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lunes, 29 de enero de 2018

BLACK DICE :. Men-Machine


La pasada década fue generosa en lo referente a experimentación musical. No solo si miramos elevada producción de la vanguardia peruana e internacional pero porque pasearon su arte por estas costas gente tan avezada como Francisco López, Zbigniew Karkowski, Animal Collective y sus compañeros Black Dice. La mayoría de ellos dieron conciertos gratuitos. Karkowski incluso nos visitó varias veces. Yo mismo le organicé una tocada en el centro de Lima pues su tercera vez en Perú, el 2007, fue justo en la semana del terremoto de Pisco por lo que los de Telefónica cancelaron su concierto.

Black Dice me parecieron siempre los más talentosos de la hornada de proyectos que se hicieron conocidos hacia la primera mitad de los dos miles. Su sonido, un aluvión de psicodelia, electrónica y sub bajos era primordial: el set que tocaron en Lima fue como ingresar en una selva tribal electrónica de enmarañados colores para tomar parte de la última ceremonia del planeta entre playas y barrancos. Por esos días y como parte del staff de la revista Freak Out! participé de esta entrevista a los Black Dice. ¡Disfrútenla con froota!

Publicado originalmente por la revista "Freak Out! 

Los hermanos Bjorn y Eric Copeland, junto a Aaron Warren, vienen sorprendiendo a la escena underground experimental gracias a los discos y cassettes que editan -desde 1998- como Black Dice. Bajo su célebre alias, el trío pisó en noviembre suelo peruano para brindarnos un concierto lleno de emoción y riesgo -cualidades que tanta falta hacen en nuestra alicaída escena. Demás está decir que, gracias a este prodigioso acontecimiento, fuimos visitados por melómanos chilenos y argentinos, quienes perseguían ser parte de este ¿histórico? concierto. A continuación, la entrevista de rigor que tu revista favorita tuvo con el ensamble nativo de Brooklyn.

Entrevista: Wilder Gonzales Agreda, Cornholio y Hákim de Merv
Trascripción: Cornholio

FO!: Black Dice es un nombre tan infrecuente como sugestivo. ¿Alguna razón de fondo al escogerlo? ¿O fue producto del azar?
Eric Copeland: El nombre llegó antes que todo. Ahora siento que es casi una persona, que ha crecido, y me gusta. Muchos creen que sólo si tu banda es metalera puede llamarse “Black Dice”. El nombre es medio anónimo y aprecio eso. Pero sí, tiene como una mala vibra.
Aaron Warren: Es una sensación algo oscura. Lo escogimos porque era un término callejero. No sé cómo se dirá acá, algo pandillero de los chibolos de las calles de New York. Alguna pandilla lo usaba en los 70s.
EC: Como no teníamos un nombre, nos parecía inofensivo para todos y nadie parecía tener problemas con él, lo adoptamos. 10 años después, sigue sonando bien.
FO! En su música, eminentemente electrónica, se respira además una brisa de psicodelia contemporánea. ¿Tienen algunos tótems que los hayan inspirado en ese sentido?
AW: Justo hablábamos en el almuerzo sobre Silver Apples. Es un grupo que tiene un sonido muy único, una aproximación extremadamente particular, sin pertenecer a ningún género. No encajan en la psicodelia ni en el rock, son bien originales.
EC: Cuando comencé a meterme en la música, escuché un montón de cosas “normales”, y luego empecé a descubrir cosas excitantes -las anomalías, ver que hay un mundo más grande, como Silver Apples, Os Mutantes. Los escucho y no sé qué pensar, pero me alegro de que su existencia haya sido tan singular. Me hicieron sentir que podía sacar todas mis ideas, ya que siempre hay un lugar en el mundo para que hagas lo que quieras. De las bandas psicodélicas o electrónicas, ninguna de ellas es mi favorita. Tal vez Jefferson Airplane, pero a quién carajo le gusta. Eran cool para escuchar después de la época de colegio.
AW: Mi papá me inició con Kraftwerk cuando tenía 10 años. Me regaló una cinta de ellos y me conecté bastante. Después de haber estado metidazo en la onda punk y eso, como que redescubrí a Kraftwerk. Hasta ahora encuentro nuevas cosas en ellos. Aprecio su acercamiento y cómo pusieron todo de ellos en su música, en la construcción de su sonido. Son de veras asombrosos.
FO!: ¿Admiran a bandas como Flying Saucer Attack o Spacemen 3? Lo decimos porque hemos encontrado algunos guiños en Beaches And Canyons (2002), considerado por muchos como su mejor disco: allí aparece el tema “Things Will Never Be The Same” y S3 tenía uno de idéntico nombre. En todo caso, ¿qué música escuchaban cuando eran más jóvenes?
EC: Yo no estaba en la ciudad cuando nombraron esa canción. Sabía que era un título de Spacemen 3, pero me dije: “Oh... ok”.
AW: ¡Nos dijimos!
EC: Creo que Bjorn (Copeland, el guitarrista) tampoco sabía.
AW: Después se dio cuenta, pero dijimos “lo que sea, a quién le importa”. Tenemos algunas canciones... que roban algunas cosas (risas).
EC: Me gusta Spacemen 3. Ellos tuvieron decisiones cool, estéticas y musicales, que nos agradan, pero nosotros estamos en otra ruta. Aaron tiene un background mucho más alternativo. Él creció en la Costa Oeste. Mis padres eran muy estrictos, y escuchaba mucha radio de los sesentas cuando era niño. Entonces no me importaba mucho la música como ahora. Ya cuando más adolescente, me fui metiendo más en el “do it yourself” (DIY)... indie pop y cosas punk.
FO!: Ésa actitud es propia del punk rock.
AW: Claro. Durante los 90s en USA, así como el punk DIY era tan común en 1978, también existía mucho pop DIY. Las ‘four tracks’ fueron una gran cosa en los 90s. Flying Saucer Attack grababa en casa.
FO! Existe cierta similitud energética y atmosférica entre Creature Comforts (2004) y Broken Ear Records (2005). ¿Coincidencia planificada? ¿Tienen en mente el sonido que quieren plasmar cuando empieza el proceso de grabación, o siempre parten de la improvisación?
EC: En esos 2 discos, la mitad fueron composiciones para ambos, y la mitad fueron cosas muy espontáneas. Jams en el estudio. No sé, no podíamos improvisar. No podía enchufar mis cosas, y tocar así nomás con estos patas tan bien.
AW: O sea, sí lo hicimos. Cuando componíamos las canciones, hacíamos eso. Era parte de nuestro proceso. Pero más a menudo alguien venía con una idea bien sólida, y todos jammeábamos alrededor de ella para luego inventar. Y mientras más trabajábamos, menos hacíamos eso. Optamos por escuchar las partes, para salir con una idea igual de fuerte, pero sin pasar demasiado tiempo en ella, resolviéndolo todo junto.
FO!: ¿Cómo decidían que ya era suficiente? ¿Cuándo una canción ya estaba lista?
EC: En algunos aspectos, pienso que es lo más minimalista y estricto que llegaba a ser, pero sin que haya tenido ese propósito. Nuestra música no debe tener ningún sonido superfluo. Muchas cosas que tienen un sonido similar me resultan tediosas o aburridas. O sea, me gustan los momentos largos, que te pierdas en ellos. Pero también me gusta que puedas darle la vuelta a eso, y sorprender. Me gusta la música atmosférica, pero no mantiene mi interés completamente. Me gustan las canciones de Robert Ashley, pero luego pongo Gwen Stefani para no sentirme golpeado (risas).
FO!: En sus últimos discos, el breakbeat e incluso algunos beats afro han dicho presente. ¿Les interesa definirse por ese género o es una recurrencia circunstancial?
AW: En los últimos 6 o 7 años, he estado mucho más interesado en la música funky que en la música vanguardista, los beats. Me gusta el funky, el soul, rap, reggae.
EC: En los últimos 4 años yo también he estado muy metido en la música africana. No soy africano, ni pretendo serlo, pero eso es muy subliminal. Haces algo que te gusta, pero no te pones a pensar que suena así. No sé mucho del breakbeat, pero hay mucho de eso que me gusta, y siento lo mismo respecto a la música africana o el hip hop.
AW: Para mí, esto viene desde que te gusta el punk, el indie rock y eso. Es algo con ritmo, que se mantiene. Es rígido. Últimamente, he encontrado cosas que son más polirrítmicas, y es algo más liberador.
FO!: ¿A qué grupos de la actualidad se sienten más próximos?
AW: Donuts, de J Dilla, que salió el 2005, fue el mejor disco del año. Era algo nuevo para mí, me pareció increíble. Pero no es alguien que hayamos conocido.
EC: Me gustan los Strokes un montón. No es algo con lo que me sienta compatible, pero siempre soy bien curioso, y me pasa que quiero escucharlo todo y no me parece que sea malo porque no es Black Dice. Me gusta bastante Daft Punk.
AW: El último disco de Daft Punk tiene canciones muy cool.
(Llega Bjorn y se une a la conversación)
Bjorn Copeland: Red Hot Chili Peppers.
AW: Sí, el último disco de RHCP tiene buenas canciones (risas).
EC: Escuché Stadium Arcadium en el avión, era... (hace gestos de “más o menos”). Pero los 2 anteriores...
AW: Californication, puta madre...
EC: Es un gran disco.
BC: También tenemos buenos amigos que hacen música interesante: uno de ellos, ZZ Pot (Providence, Rhode Island), hace música asombrosa. Wolf Eyes y Animal Collective también.
FO!: Ustedes tienen en su haber 3 splits con gente tan diversa como Animal Collective, Wolf Eyes y Erase Errata. ¿Podrían contarnos cómo se dieron las colaboraciones? ¿De quién fue la idea de juntarse? ¿Sienten empatía hacia ellos?
BC: Con Wolf Eyes no hicimos un split. Fue más una colaboración.
EC: Creo que fue algo casual, no un proyecto largamente deseado. Nos dijeron si queríamos hacer algo con ellos. Lo hicimos en ese instante, pero si demoraba un año nadie lo hubiera hecho. Todos teníamos horarios bien cargados en ese momento.
AW: Esos lanzamientos son como un formato, típico de la cultura indie norteamericana, que es sólo como cualquier otro lanzamiento. “¿Quieres sacar un 7’’? No, prefiero sacar un split”.
FO!: No parece tan significativo.
AW: No, son amigos nuestros y respetamos su música.
EC: A mí me gustan esos discos. Algunos son mejores que otros, pero también me gustan los discos que ellos sacaron por su cuenta. Hacen un buen trabajo.
FO!: Algo que llama mucho la atención de la música de Black Dice es que no parece tener un rumbo fijo, pero tampoco responde al mero azar. ¿Cuánto de experimentación libre hay en el grupo?
EC: Creo que es bastante abierta. He tocado en otras bandas (todavía lo hago), y a veces hay restricciones. Personalmente, pienso que en Black Dice hay un nivel de calidad que me gustaría mantener. Siento que dentro de nosotros 3 a veces tienes que estar un paso más adelante, hacer lo que se necesita hacer, y en otras ocasiones es otro quien lo hace. Tiene que ver con cómo hacemos las cosas: no se trata de cómo se llega a ese lugar, mientras sea el lugar donde sabes que vas a ser feliz. Por ejemplo, en algunos discos hay canciones en donde yo no toco, pero no significa que no sea una canción de Black Dice, sólo quiere decir que tuve una participación más “editorial”.
BC: Existe mucha confianza. Si se me ocurre algo, si yo hago la primera parte, Eric y Aaron van hacer las siguientes 2 partes mejores que eso, por lo que todo es así. Es real para nosotros: todos quieren hacer algo diferente en cada canción, y todos apreciamos los gustos y talentos de los otros, por lo que se vuelve ilimitado. Podemos hacer lo que sea.
FO!: ¿Se puede hablar de “canciones” en Black Dice? Porque tampoco es que haya un desinterés ostentoso en las estructuras de los temas...
EC: Hay formatos de canción que son familiares, que escuchas en la radio, de 3 minutos y medio, que tienen tres partes y sabes cómo va a ser el final. O escuchas algo así como música indígena, algo tribal, que tiene una sola parte que es continua. Ves todo eso, y te parece que lo diseñan. No está diseñado, pero trabajan así con un propósito. Si lo tocas en vivo, debe ser completamente diferente. Si vas a ver a una persona que hace techno o algo parecido, hay una gran diferencia entre el disco y la performance, aunque en realidad no la hay, pero estamos hablando de cómo operan las canciones. Cuando nosotros grabamos un disco, somos muy conscientes de que alguien más va a escucharlo un número de veces. En consecuencia, no queremos operarlo como una performance: que no tenga el volumen, que no tenga un rango completo de frecuencias, que esté restringido por tu equipo estéreo o por tus audífonos. No nos gusta hacerlo como en los tours. Me gusta tener concisión, ya que cuando tocamos en vivo parece que nos salimos por la ventana porque no estás solo en la performance. Para mí, las grabaciones son cosas más del momento, aún cuando trabajes en 4 minutos, por 2 días. Es una manera poco natural de acercarse al mundo.




FO!: ¿Es prudente asociar su sonido a la equivalencia ruido=ciudad?
EC: Más tiene que ver con la contaminación del Ruido, que está dentro de un ensamble prístino haciendo sonidos electrónicos de mierda. Caminas por la calle, y se escuchan bastante fuerte, y son bastante “aleatorios”. Hay muchas cosas que no controlas. Escuchas pasar el carro de helados, lo percibes muy rápido, y te llevas un poquito de eso. Lo sacas de ese contexto y es una dinámica diferente. Me siento abrumado por los sonidos, los lugares, la gente, la mierda revuelta, los olores, la comida, las emociones. Yo lo doy por descontado cuando alguien me habla de eso, pero conscientemente no digo wow, ahora vamos a colmar todo esto”. No quiero replicar eso, honestamente. No quiero hacerlo urbanamente “caótico”. La ciudad es así, funciona de manera extraña: es simbiótica, como todo lo que está dentro.
BC: Te expones a diferentes cosas en la ciudad. Todo tipo de música, de comida, de películas; y todo tipo de persona vive ahí también. Ciertamente, a mí y a todos nos presentaron diferentes tipos de cosas a través de nuestras amistades, sólo por estar en NY, eso junto a su intensidad. Tienes que trabajar muy duro ahí. Y no es barato. Así que si quieres hacer algo, de verdad debes querer hacerlo. Eso fue algo bueno para nosotros. En NY hay demasiada estimulación, es fácil tener ideas.
FO!: ¿Cuáles son sus 5 discos favoritos de todos los tiempos?
EC: Danceband International de African Brothers es uno de los mejores que he escuchado jamás. Pondría en esa lista mucha música africana. No sé si serán los mejores discos de todos los tiempos, pero los conseguí hace poco. De los que recuerdo ahora, eso es lo que recientemente vengo escuchando muy seguido. No es que haya escuchado esas huevadas toda mi vida, recién voy un año o dos.
BC: El disco de Jonathan Richman, It’s Time For Jonathan, es uno de mis favoritos, me hace feliz cuando lo escucho. Me gusta mucho el Transa de Caetano Veloso.
EC: El primer disco de Violent Femmes.
AW: Los Angeles de X.
BC: El primero de Wu-Tang Clan.
AW: El Illmatic de Nas debe ser uno de los mejores discos de los últimos 20 años.
EC: Ahora escucho un montón de reggae clásico, que era como underground hasta ahora y ha sido reeditado. De verdad me gustan The Wailers, los antiguos.
AW: Uno de mis preferidos es de Bobby Womack. Tenía este disco al final de los sesentas, Fly Me To The Moon, con un montón de covers, es muy básico. Un disco soul de los 60s.
EC: Cualquier disco de Prince. Al Purple Rain yo regreso bastante, lo reviso en un 80% cada vez que lo escucho.
BC: The Kinks.
AW: El primer disco de Daft Punk está muy arriba.
EC: ¡Oh, sí! ¡Ése está en el top! También Off The Wall de Michael Jackson.
BC: El primero de The Doors.
FO!: Como ciudadanos norteamericanos y residentes en Nueva York, una ciudad duramente golpeada por el terrorismo, ¿cuál es su posición ante las medidas, en muchos casos extremas, que ejecuta la administración Bush? ¿Cómo ven la actividad contracultural en su país y en el mundo occidental?
EC: Bush es la continuación de una larga burla. Apesta.
BC: Es vergonzoso.
EC: No creo en nada de lo que dicen. Si vas tras ese gancho, sin estar alerta, no importa lo que sea, ya no lo puedes corroborar. No estoy diciendo que lo que él hace está bien o mal, pero, mierda...
AW: Personalmente, lo desprecio.
BC: No creo que encuentres a alguien cool que defienda a Bush.
EC: En cuanto a la otra parte de la pregunta, leo bastante y eso es todo. Pero al mismo tiempo, creo que está esta mujer loca de mierda, Ann Coulter, de la cual hablo a cada rato. No sé si saben quién es: es una consultora conservadora de ultra derecha, una idiota de mierda. Pienso que la manera como Estados Unidos opera es ésta: te dan una opción, la cual es muy mala, y luego te dan esta otra opción, la cual está muy bien, y si ése es el único lugar de donde sacas tus ideas, te quedas ya sea en la derecha o en la izquierda.
AW: Y donde todo sucede realmente es en el medio.
EC: Ni siquiera en el medio. Para mí, no está pasando nada. Veo esta guerra contra el terrorismo, guerra en Irak, y hay demasiada verdad que está embarrada, y hay tanto hype de los medios. Los medios dicen que esto le está pasando al mundo, pero yo no tengo ninguna participación en eso, no me importa un carajo, creo que ni siquiera está pasando tal cual ellos nos lo dicen. Esto tiene que ver bastante con la música. Creo que mientras puedas corroborar todo, más fuerte serán tu opinión y tu lugar en el mundo. Hay un mundo musical en el cual quieres participar, eso es cool, y si hay un mundo político, es cool también. Pero si tu música la sacas solamente de la radio, “sólo me gusta el hip hop”, “sólo me gusta el rapcore”... Afuera hay todo un mundo musical en medio de todo eso. Si sólo ves Fox News, y crees ser un demócrata o republicano...
AW: O si sólo escuchas la radio pública. Hay todo un espectro de lugares de donde puedes sacar información e ideas políticas. Hay blogs de política que son muy populares hoy en Estados Unidos, muy interesantes. Es excitante saber que hay medios alternativos para conseguir información. Hay mucha mala información afuera, hay información que no es correcta, pero no es que sea a propósito, sólo que cometieron un error al divulgarla. Esa gente tiene creencias muy fuertes. En cierto sentido, es una masa demente, y a pesar de que están pasando cosas muy terribles, es una época muy interesante, en donde hay un gobierno muy poderoso, conservador, malo. También hay estas fuentes de información libre, y puedes acceder a todas estas ideas y discutirlas todo lo quieras.
EC: Lo grandioso ahora es que hay bastante información en computadoras y cosas así. Te puedes enterar de cualquier situación casi de la forma que quieras. Respecto al gobierno de Bush, no sé si estoy de acuerdo con eso, todo lo que sé es que pertenecía a una especie de sociedad secreta, y si expandes esa idea la conviertes en una nueva conexión. Creo que es la forma en que puedes comprender el mundo ahora mismo, y Bush es parte de eso, y yo no quiero no estar, o sea, no me toca... Oh, me estoy volviendo loco... (Aaron estalla de risa). Habiendo tenido algo tan alejado de ese lado, hace que se resienta hacia el lado opuesto. Ellos te dicen que todo es o blanco o negro, y te das cuenta que puede ser rojo, y tal vez puedas llegar a este lugar donde en verdad veas todo blanco, negro, y rojo, verde y amarillo, y no estar involucrado de la misma manera.
BC: Es que también ha habido toda una historia, que surge cuando hay ambientes extremos en política. Por ejemplo, durante el gobierno de Reagan, en los ochentas, salió la música hardcore y cosas así, como resultado de lo conservador que era todo. Espero que eso se mantenga, que esas situaciones extremas sigan generando ideas y culturas, y formas de comunicarlas.

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

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pura miel

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RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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las cosas como son II

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