Extraído de la Revista "Freak Out!" #13 - Abril 2007
El pasado 2006 vio la publicación de “Lo que sea por mi destrucción”, mágico primer álbum del dúo peruano Tica. Seguidamente te contamos un poco de la historia y vivencias de Fabiola Vásquez y Christian Galarreta o cómo es que se ha producido en la escena electro limeña esta flor (en quechua –idioma incaico- “tica”) que hinca profundo en las venas del bliss pop y termina elevándolo por encima del ruidismo, dejando con vida tras su paso sólo joyas inclasificables.
Escribe: Wilder Gonzales Agreda.
La vida musical de la dupla Fabiola/Christian comienza en la época en que él preparaba la creación del aplaudido “E.Muss” de su proyecto, en aquel entonces post rocker, Evamuss. Ella colaboraría con guitarras y sublimes voces en un par de canciones de aquel cassette, luego formaría parte del grupo que ideó el alucinante “Noika-Koita”, corrían los días de fines del siglo pasado cuando ellos se encontraron y asombraron sin haberlo planeado, tan solo como suele ocurrir. Fabiola venía de participar en un proyecto bastante afín a Swallow –una estupenda banda etérea de la 4AD- con sus amigos Wilber Dueñas y Raúl Ochoa (quien luego daría vida al proyecto M.A.R.U.J.A.) y, como ya es sabido por los feligreses locales, Galarreta militó hacia mediados de la década pasada en los enajenados Diosmehaviolado (sic). Luego, ya prendados de amor o algo que puede ir más allá de eso, ambos comienzan a jugar con las sonoridades electrónicas producidas por softwares de avanzada y osciladores pero también por las siempre bienvenidas pedaleras de efectos y hasta por alguna secadora de cabello (¡!). Los dos irían construyendo, modificando y sumando las canciones que terminarían envueltas en “Lo que sea por mi destrucción”. Pero no se crea que ha resultado fácil para el tándem congeniar musicalmente, ellos sienten el impulso de “luchar como dos tiburones en una tempestad para liberar su fuerza creativa”, a lo Maldoror, nos cuenta Christian. Tampoco es que les sea fácil tras todo este enredado trajinar, decidir cuándo un tema está ya terminado o publicable: “nunca estamos muy contentos, hacemos muchas versiones de nuestros temas pues a veces lo primero que tenemos es un resultado fresa y moderno que tendemos a rechazar con furia”.
Sortear estos escollos es cosa del día a día para estos bulleros músicos. Los hemos visto sorprender a sus acólitos abriendo sus conciertos con covers de algún grupo chicha nacional, cover que, obviamente, era triturado, masacrado y vuelto a la vida en forma de flor sangrante como a ellos les agrada. Y es que uno puede percibir en las canciones que conforman su debut cierto afán por incordiar o expresar una postura que más allá del éter que profesa (“pájaros de miel con un cielo adentro”, “organodadora”) es también un llamado a no sucumbir a la molesta opresión que vivimos a diario, “las líricas hablan de liberación… es nuestra forma de ver las cosas… no nos importa si no hay racionalidad o altruismo en eso, no interesa, se trata de ser honesto y hacerlo música”. Tan claro y evidente como una dolorosa explosión en alguna embajada o ¿por qué no? en alguna iglesia.
Afuera de su búnker situado en el distrito limeño del Rímac ocurren miles de cosas, las más comunes que pueden suceder por aquellos parajes en donde, además, el ruido tiene forma de peligro y viceversa. En este “contexto” –para usar un término de moda- Vásquez y Galarreta se mueven como estrellas en el mar (y del mar), y han creado un ente que se erige como verdadera manifestación de lo que es la música vivida genuinamente, sin poses ni aspavientos trasnochados o hasta ridículos –es extraño pero en el mundo arty subterráneo limeño puede suceder de todo- dejándonos principalmente su actitud luchadora, mágica y rupturista además de un puñado de excelentes canciones para un mundo que ya en el siglo 21 se permite originar este tipo de rarezas a la vuelta de la esquina, justo como si tuvieras una mina de oro al alcance de la mano o en tu misma ciudad, en donde las batallas salvadas día tras día contra la realidad y contra todos esculpen estos “monstruos” con cabezas de medusas, que pueden muy bien hipnotizar y revivir alegrías o esperanzas en todo aquel humano que conserve aún vivos los colores originales de su alma.
Tras lo escuchado y experimentado, la escena alternativa latinoamericana resulta innegablemente fortalecida con gente como Tica que no hacen sino mantener viva esa necesaria rebeldía inteligente en un medio como el nuestro, en donde los que tienen el poder de comunicar están interesados más que nada en envilecer o embrutecer al público auspiciando personajes que sólo tienen para manifestar su extraordinaria falta de pensamiento, originalidad y distancia crítica. “No existe futuro” dice Tica, mas yo creo que algunos nacen preñados de él.
Links:
www.myspace.com/ticaticatica
www.aloardi.net
El pasado 2006 vio la publicación de “Lo que sea por mi destrucción”, mágico primer álbum del dúo peruano Tica. Seguidamente te contamos un poco de la historia y vivencias de Fabiola Vásquez y Christian Galarreta o cómo es que se ha producido en la escena electro limeña esta flor (en quechua –idioma incaico- “tica”) que hinca profundo en las venas del bliss pop y termina elevándolo por encima del ruidismo, dejando con vida tras su paso sólo joyas inclasificables.
Escribe: Wilder Gonzales Agreda.
La vida musical de la dupla Fabiola/Christian comienza en la época en que él preparaba la creación del aplaudido “E.Muss” de su proyecto, en aquel entonces post rocker, Evamuss. Ella colaboraría con guitarras y sublimes voces en un par de canciones de aquel cassette, luego formaría parte del grupo que ideó el alucinante “Noika-Koita”, corrían los días de fines del siglo pasado cuando ellos se encontraron y asombraron sin haberlo planeado, tan solo como suele ocurrir. Fabiola venía de participar en un proyecto bastante afín a Swallow –una estupenda banda etérea de la 4AD- con sus amigos Wilber Dueñas y Raúl Ochoa (quien luego daría vida al proyecto M.A.R.U.J.A.) y, como ya es sabido por los feligreses locales, Galarreta militó hacia mediados de la década pasada en los enajenados Diosmehaviolado (sic). Luego, ya prendados de amor o algo que puede ir más allá de eso, ambos comienzan a jugar con las sonoridades electrónicas producidas por softwares de avanzada y osciladores pero también por las siempre bienvenidas pedaleras de efectos y hasta por alguna secadora de cabello (¡!). Los dos irían construyendo, modificando y sumando las canciones que terminarían envueltas en “Lo que sea por mi destrucción”. Pero no se crea que ha resultado fácil para el tándem congeniar musicalmente, ellos sienten el impulso de “luchar como dos tiburones en una tempestad para liberar su fuerza creativa”, a lo Maldoror, nos cuenta Christian. Tampoco es que les sea fácil tras todo este enredado trajinar, decidir cuándo un tema está ya terminado o publicable: “nunca estamos muy contentos, hacemos muchas versiones de nuestros temas pues a veces lo primero que tenemos es un resultado fresa y moderno que tendemos a rechazar con furia”.
Sortear estos escollos es cosa del día a día para estos bulleros músicos. Los hemos visto sorprender a sus acólitos abriendo sus conciertos con covers de algún grupo chicha nacional, cover que, obviamente, era triturado, masacrado y vuelto a la vida en forma de flor sangrante como a ellos les agrada. Y es que uno puede percibir en las canciones que conforman su debut cierto afán por incordiar o expresar una postura que más allá del éter que profesa (“pájaros de miel con un cielo adentro”, “organodadora”) es también un llamado a no sucumbir a la molesta opresión que vivimos a diario, “las líricas hablan de liberación… es nuestra forma de ver las cosas… no nos importa si no hay racionalidad o altruismo en eso, no interesa, se trata de ser honesto y hacerlo música”. Tan claro y evidente como una dolorosa explosión en alguna embajada o ¿por qué no? en alguna iglesia.
Afuera de su búnker situado en el distrito limeño del Rímac ocurren miles de cosas, las más comunes que pueden suceder por aquellos parajes en donde, además, el ruido tiene forma de peligro y viceversa. En este “contexto” –para usar un término de moda- Vásquez y Galarreta se mueven como estrellas en el mar (y del mar), y han creado un ente que se erige como verdadera manifestación de lo que es la música vivida genuinamente, sin poses ni aspavientos trasnochados o hasta ridículos –es extraño pero en el mundo arty subterráneo limeño puede suceder de todo- dejándonos principalmente su actitud luchadora, mágica y rupturista además de un puñado de excelentes canciones para un mundo que ya en el siglo 21 se permite originar este tipo de rarezas a la vuelta de la esquina, justo como si tuvieras una mina de oro al alcance de la mano o en tu misma ciudad, en donde las batallas salvadas día tras día contra la realidad y contra todos esculpen estos “monstruos” con cabezas de medusas, que pueden muy bien hipnotizar y revivir alegrías o esperanzas en todo aquel humano que conserve aún vivos los colores originales de su alma.
Tras lo escuchado y experimentado, la escena alternativa latinoamericana resulta innegablemente fortalecida con gente como Tica que no hacen sino mantener viva esa necesaria rebeldía inteligente en un medio como el nuestro, en donde los que tienen el poder de comunicar están interesados más que nada en envilecer o embrutecer al público auspiciando personajes que sólo tienen para manifestar su extraordinaria falta de pensamiento, originalidad y distancia crítica. “No existe futuro” dice Tica, mas yo creo que algunos nacen preñados de él.
Links:
www.myspace.com/ticaticatica
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