Uno de los discos del año. Ácido, lúdico y sincero.
Tras 5 años de su anterior opus como Polvos Azules, "Movimiento" (2017), Giancarlo Samamé (El Paso, Gelatina Magma) arremete con otro trabajo largo en donde poesía, música concreta, nu jazz, reggae y la electrónica en distintas modulaciones se congregan. "Ciudadana Inseguridad" es una obra perfecta. Puntillosa en los detalles, extremadamente lúdica cuando aborda composición y líricas, sin disminuir en acidez ni actitud crítica.
Catorce suites de las que las más breves no llegan a los dos minutos, a veces ni al minuto. Suites de ruido donde el horazeriano Luis Alberto Castillo destella, números donde Samamé clama a la "Mierda!" societal apoltronándose en una suite jazzística similar en cierto modo al lounge rasta de su "Río Rímac". Al estilema de Polvos Azules acuden los vocoders de Kraftwerk, la electrónica de Moby, el feeling del sempiterno José María Arguedas y las armonías de un Vini Reilly/Durutti Column informado por el smog y gris de La Rica Vicky.
Si me lo preguntan, estamos ante uno de los discos del 2022. No solo por lo logrado, producido y exuberante de su sonido, por ese acople de estilos y vibras dispares irradiados con primor pero por la inventiva y creatividad expuestas a lo largo de "Ciudadana Inseguridad", un álbum que confirma los talentos del dueño de Dorog Records.
Wilder Gonzales Agreda.
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