David Foster Wallace, el icono literario de los hipsters, no solo era derechista por votar a Ronald Reagan, sino sobre todo por el enfoque de sus textos. Lo explica James Santel en un artículo para el Hudson Review. "La escritura de Wallace expresa con frecuencia la esperanza de que el ser humano puede trascender los límites del lenguaje y el ego para lograr comunicarse con los demás de manera significativa. Pero hablamos de una esperanza limitada por su férrea creencia de que la verdadera empatía es imposible. Su obvia preferencia por las elecciones individuales es la consecuencia lógica de creer que el solipsismo y el aislamiento son algo inevitable". Wallace venía de una familia progresista, vivía en un ambiente académico liberal y criticó la segunda presidencia de George Bush Jr, pero su trabajo es claramente derechista. En el libro "Esto es agua", basado en aforismos a modo de consejos vitales, escribe lo siguiente: "La única cosa verdadera con uve mayúscula es que cada uno decide cómo trata de ver (la realidad). Tú decides de manera consciente qué tiene sentido y qué no, decides las cosas que adoras". Le faltó añadir, al estilo de Maragaret Thatcher, que "no existe la sociedad".
HIPSTERS DE IZQUIERDAS
Los movimientos autónomos, de izquierda, antisistema o como quieran llamarlos también tienen su equivalente a los hipsters. No se distinguen tanto por la ropa, sino por un lenguaje propio, ritualizado, que impide más que fomenta los lazos políticos. Ponen en primer plano a los pensadores más densos, poéticos y abstractos, como Toni Negri o Gilles Deleuze, a sabiendas de que resultan incomprensibles para la mayoría de la gente a la que deberían movilizar. Centran la lucha de género en la teoría queer, con sus intrincados conflictos identitarios, como si los hombres y mujeres "normativos" no tuviéramos problemas dignos de resolver (más allá de superar nuestra lamentable falta de sofisticación sexual). Hablan de encontrar "nuevas subjetividades", cuando lo más urgente es resolver los abusos de siempre (tan sencillos y prosaicos como frenar la explotación laboral y el expolio de los servicios públicos). Es desolador acudir a una convocatoria de Plataforma de Afectados por la Hipoteca y que un grupo de cinco activistas cool pasen el rato pegados a su Iphones, intercambiando chistes en Twitter contra la "vieja izquierda", de la que provenían muchas personas que se habían acercado a impedir el desahucio. Está claro que hay muchas críticas válidas que hacer a la iquierda tradicional, desde su machismo a su rigidez teórica, pero eso no debería pasar por crear pequeñas élites dentro de los movimientos sociales. "Siempre que me acerco a algunos espacios autogestionados de Madrid, sobre todo los modernos, me acabo yendo a los cinco minutos, por que tengo la impresión de estar interrumpiendo una reunión de amigos", confesaba hace poco una feminista veterana.
VÍCTOR LENORE
"INDIES, HISPTERS Y GAFAPASTAS"
(2014)
Bajo Licencia Creative Commons.
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