Por Francisco Durand
Extraído de "Hildebrandt en sus trece"
Fue un profesor de Oxford University, Lawerence Whitehead, quien, al final de la conferencia sobre "captura del Estado" en Oxford Brookes University, hizo el comentario: "hasta ahora estamos utilizando el concepto de captura por parte de los intereses económicos para explicar la política en el Sur global, pero bien podríamos aplicarla al Norte global". Se refería al hecho, comentado durante el seminario que organizara John Crabtree hace una semana, al cual pude asistir como ponente, que estamos frente a un fenómeno más amplio donde pueden existir similares tipos de captura en varias partes del planeta.
Ocurre de ese modo, pienso por mi parte, debido a que existe un fenómeno común de globalización capitalista donde las supercoporaciones dominan las compras y ventas del mercado mundial. Por lo tanto, el debate sobre captura del Estado se ha hecho universal. Ocurre en el Perú, también en la Unión Europea y los EUA, en Corea y en Taiwán. Ocurre en todos los continentes, por lo menos en los países donde existe un mercado dominado por gigantes corporativos privados y un Estado, en la mayoría de los casos democrático, cuyos órganos burocráticos pueden ser "capturados" para que sean funcionales a los intereses económicos que, quién lo duda, hoy gobiernan el mercado mundial. Por lo tanto, la democracia está dejando de funcionar.
CAPITALISMO GLOBAL
Según un informe de Oxfam, una ONG global tan seria como independiente, el 1% de la población del mundo concentra el 50% de la riqueza mundial, encontrándose esa minoría privilegiada y rica conformada por rentistas y capitalistas. Dentro de los rentistas, siguiendo a Thomas Picketty, tenemos a familias que cuentan con acciones en muchas grandes compañías listadas en las bolsas de valores de Londres, Nueva York o Hamburgo, en tanto han aprendido a diversificar su riesgo. Ahora, mucho más que antes en todo caso, hay empresas que tienen un alcance global. Hacen dinero en todas partes, sea especulando con las materias primas o las monedas (siendo el caso más importante el de George Soros, que hizo su fortuna apostando hace muchos años contra la libre esterlina, para luego fundar un fondo de inversiones y hacer un poco de filantropía con dinero así ganado), vendiendo productos fabricados en todas partes (Apple, la compañía más admirada del mundo, es conocida por mandar a hacer partes a empresas chinas con trabajadores semiesclavizados), operando siempre allí donde pagan menos impuestos y menos salarios, pero concentrando la innovación tecnológica donde se concentra el conocimiento: en los países desarrollados.
Al globalizarse, al hacerse el mundo plano, las grandes corporaciones, gracias a las políticas de apertura comercial auspiciadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, y a la derrota de la Unión Soviética, que ocurrió en paralelo al colapso de los populismos tercermundistas a fines del siglo XX, han podido generar un mundo a su medida. Sólo ellas operan en varios países al mismo tiempo, o en zonas integradas como la Unión Europea, y son ellas quienes se especializan en penetrar los organismos de gobierno y los ministerios de los cuales dependen sus libertades, sus escudos legales, los arbitrajes en caso de disputas, y sobre todo, su tasa de ganancia.
¿CAPTURANDO QUÉ?
La conferencia en Oxford se centró en América Latina, Asia Central y Europa Central (países que salieron de la órbita soviética y de los populismos proteccionistas), pero la pregunta que hizo el profesor Whitehead quedó flotando en el ambiente al final del evento. Si bien el concepto de captura todavía requiere ser precisado, queda en claro que se trata del objetivo principal de los grandes agentes económicos privados para penetrar los aparatos del Estado donde se toman las decisiones. Varios mecanismos se han identificado, resaltando la financiación corporativa de las campañas electorales y el uso del lobby. Sin embargo, el mecanismo que realmente destaca es la puerta giratoria, el hecho de que los cargos económicos más importantes quedan en manos de "expertos" que vienen invariablemente de las corporaciones o de los organismos financieros internacionales. Esa es la mejor manera, y la más barata, de lograr la captura pues operan con principios pro mercado y creen que no hay entidad más eficiente que las corporaciones modernas. Así que hay que apoyarlas cuando crecen y rescatarlas cuando fallan, como ocurrió en la crisis financiera mundial del 2009, que es el momento en que el debate sobre la captura del Estado se hace global.
No faltaron los comentarios para precisar quién es el actor captor en tanto hablar de corporaciones privadas es muy amplio. A fin de cuentas, están divididos por sectores y en algunos casos les es tan importante capturar el Estado central como el local, que es el caso de las extractivas. Las financieras, por su parte, prefieren siempre estar en las capitales y controlar las instituciones del Estado central. También se señalaron casos donde al actor captor no le interesa obtener rentas ni privilegios sino principalmente evitar controles. Es el caso de la narcoburguesía, cuyo interés no es el sacar más dinero, dado que tiene la tasa de rentabilidad más alta de cualquier negocio, sino controlar los órganos represivos del Estado, de jueces a policías (y si intervienen los militares, también ellos), control que tiene que hacerse sobre todo a nivel regional o local, allí donde producen la droga, en los corredores que usan y en los lugares de embarque.
Obviamente, nadie planteó que esta "captura" sea total ni permanente. El Estado sigue siendo una arena donde distintos intereses compiten por tener mejor acceso e influencia, de modo que la captura que se logra hoy puede perderse mañana. Sin embargo, no hay que olvidar que son las grandes corporaciones los únicos jugadores con los recursos materiales y organizaciones como para intentar prolongar esta captura hasta donde sea posible. El resto de grupos sociales tiene menores niveles de acceso e influencia en el proceso de toma de decisiones. Pero todo esto podría verse interrumpido cuando el pueblo organizado decida tomar cartas en el asunto y las corporaciones pierdan no solo el control, los privilegios y protecciones legales que derivan de la captura sino que incluso sus propiedades.
De ocurrir algo así, entonces las corporaciones migran a otros mercados. Me refiero a lugares como el Perú de hoy, donde la política del Estado consiste en atraer a los grandes inversionistas por encima de cualquier otro objetivo, países con bajos estándares de fiscalización y fáciles de penetrar. Si las corporaciones son locales y no tienen tantas opciones para irse a otros mercados, afirmación relativa en tanto los grupos de poder económico peruanos y latinoamericanos se han transnacionalizado en la última década, siempre pueden intentar cambiar al gobierno.
¿Y LOS EUA?
Volviendo a la inquisitiva afirmación del profesor Whitehead, muchos de los asistentes asintieron con la cabeza, indicando que el fenómeno llamado captura del Estado puede también darse en países desarrollados. A fin de cuentas, es en esos países de capitalismo originario donde están ubicadas las gandes corporaciones mundiales y donde han aprendido el juego de la política al más alto nivel y en donde tienen al mismo tiempo mayor experiencia internacional. Por eso no es casual que en los EUA esté creciendo la candidatura de Bernie Sanders, el socialista solitario, quien afirma que no recibirá donaciones de los ricos y las corporaciones porque ese es el mecanismo principal de captura. Sanders está captando más votos y es la sorpresa de las elecciones del 2016. Al igual que sucede en el Reino Unido con Jeffrey Corbin del Partido Laborista y con Podemos en España.
Terminado el seminario en grupo nos fuimos a un pub a conversar. Uno de los conferencistas retomó el hilo de la discusión y señaló el caso de Golman Sachs, la firma consultora y financiera de Wall Street, como el más significativo. Es esta firma, dijo, la que coloca los ministros de economía (Secretary of the Treasury) en las últimas décadas, sea con gobiernos republicanos o demócratas, es decir, es allí donde organizan la puerta giratoria. Así estamos. Las democracias entonces se venden o son fáciles de comprar. Poco a poco el mundo se va dando cuenta de esta dura realidad.
*NdeR: Los signos de interrogación son míos.
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