, si se ha avenido a ceder en su postura con este caso, se debe más a un afán documentalista. Se nota. De arranque, una ve el triple y se siente redomadamente ignorante. ¿De dónde ha salido toda esta gentita? ¿De qué recovecos innombrables de esta alcantarilla gigantesca que es Lima? ¡Si sólo conozco a El Lazo Invisible y a Quilluya (creo que alguna vez me soplé un “concierto” de Galarreta)! Por su vastedad y variedad, supongo que el rollo antedicho está justificado, como también por autenticar lo hilarantemente creativos que pueden ser los músicos peruanos a la hora de ponerse nombres (Las Vacas De Wisconsin, Neblima, Paruro, Rayobac, Qondor, Metástasis, Vavas, siguen ejemplos...). Pero además, porque Mixtape!, como toda compilación de características similares, termina naufragando en sus excesos. Para revisar la producción a vuelo de pájaro (que no debe ser la primera en su género, me dicen por ahí que el antecedente inmediato es el disco Vamos A Ser Felices), adoptaré el método del cangrejo: de adelante para atrás.
El volumen 3 es algo así como VIP-electrónico. No hay otro género de sonoridades que no sean las que permite pasar el filtro digital. Desconozco mayormente el tema (lo más rayado que he escuchado a propósito es Aphex Twin), y si bien es cierto los cincuenta y tantos minutos de esta tercera parte son llevaderos, encuentro pocas cosas que destacar. No es que el resto sean mediocres, sino que no tienen mucho que decirme. Además, ya lo dije: no soy una especialista en este campo (luego, carezco de un lazo empático). Sin embargo, creo que “Alta Luz” de Secuencias es lo suficientemente dance y elaborada como para resaltarla (“intelligent techno” es el marbete, ¿no?). No tan bailable, pero sí más trabajado en cuanto a detalles pequeñísimos, es el continuo fade out que parece presidir “Yo No Me Voy” de El Lazo Invisible. Lo que más me ha gustado de este CD, empero, es ese tan especial feeling de serranía bajo el que comulgan tres actos. El primero de ellos es Corazones En El Espacio: “Oscilaciones” me remite inmediatamente a pródigas excursiones crepusculares por los desolados parajes andinos, gracias a su delicada mutabilidad de escalas que le saca la lengua a lo brutotas que a veces suenan las composiciones de Quilluya. Hablando de éste, el segundo de ellos, aquí se muestra no sólo más rítmico y reciclador de sonidos quechuas, sino más festivo (“Pin Kanqui”). Y en cuanto al tercero, me alegra declarar que por fin le entiendo algo a Galarreta (“Charangorrión”; o, sea no era yo la del problema). Punto en contra: El Conejo De Gaia. Su “Recuerdos (Versión Single)” me parece fuera de lugar y además de escaso valor, aunque sea testimonial.
El volumen 2, entonces, es el VIP-guitarrero. Éste es acaso un disco más plano que el otro, pero la calidad de la música es algo superior, y encima no tiene el sesgo tajante de su mellizo electro. Para comprobarlo, chequear a The Electric Butterflies -rock infestado de electrónica que, pese a ello, vertebra su psicodélica propuesta en torno a la guitarra (“Astro”). O a los suaves y melódicos Norvasc (“Sueña Con El Desierto”). O a los pro jazzeros Leche Plus (“The Delta Sounds”). La preeminencia de la psicodelia se ensalza a partir de “Sin Título” de Las Vacas De Wisconsin, y en realidad me hubiese sido más interesante apreciarla en mejores condiciones. Porque, salvo LVDW (una ejecución impecable), los registros de Qondor, H.A.L. y Serpentina Satélite son pobrísimos. En especial los dos primeros: sus temas tienen groseras fallas de continuidad. Serpentina Satélite no, pero su toma en directo (“Novo”) ha sido grabada desde el público (¿es un bingo? ¿una kermesse? ¿por qué tenemos que escuchar cosas como “10 vacío”, “150 soles”, “3 cuenta” o “4, 6, 7”?), de manera que no se le puede tomar muy en serio. Punto en contra: lo innecesariamente larga de la “Sesión 1-2” de Qondor.
¿Y de qué clase de “VIP-” es el volumen 1? De ninguna. Más es una sala de encuentro para quienes no se hacen problemas y apuestan por alear el rock y la electrónica por igual. Hay cosas rarísimas como Retrasados De Hojalata, jinglers de anime para veinteañeros como Neblima (“Fiesta Robot”), tributarios de los Sonic Youth de Kim Gordon (O.A.R., Zetangas, Rayobac, Viajeros) y hasta inclasificables como Vavas (“MIDI’s Peak/Metonimia” me hizo pensar en una versión tristona del robótico “Funkytown”, de Lipps Incorporated). Es probable que este primer mellizo sea el más logrado de Mixtape!, pero asimismo tiene su punto en contra. Y vaya qué tal punto en contra. El tema de Mundo Berbil -dúo, sospecho (primero canta él, luego ella)- es una de las aberraciones más grandes que he escuchado en mi vida (claro que no conozco mucho), mal interpretada y con constantes fallas: “Vamos A Bailar/Puigross No Sabe Besar” (con ese nombre, qué se puede una esperar). Dividido en dos partes (¿cuál es el apéndice de cuál?), en la primera se nota que el patita no puede tocar y cantar a la vez, aparte de padecer de una espeluznante falta de imaginación. La letra de la segunda parte, igual de horripilante, me produjo cierta nostalgia, al recordarme a esos nerds que, en la universidad, las chicas solíamos llamar con cariño “caracolitos”; porque eran buena gente, pero dejaban un hilo de baba por donde iban. Pobechito, el tal Puigross. (CONTACTOS: info@internerds.org)
Daniela Cáceres
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