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miércoles, 13 de marzo de 2019

KLUSTER :. Industrial antes del Industrial = Psicodelia Industrial



Casi desde que empecé a hacer música a mediados de los 90 los críticos, melómanos y la gente de la escena en otras bandas han alucinado que mi sonido tiene cierto cariz industrial -que no industriolo. Recuerdo a Bacteria llamarme a Radio Miraflores la noche que Avalonia dió sesión de radio en 2001 -el programa de Helene Ramos- y decirme que le habíamos sonado bien Throbbing Gristle al tiempo que me invitaba a tocar en La Noche de Barranco. 

Recién escuché Throbbing Gristle en los 2 miles y de ley que me impresionó el sonido algo similar a los conciertos de Avalonia/Fractal era Crisálida Sónica. Empero lo que sí escuchábamos y amamos con furia ya en 1995 era el sonido otherworldly kraut de KLUSTER. Nunca olvidaré el remezón que fue escuchar discos como Cluster 71´ cuando lo primero que pensé fue "¡¡son los E.A.R. de los 70!!". La etapa con Conrad Schnitzler como Kluster terminó de partirme el cerebro, gracias a las grabaciones de Lalo Lecca hacia 1997, ingeridas con hash, sampedro y soulweed.

Hoy que un "revolucionario" como Genesis P. Oddridge no soporta la idea de morir y pide constantemente colecta a la par que es acusado de agresor y machirulo por su ex Cossey Tutti encontramos la ocasión más que crucial para indicar quiénes fueron los fundadores del Industrial desde 1969. 

¿Demasiado real para sentirlo?


Wilder Gonzales Agreda


KLUSTER 1970-1971

Hoy en día, el término krautrock denota música con un ritmo constante y no tan funky que soporta muchos sonidos espaciales como el Mother Sky de CAN, Hallogallo de Neu! o el álbum de Cluster, Sowiesoso. Pero los primeros aventureros alemanes del sonido cuyo trabajo dio origen al krautrock rara vez se centraron tanto en la linealidad, o incluso en la música, y así fue con el conjunto Kluster anterior a Cluster. De hecho, a pesar de compartir la mayoría de un nombre y dos personas con Cluster, son animales claramente diferentes. Aunque Conrad Schnitzler, quien fue miembro de Tangerine Dream y fundador de Kluster, combinó sonidos electrónicos y acústicos de alguna forma como Karlheinz Stockhausen y sus acólitos de Darmstadt, y adoptó métodos de improvisación casi al mismo tiempo que Peter Brotzmann, distintas motivaciones impulsaron su música. Su afiliación con el artista y maestro Joseph Beuys es más reveladora; Schnitzler, al igual que Beuys, hizo arte que rechazaba los temas recibidos históricamente y las técnicas prescritas académicamente, y en su lugar se basaba en el material y los métodos del mundo que le rodeaba. El ruido y la suciedad de la industria ejercieron particular influencia sobre Schnitzler, quien había apoyado a su familia trabajando como reparador de máquinas en las fábricas.

Inicialmente, Kluster era solo uno de una serie de atuendos de corta duración con temas de ruido que Schnitzler usaba para organizar happenings, y no se quedó con ellos por mucho tiempo. Lo que diferencia a Kluster de sus predecesores es que el trío de Schnitzler, Dieter Moebius y Hans-Joachim Rodelius realmente hicieron algunos discos, aunque en números muy pequeños y en circunstancias extrañas. Klofpzeichen, Zwei-Osterei y Eruption se registraron en 1970-71 y cada una se prensó en 300 copias; solo han estado disponibles esporádicamente durante la era del CD. Se hicieron porque Schnitzler conoció un organista de iglesia llamado Oskar Blarr que quería modernizar la música litúrgica. Reclutó a Kluster para grabar para el Schwann-Verlag y los hizo acompañar de una poesía socialmente crítica y temática espiritual en el lado uno de los dos primeros registros; El grupo consiguió una mano libre en el lado dos. Kluster grabó primero su material, pasó solo un día en el estudio con el ingeniero Conny Plank, y los textos se agregaron un mes después.




Uno solo puede imaginar la consternación que el primer minuto de Klofpzeichen habría generado si se hubiera tocado en cualquier iglesia. Un tambor vence a una cadencia irregular y un órgano suena repetidamente una sola nota con mucho eco, mientras que la voz de Christa Runge emite sincrónicamente entre los dos oradores, sus palabras reprochan el cumplimiento público alemán de un orden social enfermo que había fomentado el nazismo y todavía toleraba el racismo y el militarismo. Llámalo nostalgia, llámalo ahora, pero si no hablas alemán, probablemente lo llames espeluznante. La grabación de Plank, que baña cada instrumento en un grado particular de reverberación mientras mantiene la claridad y la separación de los otros instrumentos, oscurece los orígenes improvisados ​​de la música. Las contracciones electrónicas y los platillos distorsionados se entrometen cuando las voces se detienen, como obras viales que solo se escuchan cuando se detiene la conversación. El segundo lado sin texto es más áspero, con golpes relativamente limpios de feedback que escinden una percusión de eco denso como una espátula. Su evocación de desmoronado ambiente de fábrica y el rechazo a la convención debieron haber sonado enérgicamente alienados; ahora suena a la vez presciente en su predicción de la viscosidad y el extasis de Throbbing Gristle y una especie de nostalgia si piensas en lo que sucedió con esa vieja escena industrial.

Pero es precisamente la gente que se preocupa por esas cosas, más que los fanáticos de Cluster que intentan llegar a la fuente, quienes probablemente reproduzcan estos CD más de una vez. Zwei-Osterei intercambia una voz masculina, igualmente declamando por entrega, junto con un violonchelo aserrado sin remordimientos. La otra cara es más áspera que su predecesora, con su combinación de golpes de percusión primitivos y repiques de cañón abierto, pero menos extraña para los oídos condicionados por un par de décadas de Sonic Youth y free noise. Comparado con el noise contemporáneo, es más escueto y mejor para él. Eruption llegó un poco más tarde. Tomado del concierto número 12 y final del grupo y lanzado como un LP prensado de forma privada, suena un poco como el lado 2 de sus predecesores. La ausencia de voces hace que sea una experiencia musical más consistente, pero esa similitud probablemente muestra por qué Kluster tuvo que dividirse. Schnitzler no era un tipo que hiciera una sola cosa por mucho tiempo, mientras que el trabajo posterior de Moebius y Roedelius ha abrazado vigorosamente el proceso de vigencia.

BILL MEYER
Dusted Magazine


KLUSTER/Klopfzeichen
KLUSTER/Zwei-Osterei

Formado por Conrad Schnitzler (ex Tangerine Dream) Dieter Moebius y Has-Joachim Roedelius. 
Este es el inicio del Industrial; la corriente popular más cercana a la Música de Vanguardia o Concreta.
En el primer LP, una ejecución dividida en dos partes, de aproximadamente 20' cada una. En vivo desde el Laboratorio de pulsaciones y señales, en la narración una voz femenina (en la primera parte); antecediendo al Gilles Zeitschiff. En la segunda parte, post-Dziga Vertov, ruidismo alemán oscuro y denso, pre-Premature Ejaculation.
Ambos LP's fueron grabados durante el '70, después del Electronic Meditation. Para el Zwei-Osterei (Doble Huevo de Pascua) la narración estaría a cargo de una voz masculina, en la pieza titulada Electronic Music and Text; la voz como un instrumento más. Como referencia, para que te ubiques, imagina el tema Aumgn (de Can), pero más oscuro y menos "Rock".
La segunda pieza, titulada Electronic Music-Kluster 4, es otra instrumental, más rayada y es el pico más alto de sus composciones. El sonido de la guitarra y las atmósferas pre-Isolationism/Industrial 90's, se podrían comparar con los de FSA, Main o Providence.

EDUARDO LECCA

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PROMO DEL CD DE FRACTAL

barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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