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lunes, 21 de septiembre de 2020

El Ethos Post Punk



...Leer POST PUNK. ROMPER TODO Y EMPEZAR DE NUEVO es como revivir mi temprana vida pop, pero ahora a la distancia, como Spider en el film de Cronenberg, un adulto en la esquina de la pantalla viéndose a sí mismo como niño. Con Simon ocupando el rol de Virgilio a través del Paraíso perdido, puedo hoy reconocer que para mí el pop fue post-punk: Kings of the Wild Frontier fue el primer LP que compré y ABC fue el primer grupo que vi en vivo. Pero Post punk me hizo ser consciente de algo que yo, mientras crecía absurdamente dentro del postpunk, no podría haber apreciado en aquella época: que la riqueza del pop de entonces -no solo sonora, sino también en términos de conceptos, vestuario, imágenes- duró solo un breve período de tiempo que fue posible gracias a contingencias históricas específicas.

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Una de las cosas más notables del postpunk, en realidad, es la casi total borradura de los Estados Unidos y de lo norteamericano... De los pocos grupos norteamericanos relevantes del período, quizá solo Devo y los Meat Puppets se inspiraron en el paisaje norteamericano (en el caso de los Devo, por supuesto, los Estados Unidos fueron procesados como un montón de basura cuidadosamente artificial de desechos postindustriales). La no wave surgió del cosmopolitismo desraizado y el nihilismo transnacional de Nueva York; mientras que, de diferentes modos, los grupos norteamericanos más interesantes (Tuxedomoon y The Residents) eran eurófilos. En el postpunk, Norteamérica apareció cada vez más como una serie de huellas etnográficas, en el parloteo fantasmal, eufórico, histérico y autoritario de los medios y la Amerikkkan TV a través de Voice of America de Cabaret Voltaire, o My Life in the Bush of Ghosts, de Byrne y Eno.

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Cuando entré en la universidad en 1986, Orange Juice y The Smiths habían alcanzado el control hegemónico de la "imaginación" de los estudiantes de grado. Eran pop perfecto para hombres jóvenes que estaban destinados a seguir carreras de marketing, pero a los que les gustaba considerarse "sensibles". Orange Juice también jugó un rol central en la rehabilitación de la canción romántica. Si el romance aparecía de algún modo en el postpunk, era para ser ridiculizado o desmitificado (como en "Love und Romance" de The Slits o "Love Like Anthrax" de Gang of Four), o para ser interrogado política y teóricamente al estilo Scritti o Devoto. La renovada preocupación por el amor fue una reocupación de "lo ordinario", una nueva declaración de la revivificada confianza humanista en la continuidad deshistorizadora "de las cosas que se mantienen iguales".

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En el tiempo del postpunk, el pop todavía podía ser un laboratorio contracultural (siempre atacado por, pero nunca subordinado a, los dictámenes del Kapital). Realmente no está claro si el pop podrá volver a ser eso. Alguien preguntó en un panel del que participé el miércoles si excavar en el postpunk era un ejercicio de nostalgia. Pero esto implica perder completamente el punto de la crítica de Jameson al  modo nostálgico. Para Jameson, el modo notálgico es ejemplificado a través de artefactos culturales que niegan, o más radicalmente, ignoran su propia y total deuda con el pasado. En otras palabras, ser contemporáneo no es garantía de ser moderno, especialmente en una cultura posmoderna cuya temporalidad es obsesivamente conmemorativa y basada en citas. Uno de los tics más estúpidos de la difusión cultural hoy es la necesidad de justificar el pasado en términos del presente: como si Gang of Four fuera importante solamente porque "influyó" en clones irrelevantes que están aquí hoy pero que mañana serán de segunda mano, como Bloc Party y Franz Ferdinand. Como si el simple hecho de estar aquí, ahora, significara que algo nuevo e importante está ocurriendo...

El pop podía funcionar de un modo diferente en el postpunk porque, en ese momento, era el espacio que más fácilmente se inclinaba a la producción de una colectividad contraria al consenso. El postpunk fue el despertar de la "alucinación consensuada" del Kapital, un medio para canalizar, externalizar y propagar la desazón y la discrepancia. Provocó una grieta en el modo en que la sociedad se representaba a sí misma; o más bien, expuso esa grieta. Lo que la sociedad nos hacía creer que era disfunción, queja, falla, repentinamente se transformó en el sonido del "afuera de todo". Los álbumes, las entrevistas, la prensa musical eran los medios a través de los cuales se pudo establecer un contacto entre afectos, conceptos y compromisos que anteriormente estaban confinados al ámbito privado. Algunos en el panel del miércoles no estaban seguros de haber hecho algo realmente, de que sus sueños de hacer algo más qu simplemente entretener fueran algo más que una ingenuidad juvenil, comprensible entonces, pero una vergüenza hoy. Los logros del postpunk pueden ser apreciados, por la negativa, en lo que le falta a la cultura hoy. Vayan a un lugar lleno de adolescentes y miren las cicatrices que se provocan a sí mismos en los brazos, los antidepresivos que los sedan, la calma desesperación en sus ojos. Literalmente no saben qué es lo que les falta. Lo que no tienen es lo que producía el postpunk... Una salida... y una razón para escaparse...


MARK FISHER
K-PUNK - VOLUMEN 2
2020

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barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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las cosas como son II

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